Hoy 30 de mayo es el DÍA DE CANARIAS y
desde el Austro ecuatoriano quiero brindar un homenaje a mi Archipiélago natal,
recuperando un texto escrito en 2004, que sirvió para presentar la novela “El
giro real” de Elfidio Alonso, un repaso y un recorrido sobre un corto tiempo
histórico pero que cuenta todavía con una gran vigencia y se hace necesario
reflexionar sobre ello de cara al futuro del Archipiélago Canario.
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Por: José Manuel Castellano
En primer lugar quiero
mostrar mi agradecimiento a Elfidio Alonso Quintero por su invitación a que
presentase su libro, cuando había podido, y hubiese sido lo más sensato, elegir
a cualquier persona más cualificada que quien les habla. Pero, créanme, el
primer sorprendido fui yo. Cuando Elfidio me hizo su propuesta, me preguntó
“¿Sabes algo de peleas de gallos?” Le contesté, bueno de gallos la verdad que
más bien poco, de peleas algo si sé... Cuando entré de lleno en faena y sobre
todo cuando terminé de leer la obra, me asaltó una nueva respuesta.
Fuera como fuese, lo
importante esta noche es “El giro real”, su autor y como síntesis
Canarias. Espero no defraudar tu confianza y atrevimiento Elfidio. De todas
formas vaya mi agradecimiento y felicitación sincera de antemano, pues no sólo
he disfrutado con su lectura sino que me ha servido para profundizar en la
reflexión sobre temas que entiendo de primer orden. Evidentemente no soy un
crítico literario, ni filólogo, ni literato, ni siquiera un investigador sobre
esta tradición, las peleas de gallos, que se pierde en los tiempos más remotos
de la sociedad humana. Así que mi planteamiento, mi análisis de la obra va a
girar sobre una serie de puntos que considero de interés desde la perspectiva e
interpretación que como lector y como historiador me ha generado el navegar
línea a línea a través de ese universo que confina las páginas de esta
interesante y sorprendente novela.
Antes que nada, aunque
son datos que, sin duda, no pasarán inadvertidos para todos Uds., pero sobre
los que quiero llamar su atención y remarcar porque desde mi visión posee,
además, un valor añadido sustancial: me estoy refiriendo concretamente a que el
original de esta obra obtuvo el Premio de Novela Prensa Canaria 1982; y que
esta novela que hoy presentamos es una reedición de la impresa en 1983 en
Barcelona por la Editorial Argos Vergara y que en su momento recibió una
excelente acogida por críticos especializados de primera línea. Estos elementos
hablan por sí solos sobre la importancia y valoración que encierra esta obra
más de lo que yo pudiera aportar o reseñar al respecto. Sin embargo, junto a
esa evidencia y aval incuestionable tan sólo me resta añadir un aspecto que
estimo substancial: la vigencia actual de esta obra. Por ello, nos felicitamos
por esta oportuna y necesaria reedición; un texto, sin duda, de referencia que
nos permitirá seguir creciendo como hombres y mujeres libres y comprometidos
con nuestra realidad.
El Giro Real, como
tendremos oportunidad de exponer, no es simplemente una novela que gira en
torno a las riñas o peleas de gallos. Es mucho más que eso. Es una novela con
fuertes tintes históricos que aborda con una alta dosis de rigurosidad, a
través de un corpus documental serio y diverso, dos momentos, dos periodos
históricos diferenciados del pasado de este Archipiélago. Dos periodos
entrelazados y vinculados entre sí; aunque yo diría más, dos periodos
históricos que el autor ha conectado -creo que con toda intencionalidad- con el
presente (pero el presente de la década de los ochenta) y no como un simple
acto de reencuentro romántico con su pasado colectivo sino como un medio a
través del cual intenta mostrar su compromiso, su visión de aquella y esta realidad
con una mirada crítica, reivindicativa y manifestando abiertamente a través del
simbolismo y la metáfora su manera de ver, sentir, pensar y proyectar el futuro
de Canarias.
Una novedosa visión que
circula entre tres planos temporales donde el sujeto, el autor -a través de las
riñas de gallos- dibuja, traza y visualiza nada más y nada menos que la
configuración social y cultural de Canarias y que adereza con su propio sello y
experiencia cognoscitiva. La novela nos propone, en esencia, el problema de la
canariedad y el concepto de isla desde una doble perspectiva: cultural y
social. Un conflicto presente, vivo y actual. Y esto es realmente importante, porque
si han transcurrido ya sin querer casi veinte años de su primera edición, que
son muchísimos años si lo relacionamos a los impresionantes cambios que se han
sucedido en estas dos últimas décadas en la sociedad canaria, nos damos cuenta
al mismo tiempo que “veinte años no es nada”, como decía Carlos Gardel, porque
la esencia de este “El giro real” es tan viva que parece haber sido escrita en
estos últimos meses; pues la novela tiene una lectura que a mí se me antoja de
rabiosa actualidad. Y quizás este aspecto esté señalando dos cuestiones
relevantes: por un lado, la acertada visión dinámica del autor sobre la
realidad del pasado insular y archipielágico; y un segundo elemento, difícil de
digerir, pues viene a significar que estamos donde estábamos hace veinte años,
que no hemos avanzado, a pesar de los cambios formales, o bien que poco o casi
nada se ha modificado desde entonces en los mecanismos sociales y culturales de
esta isla, de este Archipiélago. Es decir los problemas que apuntaba Elfidio en
su momento, en la década de los ochenta, están todavía hoy, en pleno siglo XXI,
tan lejos de resolverse como de ser afrontados simplemente a través de la
confrontación abierta de las ideas.
El autor, Elfidio
Alonso, da un repaso magistral a ambos periodos históricos, se basa y se
fundamenta en apoyos documentales diversos que van desde las referencias a las
obras de los ilustrados canarios y obras posteriores con las que presenta su
análisis de la sociedad canaria. Pero junto a estos recursos dispone también de
un apoyo hemerográfico de principios del siglo XX. Asimismo, el autor, vuelca y
entremezcla en el texto su propio acervo cultural y profesional, que van desde
sus propias lecturas, recopilando citas y descripciones de autores
contemporáneos referidos a las riñas de gallos como Nemesio Canales, García
Márquez o las referidas a La Laguna de Miguel de Unamuno, J.J. Armas Marcelo y
una retahíla de dichos populares tanto canarios como universales, habaneras,
coplas, romances, etc., que ofrece una riqueza cultural de gran altura y nivel.
Y en el otro extremo, Elfidio imprime también su propia capacidad creativa que
contextualiza históricamente hasta el más mínimo detalle.
La novela se enmarca,
como decía, en dos relatos complementarios vinculados aparentemente por una
temática concreta: las peleas de gallos, que se desarrollan en dos períodos
históricos: uno, en la última fase de la etapa moderna (segunda mitad del siglo
XVIII) donde comienza a fraguarse, desde el punto de vista de las ideas, la
transformación social y económica que dará origen a una nueva edad histórica:
la etapa contemporánea y que tiene como escenario la ciudad de La Laguna.
Mientras que el segundo relato, que se extiende y abarca una gran parte del
siglo XX, visualiza el contexto social de la isla de La Palma. No obstante,
consideramos que los nexos comunicantes entre ambos relatos van mucho más allá
de las riñas de gallos; pues creemos, que Elfidio diseña, configura y expone la
esencia básica de la novela hacia una crítica abierta sobre la realidad de
Canarias a partir de esos dos periodos que confluyen en la actualidad, mejor
dicho, en la década de los ochenta de la pasada centuria pero que su sombra se
proyecta hasta estos momentos. Asimismo, la obra refleja otra dicotomía
interesante al abordar el autor también dos marcos espaciales específicos y
diferenciados como síntesis del contexto archipielágico: la visión urbana y la
agraria: La Laguna del siglo XVIII, una ciudad puntera en cuanto a las ideas
ilustradas, con su ámbito cultural, y la isla de La Palma que viene a
simbolizar al mundo agrario y la caracterización social.
El primer relato está
ambientado en la ciudad de La Laguna del setecientos, en el marco de la
Tertulia de Nava, con el protagonismo de D. Joseph de Viera y Clavijo y con el
tema central del mundo cultural isleño utilizando las riñas de gallos como hilo
conductor a partir del cual el autor nos introduce en el ambiente aristocrático
lagunero, nos hace recorrer la húmeda ciudad conventual a través de sus calles
y sus edificios; nos invita a presenciar en primera fila los debates en el
Palacio de Nava, especialmente la polémica surgida tras la prohibición de las
peleas de gallos por el Personero a instancia del Santo Oficio; nos informa
sobre las dispares visiones que circulaban en La Laguna y Santa Cruz al
respecto; nos habla de la pugna entre ambas ciudades, del ambiente cultural, de
los libros prohibidos que entraban clandestinamente en Tenerife en las bodegas
de los barcos ingleses; la vigilancia amenazante de El Santo Oficio; las pugnas
entre inmovilistas y renovadores; y una multitud de secuencias históricas.
Entre todos estos asuntos sobresalen dos temas estelares que ocupan un
escalafón secundario: la emigración y la corrupción.
El segundo relato está
inmerso en la vida social de La Palma del siglo XX utilizando nuevamente las
peleas de gallos como leit motiv o travesía literaria para abordar el complejo
estado social de Canarias. Para ello, el autor fija una sólida estela sobre la
configuración dinámica de la sociedad canaria que va desde la presencia de la
cultura guanche a las múltiples manifestaciones e influencias europeas y
americanas; y donde va surgiendo una serie de ejes referenciales como la guerra
de África; el mundo agrario, la estratificación y composición social; la
emigración a la Gran Antilla, el papel de los isleños en Cuba -simbolizado en
don Benito, que representa la hoja de ruta del emigrante canario como
trabajador en la plantación azucarera, como billetero y en las vegas
tabaqueras- y, cómo no, el mundo de las peleas de gallos, sus conexiones e
influencias de ida y vuelta; el papel de los indianos, sus remesas y su
repercusión en la reinversión y reactivación económica del Archipiélago como en
los casos de extracción de aguas o en la adquisición de terrenos agrícolas y
puesta en cultivo tanto en la propia isla como fuera de ella; la presencia e
inversión inglesas; el impacto de la guerra civil española; la emigración
clandestina a Venezuela y su retorno, los primeros años de la transición
política española y el golpe de Estado de Tejero en 1981.
Como ya hemos señalado,
el mundo de las peleas de gallos es el vehículo literario que el autor utiliza
para establecer una conexión fluida entre ambos relatos pero al que le otorga
también una atención y tratamiento destacado, es decir, no es una simple
utilización o mero recurso literario. Y en ese sentido y al mismo tiempo, la
novela adquiere otra función: puede ser considerada en cierta manera como un
manual encubierto sobre el mundo que rodea a esta tradición antiquísima, las
peleas de gallos; donde aborda su compleja historia, sus conexiones, sistemas
de entrenamientos, curas, cruces, así como la introducción de gallos en
Canarias, sus vínculos con Inglaterra y con Cuba, el impacto y el arraigo de
esta tradición en la sociedad canaria que sirvió de aglutinante social donde
confluían tanto las clases acomodadas como los sectores más humildes y como un
elemento de comunicación socioeconómico entre las distintas comarcas de la isla
y todo ello acompañado de su propio léxico.
En definitiva, dos
relatos independientes y dependientes que caminan hacia un mismo destino: la
emigración. Uno de ellos basado en la realidad con ciertos toques novelísticos
y otro ficticio pero fundamentado en la memoria histórica de Canarias. Dos
historias, dos realidades con un mismo sueño: “El giro real”. Y en este
sentido, más que una novela histórica, que lo es, y que repasa los aspectos
básicos de la edad moderna y contemporánea de Canarias, puede considerarse
también, y permítanme esta herejía literaria, como una obra de ensayo, donde su
autor partiendo de un testimonio histórico expone, reflexiona y postula. Y aún
digo más, este excelente texto, a mi juicio, debe ser considerado como un libro
imprescindible, como una herramienta básica y esencial, no sólo en el ámbito de
la enseñanza secundaria y universitaria desde esa doble funcionalidad:
histórica y literaria, amén de un compendio o tratado sobre las peleas de
gallos, sino también como una obra básica y referencial para el conjunto de la
sociedad canaria en esa búsqueda de una conformación colectiva en constante
avance.
“El giro real” es la gran metáfora
de Canarias, que viene a representar la imperiosa búsqueda de una personalidad
colectiva a través del mestizaje, de múltiples cruces de castíos, la búsqueda
de la excelencia como pueblo, donde el autor combina origen, evolución y
futuro; es la necesidad de construcción de una Canarias abierta interiormente y
en contacto permanente con el exterior. Pero también, desagraciadamente, esa
valla donde luchan o pelean los gallos adquiere otra dimensión metafórica de
Canarias, como terrero de lucha, el palenque donde los distintos grupos y
clases sociales se enfrentan, donde pueblos e islas pugnan entre sí en un
ambiente social corrupto y culturalmente empobrecido. Una sociedad condicionada
por una estrechez espacial, donde los codazos, las envidias, las rencillas, la
pobreza cultural, y por tanto social, generan un fuerte sentimiento y necesidad
de exilio individual como alternativa bien a la propia supervivencia
intelectual como es el caso de Viera y Clavijo, bien a la propia supervivencia
física-vital, que viene representado por el hijo ilegitimo del cacique que
personifica a ese gran contingente de individuos que se ven en la obligación
irremediable de emigrar en busca de una nueva realidad, un nuevo mundo, que le
permita superar las duras limitaciones sociales y económicas de su lugar de
origen.
El giro real es una
fuerte crítica razonada y fundamentada en la realidad cultural de Canarias, una
denuncia sobre el papel del intelectual y las circunstancias que lo rodean y
que queda sintetizado en las palabras de uno de sus protagonistas, Viera y
Clavijo, que “se siente cansado y sin ánimos” y se plantea como solución:
Marcharse de las islas; aunque es consciente de que dicha aptitud de “fuga”
pudiera significar dejar libre el terreno al enemigo y que se debería luchar en
la tierra de uno, para que las cosas cambien, aún a costa de los riesgos, de la
influencia de los poderosos; pues si los que tienen conciencia de la situación,
los llamados a combatir sin tregua, abandonaban el “terrero” a los mediocres, a
los aprovechados, a los entreguistas y a los adulones que causan la corrupción
y los abusos de poder, la causa del progreso, de la cultura y de la justicia no
iba a tener abogados defensores apropiados en Canarias. Sin embargo, Viera y
Clavijo opta por salir, por marcharse como medio para superar una realidad
decadente, como única esperanza de crecimiento, siguiendo los pasos de otros “giros
reales” que cansados de predicar en el desierto y de soportar todo tipo de
vejaciones partieron hacia otras tierras.
Sin embargo, la realidad
exterior -después de experimentarla en carne propia- le resultó tan
decepcionante que afloró “el embrujo de la añoranza, la ausencia del mar, el
apego a la tierra”. Y como muy bien señala Elfidio: “Claudicaba el giro real,
tal vez porque era un gallo viejo y añoraba el corral nativo, cansando de
engaños y traiciones; de sentirse marginado y perseguido; había tenido
suficientes ocasiones como para poder afirmar que la mediocridad y el nepotismo
se daban en la Corte con mayor profusión, si cabe, que en las islas”. Pero su
compromiso y su sentido de la responsabilidad ética no le permitían, no estaba
dispuesto, a “vender la pluma y la sotana al mejor postor”. Por tanto, decide
regresar con la lección bien aprendida, siendo consciente de que él sólo no iba
a luchar contra los elementos… esa batalla, esa pelea quedaba pendiente para
otra etapa de la historia en la que los canarios fueran capaces de mejorar
culturalmente y pudieran superar el aislamiento, las pugnas intestinas, frenar
el avance de los mediocres y de los entreguistas. Y en este sentido, apuesta
ciegamente por el papel de los jóvenes valores, en los que deposita todas sus
esperanzas, porque Canarias estaba y está necesitada de savia nueva.
“El giro real” es un canto a la
canariedad pero poniendo sobre la mesa de forma clara y contundente los vicios
y defectos sociales y culturales de una sociedad que en su conjunto ha impedido
la forja de una conciencia colectiva de pueblo. Un canto a la canariedad en
continua evolución basado en un mestizaje como búsqueda de ese “giro real” que
consolide, estructure y vertebre a la sociedad canaria en un colectivo bajo una
idea aglutinante y no excluyente.
En definitiva, una
novela histórica, un ensayo novelado, un testimonio crítico, una denuncia, una
gran metáfora: la canariedad, el concepto isla y el mundo cultural como
instrumento necesario de cambio y transformación.
Elfidio vuelca en esta
obra su conocimiento, su experiencia vital y el mundo de sus ideas para
reflexionar y analizar desde una perspectiva dinámica a la sociedad insular y
creo que con esta reedición, con este reencuentro con su obra después de veinte
años, supondrá también un reencuentro íntimo, especial, del autor consigo
mismo, un elemento más a añadir a la reflexión no sólo para él sino, muy
especialmente, para todos nosotros como protagonistas y co-responsables de
nuestro tiempo histórico. Este libro tiene esa gran cualidad: la de
interrogarnos, preguntarnos y reflexionar para buscar y abrir nuevas puertas a
la realidad y al futuro.
Evidentemente esta novela encierra y contiene muchos otros elementos susceptibles de análisis y reflexión y otras tantas metáforas y simbolismos interesantes, pero no creo que sea este el momento oportuno para desvelarlas sino más bien el espacio adecuado para invitarles a todos Uds. a su lectura.
Tenerife (Islas Canarias) 2004
Un homenaje a un lugar paradisiaco y de gente excepcional.
ResponderEliminarExcelente presentación de la obra, un análisis muy cercano
ResponderEliminarA la realidad de los pueblos dependientes, esta presentación
Nos acerca mucho a las formas de vida occidentaled