Mis
FELICITACIONES infinitas y muy especialmente por ese último regalo, esa
representación teatral, aunque no deben olvidar nunca que nada hemos hecho, que
todavía nos queda un gran trecho por recorrer, y en ustedes deposito mi confianza
y esperanza de un mundo mejor en todos los sentidos, empezando por mantener
siempre vivos los principios y los valores, que no se negocian ni siquiera en
las peores derrotas.
No se dejen, por
favor, arrastrar por esos vericuetos sutiles y tentadores, que tanto desde la propia
Academia como desde la sociedad, intentan encarcelarlos en agujeros negros sin
salida, para impedir su crecimiento y la transformación social. “No todo lo que
reluce es oro”, “las palabras se las lleva el viento” y en esta viña del Señor
hay demasiados charlatanes de ferias con birretes de doctor y muchísimos embaucadores
de corbata y cuello blanco.
Abrazos por
siempre.
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