El rector de la Universidad Nacional de Educación de Ecuador (UNAE), Dr. Freddy Álvarez, y el autor del libro, durante el acto de presentación en la Casa de la Cultura Ecuatoriana "Benjamín Carrión". |
Intervención del Presidente de la CCE, Raúl Pérez Torres:
Más que la evidencia de una recuperación patrimonial en proceso, ésta es una compilación gráfico selectiva de diversos momentos y encuadres que singularizan la presencia y el devenir histórico de la cultura anfibia ecuatoriana.
Documento de excepcional sugerencia donde tanto la percepción como la destreza de dibujantes, grabadores, fotógrafos, pintores y otros artistas del país y el mundo, logran captar, recrear y dimensionar el florecimiento, la sobriedad, el encanto, la declinación progresiva de malecones, muelles, esteros y toda aquella insoslayable presencia de las casas flotantes que aún permanecen ancladas a las orillas del Babahoyo o -como fatalmente sucede-, derivan hacia su aniquilamiento entre los manglares y las aguas del Naranjal, el Daule, el Yaguachi o cualquier otro recodo acuático del territorio nacional.
Testimonio arquitectónico, legado ancestral que no sólo supervive acoderado a las riberas de la costa fluminense, sino, que se encarna en el imaginario marítimo del Ecuador para desde allí, reflotar como las legendarias balsas prehispánicas y surcar los ríos, remontar el siglo, las corrientes, los cauces insospechados por los cuales la memoria del pueblo se precipita y consolidad.
Libro que propone un viaje visual a bordo de remotísimas plataformas Manteñas o Huancavilcas; de troncos, canos y barcazas cuyos tripulantes navegan a través de marismas y redes fluviales buscando recalar en fondeaderos olvidados donde hasta los hechiceros de Zapotal, Paita, Catarama o Pacasmayo, curan los sustos de muerto desplumando gallinetas de monte o enterrando floripondios azules bajo la luna.
Una travesía fascinante cuyo origen apenas se sustenta en el palo mayor de armazones inverosímiles que con el pasar de los años se han transformado en casas flotantes, en hogar y residencia de mujeres, ancianos y niños: compatriotas seducidos por la ilusión de afincar sus cuatro maderos en el lodo y reemprender la lucha, la vida digna que desde siempre han venido reclamando.
Salvándolos del naufragio recompondremos nuestra identidad perdida.
Raúl Pérez Torres
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