No veía el momento que llegara el cierre de esta ridícula y tramposa campaña electoral. Y es que resulta muy difícil convivir con tanta estupidez conglomerada.
Cuando oyes a un candidato de provincias, como el socialista Sebastián Franquis, pedir a los canarios que acudan a las urnas para enviar un mensaje a los mercados uno se queda turulato de por vida. Cuando escuchas a una candidata de derecha e insularista, como Ana Oramas, llamar a los canarios a rebelarse el 20-N, recuerdo a la enfermera Ratched en Alguien voló sobre el nido del cuco. Cuando te enteras que José Manuel Soria es el candidato más valorado por la circunscripción de Las Palmas, pienso que ha llegado la hora coger la maleta de Lezcano. Cuando ves a Pepe Segura como cabeza de lista al Congreso, me siento atrapado y sin salida. Cuando habla el abuelo de Heide, se me revuelven las tripas. Cuando suena en boca de tantos desvergonzados la representatividad de la voz de Canarias, sencillamente me da asco. Y cuando analizas los distintos sondeos electorales y aprecias que no se traduce malestar social alguno en sus distintas variables, mala señal.
Cuando oyes a un candidato de provincias, como el socialista Sebastián Franquis, pedir a los canarios que acudan a las urnas para enviar un mensaje a los mercados uno se queda turulato de por vida. Cuando escuchas a una candidata de derecha e insularista, como Ana Oramas, llamar a los canarios a rebelarse el 20-N, recuerdo a la enfermera Ratched en Alguien voló sobre el nido del cuco. Cuando te enteras que José Manuel Soria es el candidato más valorado por la circunscripción de Las Palmas, pienso que ha llegado la hora coger la maleta de Lezcano. Cuando ves a Pepe Segura como cabeza de lista al Congreso, me siento atrapado y sin salida. Cuando habla el abuelo de Heide, se me revuelven las tripas. Cuando suena en boca de tantos desvergonzados la representatividad de la voz de Canarias, sencillamente me da asco. Y cuando analizas los distintos sondeos electorales y aprecias que no se traduce malestar social alguno en sus distintas variables, mala señal.
En definitiva, una campaña electoral que retrata fidedignamente un modelo democrático decadente y corrupto, un sistema de partidos en profunda crisis, sin valores, sin principios ni ideología, con unos candidatos sin credibilidad, desahuciados y una sociedad adocenada, fragmentada, desarticulada sin aspiraciones e incapaz de reaccionar. Y hasta cuando, me pregunto.
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