lunes, 7 de diciembre de 2020

La matanza de isleños en Cuba

 Dr. José Manuel Castellano Gil (PhD)
Distinción Por la Cultura Nacional Cubana (2000)
Profesor Titular Universidad Nacional de Educación de Ecuador
Miembro Academia Nacional de Historia de Ecuador


Cuba-Canarias, Canarias-Cuba, a pesar de los 6.147 km de distancia que separa a ambas entidades archipielágicas en el ancho Atlántico, han tejido un sólido puente de vecindad histórica e identidad compartida en las centurias precedentes. La intensidad de esas relaciones nos lleva a afirmar con rotundidad que no se puede entender la Historia de Cuba sin Canarias, como tampoco se puede comprender la Historia de Canarias sin Cuba.

Ese masivo y constante trasvase poblacional de canarios a la Gran Antilla, desde los primeros momentos del proceso colonizador, a finales del siglo XV hasta el primer tercio del siglo XX, junto al permanente contacto de “ida y vuelta” enraizaron y forjaron diversos componentes sociales y culturales comunes en ambos espacios geográficos. No podemos olvidar que la primera manifestación literaria cubana, “Espejo de paciencia”, se debe a Silvestre de Balboa Troya Quesada, originario de la isla de Gran Canaria. Tampoco se puede soslayar que los grandes maestros de las haciendas azucareras o los vegueros cubanos eran los “isleños”, apelativo que se usaba en la Perla Antillana para designar a los canarios; la simbiosis que conforman sus tradiciones folklóricas (el punto cubano, la fiesta del indiano en la isla de La Palma, la cría y peleas de gallos, etc.); así como su influencia en el mundo gastronómico, cultural, artístico y económico (el papel jugado por las remesas de los emigrantes en el desarrollo agrario, las inversiones en el alumbramiento de agua en el Archipiélago canario, etc.); el gran aporte canario a la ruralidad, el guajiro, y su contribución en la edificación nacional cubana.

Junto a ello se debe resaltar el relevante papel desempeñado en otros ámbitos en la Historia de Cuba de un elenco de canarios o descendientes de isleños: como Cristóbal Madan; Gaspar Betancourt Cisneros “El Lugareño”; Francisco de Frías -Conde de Pozos Dulces-; Miguel Aldama; José Luis Alfonso; José Morales Lemus, que nacía justamente en la bahía de Gibara (actual provincia de Holguín) a la llegada de sus progenitores emigrantes, originarios de la isla de Lanzarote; José Martí, hijo de la tinerfeña doña Leonor Pérez; la importante participación de isleños en las filas del movimiento emancipador; los cuatro canarios que alcanzaron el grado de general en el Ejército Mambí (Manuel Suárez Delgado, Matías Vega Alemán, Julián Santana y Jacinto Hernández Vargas); la constitución del Partido Nacionalista Canario en La Habana (1924), a través del palmero Luis Gómez Wangüemert; el también originario de la isla de La Palma, José Miguel Pérez, cofundador del partido Comunista de Cuba (1925) y del Partido Comunista de Canarias (1933); o el pianista, considerado como la mejor mano izquierda, además, de extraordinario compositor, Ernesto Lecuona, cuyo padre era natal de la isla de Tenerife, junto a una larga lista de isleños que dejaron su huella imperecedera en la ancestral tierra de Hatuey. En definitiva, que isleño no tenía un abuelo en Cuba o cuántos cubanos no tienen un familiar en el Archipiélago canario.

Mi primer contacto físico con la isla de Cuba se producía en el verano de 1991, en los inicios de ese momento denominado Período Especial, con motivo de recabar información documental en el proceso de elaboración de mi tesis doctoral. Fue durante esa estancia, y otras posteriores, las que me permitieron acceder y profundizar en diversos aspectos vinculados a la presencia de canarios en la isla caribeña. Uno de ellos fue precisamente ese episodio central que se aborda en este libro, la matanza de isleños en Ciego de Ávila (1926). Sin embargo, como suele ser habitual, esa intención quedó pendiente, en favor de otros temas de estudios que centraron nuestra atención. Y ahora, casi treinta años después, me vuelvo a reencontrar con ese capítulo de la historia a través de la investigación realizada por José Antonio Quintana García, al que conocí recientemente desde la distancia, de una forma casual, aunque labrada por caminos paralelos. Ambos residimos durante un mismo período en la Capital Mundial del Banano (Machala-Ecuador) sin conocimiento uno del otro. En la actualidad José Antonio vive en Canarias y quien suscribe estas líneas en la Atenas del Ecuador (Cuenca). Ambos nos hemos interesados por la presencia canaria en Cuba, uno cubano descendiente de isleño y el otro, canario, interesado en conocer la presencia isleña en la isla hermana. De modo que ese encuentro reciente nos permitió, además, de compartir una inquietud como historiadores, revivir el sentimiento secular de dos pueblos, construido a través de una intensa relación humana, al tiempo, que surgía la idea de materializar esta publicación por medio de la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina y el inmenso orgullo personal de elaborar estas breves palabras iniciales al libro intitulado “Crónica de una matanza impune. El asesinato de emigrantes canarios en Cuba”.

El autor de esta obra, José Antonio Quintana, se encarga -tras realizar una previa contextualización histórica del momento, caracterizada por la inestabilidad social ocasionada por la crisis de “la danza de los millones” en la década de los 20 del pasado siglo- de perfilar los personajes y protagonistas que intervienen en el secuestro del coronel Pina, ejecutado por tres canarios. Para posteriormente centrarse en la consiguiente acción represiva de las fuerzas policiales y del ejército hacia los isleños, además, de estudiar el tratamiento ofrecido por la prensa, junto a la recopilación de testimonios orales y una revisión del soporte bibliográfico existente. Sin duda alguna, este negro episodio fue un hecho aislado, que no debe concebirse como una acción xenófoba de la sociedad cubana hacia los emigrantes isleños, sino más bien como un acto despótico y corrupto de la estructura política dominante en ese momento histórico.

2 comentarios:

  1. Es un escrito muy interesante en la historia y sobre todo en Cuba pero me parece un acto de crueldad desde la sociedad cubana hacia los emigrantes isleños por parte de la clase dominante de ese entonces.
    Pero espero que en la historia de cualquier país no se vuelva a repetir actos de crueldad en una sociedad actual y avanzada .

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