Dr. en Medicina y Cirugía, Cuenca (Ecuador)
Terminado un evento poético
dispuesto por “Casa Tomada” un amigo querido me invitó a charlar de cultura
mientras saboreábamos un café, en uno de los tantos y bellos lugares del centro
histórico de Cuenca, que, sin mirar la ciudad como nuestra madre misma, tenemos
que consentir que es hermosa armónica y elegante. Apenas íbamos por
acomodarnos, mi amigo saludó con un hombre barbado que sorbia deleitosamente un
café, olisqueando como parte de un rito, las volutas que salían de la taza como
un vapor mágico.
Saludamos con aquel personaje
nuevo para mí, acicalado con una gorra que no se asegurar si es de las que usan
los capitanes de navíos o si las vi, más bien, en las testas de los viejos
operadores del tren de leña y carbón de años atrás y que fumaba como chino un
cigarrillo tras otro. Su nombre José Manuel Castellano Gil y es el inventor de
CES-AL, primera editorial digital “Centro de Estudios Sociales de América
Latina”, que en pocos años de creación y por el esfuerzo inmenso de su creador,
viene siendo la 6ª de entre las editoriales universitarias ecuatorianas y que
como premisa declara que no cuenta con ningún recurso económico y es más,
declara orgullosamente que ni lo busca ni lo precisa y solo le empuja su
principal esencia que es compartir y democratizar el conocimiento.
Hoy, con mucho acierto, la Editorial
concede premios importantes a gente de altísimo valor en diferentes campos.
A Gustavo Vega Delgado, a quien
cariñosamente trato de Tiatito, de quien me faltaría papel solo para
enumerar sus virtudes, aciertos y distinciones que tiene por decenas. Su
galardón hoy es en su modalidad de docencia e investigación, que a lo largo de
su vida ejerció con enorme sabiduría y humildad que solo tienen los sabios.
Abdón Ubidia en la modalidad de
literatura, es otro de los personajes de renombre justificado y valioso que es
distinguido con sobra de razones.
Ana Luisa Quintero Hernández
pintora y escultora, en modalidad vínculos históricos y culturales entre
América y Canarias y, por último, Liuba Mora, en modalidad de jóvenes creadores,
se distingue como activista de derechos de niños, niñas y adolescentes, joven
valor en donde las esperanzas futuras miran claras.
Pues yo, orgulloso de ser amigo del canario que Cuenca le tiene ya como uno más de sus hijos, que, con su enorme esfuerzo desinteresado, va demostrando que es posible apuntalar la cultura en sus múltiples facetas, tan solo con el capital humano. El más valioso y abrazo respetuoso a los galardonados, ante quienes me inclino.
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