La isla de San Borondón es uno los imaginarios
históricos del Archipiélago canario. En estas mismas páginas hace unos años
dedicamos un amplio recorrido a su leyenda, localización, representación
cartográfica, expediciones de búsqueda, etc. Y por fin hemos encontrado a "Samborondón"
fuera de Canarias, en Ecuador.
El origen del San Borondón canario está
perfectamente documentado, aunque nadie jamás haya encontrado a esa misteriosa
isla, y su idea se ha transformado en un valor mágico cargado de utopía e ideales
y en un sugerente recurso de inspiración creativa.
En cambio, el Samborondón ecuatoriano existe, es
real. Es uno de los cantones que conforman la actual provincia del Guayas, aunque
los orígenes de su denominación parece diluirse entre brumas y tormentas en
torno a una leyenda recreada.
Nuevas aportaciones sobre el
origen de Samborodón
El
nombre del cantón de Samborondón ha generado un gran debate en las últimas
décadas a través de diversas teorías que intentan explicar su origen. Este
artículo pretende simplemente exponer esas interpretaciones y aportar luz en
esta discusión con nuevos fundamentos.
Teorías
clásicas sobre el origen de Samborodón
El primer autor
que aborda el origen de la denominación del cantón de Samborondón fue Luis
Arias Altamirano. En su libro "Samborondón
a través del tiempo", publicado en 1976, recoge varias teorías.
A partir de un
acta del Cabildo de Guayaquil, fechada el 20 de mayo de 1650, señala que la denominación de esta zona ya se
conocía con anterioridad y que pertenecía a Fermín de Asiaín (Alcalde Ordinario de Guayaquil), quien tenía a su servicio a un esclavo
llamado Bartolomé Samborondón Rendón, que dará el nombre a la comarca.
Una segunda hipótesis, compartida también por los historiadores Ezio
Garay Arellano y José Antonio Gómez Iturralde, plantea que el origen del nombre
proviene desde tiempos inmemorables y se debe a la combinación de dos palabras:
Zambo (término racial que define el mestizaje entre negro y amerindio) y Rendón,
su apellido. Y que con el paso del tiempo (Zambo-Rendón) derivaría en
Samborondón.
Un tercer planteamiento, defendido por Eduardo Estrada Guzmán y Ricardo Delcalzi,
sugiere que la base del nombre de este cantón proviene de Saint Brendan, santo
irlandés conocido en castellano como San Borondón.
No
obstante, hay un aspecto que debemos resaltar y es que el propio Luis Arias en 1977, un año después
a la publicación de su obra, comienza a cuestionarse su propio posicionamiento a partir de nuevos datos: por un lado, tras descubrir
la existencia del topónimo Samborondón en Argentina y, en segundo lugar, por la
información verbal proporcionada por un isleño sobre la leyenda de la isla de
San Borondón en el Archipiélago canario. Intentó indagar esas
nuevas líneas de investigación pero no pudo obtener resultados al respecto.
Nuevos fundamentos sobre el origen de Samborondón
Estas son las cuestiones planteadas
hasta la actualidad que intentan explicar su origen. Sin embargo, nos resulta
difícil aceptar estos planteamientos por su endeblez argumentativa. A nuestro
juicio existen otros indicios más evidentes que nos llevan a replantear un
origen distinto. Y de este modo, proponemos una serie de razonamientos que de
una forma u otra -vinculados o de forma independiente- arrojan bastante luz
sobre este asunto.
El
Globo terráqueo de Martin Behaim y el imaginario colectivo
El principal aspecto, que consideramos
altamente relevante, viene dado por el globo terráqueo de Martín Behaim de 1492
que ubica a la isla de San Borondón a 60º al Oeste del primer meridiano, es decir, frente a las costas de
Guayaquil.
Debemos referenciar, asimismo, que la ubicación física de
esta isla mítica en los distintos mapas y portulanos sufrió constantes
variaciones en función al conocimiento que se poseía de la superficie terrestre
en cada momento histórico, pues ha sido situada en diferentes zonas: Terranova,
Islandia, islas Feroe, Caribe, islas Canarias y Ecuador.
Y en este sentido debemos apuntar que el conocimiento del territorio siempre ha
sido una constante preocupación del hombre a lo largo de su historia. Sin duda,
el descubrimiento del Nuevo Mundo y las expediciones posteriores producen un
avance significativo en ese conocimiento. No obstante, los cartógrafos
continuaron reflejando en sus trabajos tanto la realidad física del espacio
como los elementos mitológicos y leyendas que conformaban el imaginario
grecolatino, la cosmovisión y mentalidad religiosa medieval de evangelización y
la búsqueda del paraíso terrenal. Y durante la fase de expansión atlántica en
los siglos XV y XVI estas ideas contribuyen a estimular expediciones de
reconocimientos.
Advocación y
religiosidad
Otro elemento sustancial a introducir en este análisis es la existencia de
una campana de bronce de 1694 (custodiada actualmente en el Museo Municipal de
Guayaquil), que formaba parte de una
antigua capilla establecida en la zona, y que contiene una inscripción con el
nombre de Samborondón. Este dato nos habla de una vinculación directa entre la denominación de
la zona y el mundo religioso. Y si a ello, añadimos la costumbre general en la
época de la advocación a un santo protector y se relaciona, además, con el
segundo nombre con que fue bautizado el esclavo Bartolomé (San
Borondón, Santo de los Marinos en Aprietos) nos lleva, sin necesidad de
recurrir a argumentaciones forzadas (como la del Zambo-Rendón), a una
explicación más verosímil y natural.
La
situación geoestratégica de Canarias y su influjo
El papel geoestratégico del Archipiélago
canario, como último puerto de escala de las embarcaciones que se dirigían al
Nuevo Mundo, y la archiconocida leyenda de la Isla de San Borondón debieron
ejercer, también, una gran influencia en la difusión de ese imaginario, al
tiempo, que contribuir a la designación de esta comarca ecuatoriana. Además, si
fuera cierto, el dato proporcionado por el historiador José Antonio Gómez
Iturralde sobre el origen canario de Fermín de Asiaín sería otro elemento a
tener muy en cuenta.
La
Bahía de Samborondón en el Río de la Plata, Argentina
Este es otro rasgo esencial por dos
cuestiones básicas: primero, porque su grafía es exactamente idéntica al cantón
ecuatoriano. Esto, en cierta manera y en buena lógica, rechaza casi de forma
definitiva la teoría del Zambo-Rendón que, por otra parte, tiene una
explicación sencilla derivada de una mala o errónea transcripción. Y, en
segundo lugar, viene a reafirmar la influencia de ese imaginario colectivo.
Pues, la denominación de esa Bahía se debe a los propios miembros de la
expedición de Magallanes, quienes consideraron que su formación fue el
resultado del desprendimiento de su superficie que dio origen a la isla de San
Borondón.
El medio natural de Samborondón
Otro elemento a considerar -aunque en
menor medida- puede ser su propia ubicación geográfica y su medio natural, es
decir, un cerro elevado en medio de la llanura de un aluvión con una vegetación
rica, frondosa y productiva con varias cosechas anuales. Unas características
similares a las descripciones realizadas sobre la isla de San Borondón. Y junto
a ello debemos resaltar otro punto de conexión interesante, como es la
consecuencia de las inundaciones en la zona que daba lugar a un efecto visual
de una isla que aparece y desaparece como la propia isla de San Borondón, como
veremos en próximas entregas.
CONCLUSIÓN
En definitiva, esta
aportación tiene como única finalidad ofrecer una reflexión argumentada sobre
el origen de la denominación del cantón de Samborondón. Es evidente que los
pueblos se construyen a través de la tradición pero también a bases de leyendas
y mitos. Y somos conscientes que la sociedad samborondiana posee un grado de
concienciación identitaria fuerte y definida con respecto a la teoría del Zambo-Rendón.
Pero es, también, indiscutible que no se puede rechazar, negar, ni relegar los
hechos históricos fehacientes y sus argumentaciones consistentes.
Y por otro lado, todo ello nos
habla del papel desempeñado por los canarios en estos últimos cinco siglos como
agentes de intermediación en la conformación de las sociedades de "Nuestra
América". Y como decía Braudel "la gran historia pasa frecuentemente
por las islas", pero ello no justifica, en manera alguna, ese sentimiento
de ombliguismo isleño tan arraigado en esas peñas Atlánticas.
José Manuel: El acta del cabildo de Guayaquil en que se crea la población de San Borondón, dice y repite el mismo nombre y nunca lo escriben como Samborondón.
ResponderEliminarHan habido tres transcripciones de las actas del cabildo español de Guayaquil. El primero aplicó la técnica de corregir el español usado en las originales para modernizarlo, de tal forma que hizo muchos cambios ortográficos y gramaticales, entre ellos "corregir" San Borondón por Samborondón. Los siguientes transcripto res, en vez de acudir a las actas originales, copiaron al primer transcriptos y así se reafirmó el error del primero. Luego, para justificar el error, vino la invención de la leyenda del zambo y sus derivadas. Yo sí acudí al acta original...
ResponderEliminarMuchas gracias, José Manuel. El viaje de San Brandán, la isla de San Borondón y todas sus apasionantes variantes y ramificaciones, dan mucho de sí como inspiración para recrear espacios soñados que se pueden expresar artísticamente. La inforamción de los historiadores es un regalo para tener un fundamento de lo que los músicos podemos hacer con ese material.
ResponderEliminar