Dr. José Manuel Castellano Gil

Responder a una salvajada con otra,
no es respuesta propia de hombres y mujeres formados con criterios, con juicio
y con independencia. Son, por tanto, tan culpables los manipuladores como los
manipulados; los que controlan los resortes, como los sumisos esclavos del
pensamiento. Sin duda, indicadores estos que nos hablan de la existencia de un
sistema colonial mental y esclavista.
La reiteración de tales
comportamientos a lo largo de la historia pasada y reciente, en el Ecuador y en
el mundo, evidencian que seguimos estancados como sociedad en un estado
primitivo, salvaje, que no aprendemos, que desconocemos nuestra Historia más
reciente, como es el caso del Ecuador. Olvidamos que somos un pueblo de
emigrantes, que la especulación, la explotación y corrupción, tanto interna
como externa, han condenado a los ecuatorianos a buscar su supervivencia en
otros territorios y ahora suenan ruidos de sables que anuncian odio al foráneo,
muerte al migrante, maltrato y abuso a la mujer.
Un tsunami xenófobo se expande de
forma globalizada por todo este planeta que da muestras agonizantes de sus
últimos días de existencia. Cada vez y con mayor intensidad pierdo la confianza
y esperanza en una civilización que devora “saturninamente” a sus hijos, a sus
gentes y su territorio.
¿Queda alguna esperanza?
La respuesta la tiene usted, mi estimado lector. Por mi parte, a la mar voy por
naranjas, cosa que la mar no tiene, pero meto la mano en el agua y la esperanza
me mantiene.
No hemos avanzado cómo sociedad la perdida de valores es crítica solo educando a nuestra niñez y juventud podremos cambiar
ResponderEliminarTambien voy por naranjas..saludos
ResponderEliminarLa situación es un tanto compleja porque nos enfrentamos a un mundo cambiante, en el que a mi pensar tiene una idea erronea de libertad, la casa ya no es donde uno se educa en valores al contrario la mayoria de hogares intentan unicamente estar al día con la modernización dejando a un lado los valores que necesitamos construir. Pero concuerdo la esperanza debe mantenerse.
ResponderEliminarSaludos
Isabel