Sus
moradores solo abren la boca para culpabilizar de centralismo a Quito, para
exculparse socialmente de su inanición y pasividad. Un mutismo que invade como
aceite los anexados charcos de las organizaciones políticas opositoras, sin
pulso, sin iniciativa, sin voz y que se esparce por esos riachuelos de la
cultura ya desecados, que solo buscan una oxigenación en el pesebrismo
institucional, para revestirse de una intelectualidad hueca e insustancial de
corte endogámica con blasones aristocráticos ilegítimos.
Si
una imagen vale más que mil palabras y para una muestra un botón, pasen, vean y
disfruten del soporte gráfico que acompaña a este texto, que representa una lograda
y elocuente síntesis de la desapercibida celebración de este inocuo
bicentenario que nunca -ni
Un
cartel que plasma con precisión realista y simbólica a una “cuenca” en
minúscula, a una Alcaldía difuminada e inexistente y a un majestuoso PEDRO
PALACIOS, que sobresale por encima de todo y sobre todo, entre fuegos de
artificios mojados. De modo que sólo nos resta gritar ¡QUÉ VIVA EL CUMPLEAÑERO!
Adenda
Días posteriores a la conclusión de este
articulillo nos hemos encontramos, en la página de Facebook de Jaime Rene
Cedillo Feijóo, Director El Observador de Cuenca, unas imágenes que agravan aún
más la cuestión de fondo tratada. Una megalomanía desproporcionada
por pasar a los Anales de la Ciudad a través del impacto mediático y no como
resultado de una gestión. Como decía un torrero español: “en dos palabras, IM PRESIONANTE”. Uno, al menos, no sale del
asombro.
Cuenca (Ecuador) marzo 2021
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