Decimocuarta colaboración del proyecto "Iniciación y formación en redacción" en esta ocasión con un micro relato de Historia de vida de Dayana Galarza Domínguez en el contexto educativo ecuatoriano de las primeras décadas del siglo XXI.
Agradecemos a www.ecuadoruniversitario.com la difusión de este artículo y la apuesta decidida y comprometida por la juventud ecuatoriana.
Dayana Galarza Domínguez |
El
gobierno en los últimos periodos ha logrado invertir y canalizar millones de
dólares en la principal riqueza que ahora representa la Educación. Recuerdo
aun, muy vagamente mis primeros años de educación, en donde los niños no
representaban el futuro de la patria. Realicé mi educación primaria en la Escuela Nacional Dolores Sucre, una
institución pública imbabureña, con una infraestructura notoriamente
deficiente, con docentes levemente preparados, sin títulos universitarios, que
median nuestras capacidades con vacíos números que no reflejaban la adquisición
de nuestros conocimientos. La violencia, los gritos y los maltratos aun eran
vigentes en esta escasa y un tanto obsoleta educación. Cabe recalcar que la comida
que nos proporcionaba el Estado era de gran ayuda para niños que no tenían la
capacidad de llevar alimentos.
Los años
lentamente fueron pasando y de múltiples maneras esa realidad fue cambiando. El
gobierno autodenominado “Revolucionario”, comandado por Rafael Correa Delgado
se fue poco a poco posicionando en el poder y en 2008 fue elegido como Presidente
Constitucional. Para mi corta edad de doce años era aún insignificante y poco
apreciable la política, pues como bien lo pensé en ese tiempo la política no
cambiaba mi vida.
Al entrar
al Colegio Alberto Enríquez (público
también), las cosas empezaron a cambiar de una manera muy drástica. A mi corta
edad no entendía bien lo que sucedía en mi país, pero me sentía intrigada con
todo esto: nuevas reformas escolares, renovación de maestros, mallas
curriculares generalizadas, uniformes escolares gratuitos, evaluaciones
docentes y un sin fin de nuevos conceptos abordaron a la educación. Mi vida
cambió. Empecé por interesarme mucho por la lectura y la química. Ahora tenía
docentes preparados que me enseñaban, aulas nuevas y dotadas de todo el
material escolar necesario, era una locura: tenía laboratorios de Ciencias
donde se enseñaba con la práctica y la experimentación.
Me
encontraba algo desconcertada pero profundamente feliz. Me sentía parte
importante de mi país, una persona nueva con grandes capacidades que podría
llegar tan lejos como quisiera. Incentivos como becas académicas ya eran
posibles y tangibles. Dentro de mi entorno dos de mis compañeros por méritos
académicos lograron obtenerlas y hoy se encuentran estudiando en las más
prestigiosas universidades del mundo. Yo continúe con mis estudios en una de
las Emblemáticas Universidades Nacionales de mi querido Ecuador y desde aquí sólo
puedo decir que los sueños sí se cumplen, que la vida sí cambia, que las
oportunidades existen y que la educación ecuatoriana nunca ha estado mejor.
Fuente: http://ecuadoruniversitario.com/opinion/cambio-la-educacion-ecuatoriana/
Fuente: http://ecuadoruniversitario.com/opinion/cambio-la-educacion-ecuatoriana/
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