Por: José Manuel Castellano
Un cantante, instrumentista
y compositor que, a pesar de su juventud, cuenta con un amplio recorrido y una
brillante trayectoria. Ha participado en diversos certámenes y festivales de
rango nacional e internacional (Perú, Colombia, Argentina, Paraguay, EE.UU.,
Portugal, Alemania, Italia y España), los cuales le han servido de experiencia
y aprendizaje, además de conocer a grandes maestros y músicos. Sin embargo,
como es muy típico en esta tierra sembrada de sal, no ha contado nunca con
apoyo institucional alguno.
Diego Zamora |
Orígenes
Nace en la ciudad de
Cuenca, un 6 de septiembre de 1985, en el seno de una familia con un fuerte arraigo
a la música tradicional ecuatoriana. Sus antecedentes se remontan a tres
generaciones atrás: su abuela materna, Zaira Ochoa, fue integrante de coros
durante su juventud y, todavía hoy, cultiva esa faceta en una agrupación de la
tercera edad. Su tatarabuelo paterno, Orellana, fue un insigne compositor
lojano. Sus abuelos paternos, Roberto Zamora y Berta Orellana, eran músicos y cantantes.
Mientras que la tercera generación, integrada por sus padres Diego Zamora y Mónica
Mendieta, conservó esa tradición y en 1984 fueron los ganadores del primer Festival de Música Protesta, organizado
por la Universidad de Cuenca.
Sus
inicios en la música
Fue en 1992, a sus
siete años de edad, cuando emprendió su camino en el mundo musical en compañía
de sus progenitores, a través del grupo “Mónica
y sus dos Diegos”. Representaron a Ecuador en diversos festivales
internacionales con su música folklórica ecuatoriana y latinoamericana. Poco después
se integraba su hermana Erika, a los 14 años de edad, y el grupo pasó a
denominarse “La Familia”, que entre
su repertorio contaba con composiciones propias.
Su juventud estuvo
marcada esencialmente por la música y el deporte. Desde muy temprana edad, a
sus 4 años, se inició en el mundo de la instrumentalización, primero con el
piano y luego con el bartolo, una especie de guitarra chiquita. En la
actualidad ejecuta trece instrumentos pero el que realmente le apasiona es el
charango. Siempre tuvo la ilusión de vincularse directamente a la música y de
niño no le agradaban aquellos aplausos por el simple hecho de ser un niño, ya
que concebía el aplauso como un merecimiento a una labor, un reconocimiento al
esfuerzo y dedicación. El voleibol de playa fue otra de sus actividades claves
y complementarias, siendo seleccionado nacional y provincial. Una práctica que
todavía hoy mantiene viva.
Sus
primeros maestros
La casa fue su
primera escuela y su familia ha sido una pieza fundamental en su carrera
musical. Su padre, musicólogo, le enseñó mucho de lo que actualmente sabe en la
ejecución de instrumentos andinos (aerófonos, cuerdas, percutivos, etc.) y, posteriormente,
combinó con un aprendizaje empírico en aspectos técnicos. Llegó un momento en
que tenía que avanzar, buscar el camino hacia la profesionalización y su punto
de partida surgió tras la audición de una ópera rock “Jesucristo Superstar” en 2007, donde obtuvo el rol de Caifás. Su actuación
llamó la atención de Alexander Tamazov, músico de origen armenio y docente en la
Universidad de Cuenca, quien se ofreció a impartirle clases particulares gratuitas de canto
lírico y, más tarde, animarle a su ingreso en la Facultad de Artes, con la idea
de que profundizara en aspectos relacionados con la parte técnica musical. Así
comenzó su
etapa de formación académica.
El
surrealismo universitario
Durante tres años permaneció
en la universidad hasta que decidió abandonarla. Fue una época un tanto complicada,
cuando no absurda, ya que al regresar a Cuenca, tras participar en uno de los
concursos más conocidos en Latinoamérica, “Voces
del Mundo” en Perú, donde quedó finalista, sus profesores se negaron a recepcionar
sus trabajos y a la posibilidad de que pudiera realizar sus pruebas. A pesar de
esa falta de comprensión, persistiría en su voluntad de continuar con su
carrera. Era un tiempo en que recibía con bastante frecuencia propuestas de
audiciones del Teatro Nacional Sucre, con asignación de diferentes roles, pero
sus solicitudes de permiso en la Facultad eran siempre rechazadas de plano, bajo
el motivo que “el alumno tiene que
hacerse en el aula”. Una situación que vivió de forma reiterada: cuando le
concedieron una beca de estudio en Venezuela; o bien cuando tenía que desplazarse
a Quito a recibir clases particulares de grandes maestros; o cuando decidía
participar en el Voices Festival
Principal de Salzburgo. De modo, que el agua rebozó el vaso y tomó la muy sabia
decisión de abandonar sus estudios universitarios en la Facultad de Artes. Sin
duda, como el tiempo ha demostrado, no se equivocó, aquel espacio definitivamente
no era su lugar.
Etapa
formativa en Venezuela, Quito, Alemania, España e Italia
En 2012 obtuvo una
beca de estudio por seis meses en Venezuela en el Sistema Nacional de Orquestas
Juveniles en Caracas con el maestro William Alvarado, que compatibilizó en la
ciudad de Valencia, en el Teatro Teresa Carreño, uno de los complejos culturales
más importantes de América Latina. Una experiencia altamente enriquecedora,
donde logró visualizar de mejor manera el funcionamiento de su técnica vocal y,
sobre todo, apropiarse de confianza y seguridad para mostrarse al mundo. Su
formación vocal y armónica se ampliaba, posteriormente, con clases magistrales
o en grupos abiertos impartidas por maestros internacionales, también fue
discípulo de la gran Monserrat Caballé y participó en distintos cursos de
verano en Alemania e Italia, donde intentaba aprovechar al máximo su
aprendizaje y generar nexos con otras clases, con el objetivo de seguir avanzando.
Todavía hoy está empeñado en buscar la posibilidad de tener profesores
particulares de otros lugares que le permitan crecer.
El
compositor
Se identifica
plenamente con la música folklórica, donde el Sanjuanito y el Pasillo son sus géneros
preferidos, pero también es un amante de la fusión. Suele introducir el género lírico
en la música ecuatoriana tradicional. Se identifica por completo con la ruptura
en todos los esquemas, en todo lo establecido. Justamente, en su última
composición, un avemaría escrito en Latín, como una referencia del Avemaría de Barnot
o de María de Caccini, empieza con un piano, un órgano de tubos, y después se
incorpora el Heavy Metal. Como compositor se define innovador, no pretende
hacer lo ya hecho, lo establecido, copiar o buscar lo comercial. En sus composiciones
intenta dar un sentido, una razón a lo que canta, porque para Diego un cantante
es quien canta lo que sabe, pero un cantor implica saber lo que canta y cómo
canta. En ese sentido, se considera un cantor, no sólo en el escenario popular
sino también en el espacio lírico. Si no siente lo que canta, simplemente no
canta. Sus temáticas como compositor se centran en el amor y en la lucha social
con la idea de intentar romper esquemas, de unir cosas que en teoría no se debe,
como fusionar un piano de cola con un
charango o un saxo con una mandolina. Eso le lleva a romper paradigmas. Así, en
una de sus últimas composiciones, “Cuenca
majestuosa, Cuenca bicentenaria”, fusionó el Jazz con San Juan y Bossa Nova con Heavy
Metal. En definitiva, su razón como compositor es ofrecer al público la
posibilidad de salir de lo habitual y volar. Eso es lo que busca con sus composiciones.
Diego Zamora |
Certámenes
y festivales
El primer concurso en
el que participó fue un concurso organizado en 2009 por el conservatorio, “Fronteras Musicales Abiertas”, donde alcanzó
el tercer lugar. Posteriormente en 2010 en “Voces
del Mundo”, celebrado en Trujillo (Perú), llegó a la final, entre 56
participantes de 14 nacionalidades. En 2012 participó en el “Voice Festival” en Salzburgo (Austria),
donde compitió junto a 130 cantantes líricos de nivel mundial y obtuvo el
primer lugar. En 2015 en el “Belvedere
Competition en el Metropolitan Opera House” de Nueva York alcanzaba la semifinal.
En 2019 fue invitado
para representar a su país en el “Festival
Sol Mayor”, celebrado en Asunción (Paraguay) donde tuvo la oportunidad de
cantar junto a la Orquesta Sinfónica Nacional de Paraguay y quedó tan fascinado
por el género tradicional la Guarania que le llevó a realizar una fusión con el
Albazo ecuatoriano. Su composición tuvo una aceptación tan generalizada que el Consejo
de Diputadas de la Cámara de Paraguay lo declaró Patrimonio Inmaterial.
Por último,
justamente en estos momentos, entre el 9 al 13 de este mes de octubre, se
encuentra participando en el certamen Internacional de Zarzuela en Valleseco (Islas
Canarias), con un repertorio integrado por la “Romanza de Vidal” de Luisa Fernanda; la “Romanza de German” de Soto del Parral; y “Por las calles solitarias”. Y en las próximas semanas, del 17 hasta
el 22 de octubre, se trasladará a Barcelona al certamen de Ópera Internacional,
organizado por la Fundación Monserrat Caballé, con un programa de obras de Mozart,
Rossini y Verdi.
Estado
actual de la música en Ecuador
Diego Zamora está plenamente
convencido que los artistas en esta época de pandemia han creado un espíritu de
resiliencia al darse cuenta de que están completamente solos en el sentido
institucional, por la falta de apoyo gubernamental. Un ejemplo muy similar, al
caso reciente de los deportistas ecuatorianos que han conseguido medallas en
los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos. Parece que en este país no existe
apoyo alguno, solo quieren salir en la foto, sin cultivar nada. Ante esa
realidad cabe preguntarse ¿Para qué existen esas instituciones? ¿Para qué
existe un Ministerio de Cultura si no apoya a los que representan al país? ¿Para
qué existe una Dirección de Cultura en una ciudad? ¿Cuál es la razón de ser de
esas instituciones? Quizás la respuesta para nosotros sea bien sencilla:
Simplemente burocracia o, mejor dicho, mera “Burro-cracia”. A pesar de ello, los artistas han demostrado en este
tiempo de crisis su compromiso y su conexión con el público por medio de las
redes sociales y a través de sus propios recursos.
El
panorama formativo musical en Cuenca
Durante la pandemia la
situación en Cuenca ha sido muy complicada no sólo por la crisis sanitaria sino
por el escaso apoyo a los artistas en general y por el nulo trabajo de las
instituciones culturales gubernamentales. Con respecto al proceso formativo en
Cuenca y en Ecuador, Diego cree que empieza a tener una nueva connotación: la profesionalización
requiere una etapa formativa. Aunque todavía se mantiene viva esa idea de que
la escuela de música inicial es vista como un pasatiempo y una guardería. En
ese sentido, la “Corporación Cultural Diego
Zamora”, fundada en 2013, intenta transformar esa concepción: trabajar con
los chicos en el ámbito musical y también en valores y principios junto a los padres
de familia.
En definitiva, Diego Zamora ha sabido sortear las limitaciones impuestas por aquellos que viven anclados en glorias pasadas y que sepultan el horizonte de esta actual anquilosada, inmóvil y feretral Atenas del Ecuador.
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