Pedro
Carlos Martínez Suárez
Universidad
Católica de Cuenca
Dr. Pedro Martínez (PhD) |
La obra
consta de 65 páginas de praxis y poiesis, 9 capítulos jalonan la travesía de
conceptos aplicados, precedidos de una presentación virtuosa en el verbo y
breve al más puro estilo gracianesco, que en pocas líneas describe el problema
y la solución de un plumazo, la psicología de la Educación al servicio
del aula, en su vertiente de control de la conducta y optimización de los
aprendizajes, además de hacernos comprender, también a vuelapluma, que el libro
incide en los principios básicos del aprendizaje, como piedra angular no sólo
de la disciplina sino también de la práctica educativa, sobremanera en las
áreas de educación inicial (infantil) y básica (primaria). No obstante, no
debemos olvidar que el libro está contextualizado en el marco del proceso de
Bolonia y de los estudios de Grado en España, nuestra realidad educativa ecuatoriana
contempla algunos hechos diferenciales que cambiarían al menos, los escenarios
conductuales (behavioral settings), amén de los problemas, en especial
en el ámbito de educación intercultural. Además, si bien los principios y leyes
del aprendizaje, desde George John Romanes, son universales, las claves
culturales son insoslayables.
El otro
apartado, fuera de capítulos y a modo de introducción hace referencia a la
metodología didáctica, ABP y a dos cuestiones a mi juicio éticas, el plagio y
la asistencia a clase. Las tres cosas muy relacionadas porque el enfoque
constructivista del que parte el ABP hace que se convierta en un oximorón
construir conocimiento y plagiar al mismo tiempo. Por otra parte, es
precisamente el tema de la desmotivación del estudiante y su escasa asistencia
a clase en la universidad lo que provoca que surja el ABP de la mano de Howard
Barrows en la Universidad de McMaster en Canadá en la década de los 60’s, unos
30 años antes que el proceso de Bolonia, acontecimiento educativo histórico
vivido en Europa y que vertebra todo su sistema universitario centrando la
metodología en el aprendizaje. Tal vez podamos vivir en América un cambio
copernicano similar algún día y sería excelente iniciativa una propuesta similar
de unificación de los sistemas educativos para nuestra región latinoamericana,
con su filosofía del sur, sus venas abiertas, sus cuitas naturalistas pero
siempre bajo el eje del aprendizaje como predominante del binomio E-A,
enseñanza-aprendizaje.
Este
libro, con elegante sutileza recupera la importancia que en Psicología ha
tenido otro bipolo, el E-R recordándonos en las prácticas 2, 3, 4, 6, 7 y 8 que
la mayor parte de la variabilidad de la conducta se debe al aprendizaje y que
las tres formas de aprender del ser humano son: asociación, consecuencias y
modelado. Ya han pasado 106 años desde que Watson escribiera Psychology as a
behaviorist views it y esta obra nos recuerda que aún sigue vigente y lo hace
en un contexto aplicado con 9 prácticas de profundidad, no tanto por la
complejidad con la que están escritas, puesto que conservan el principio de
parsimonia que debe considerar siempre la ciencia, sino porque interpela al
alumnado a poner en práctica lo aprendido en el texto.
La
metodología está especialmente cuidada, tanto dentro como fuera del libro ya
que utiliza la herramienta Socrative, diseñada en el MIT en 2010 y que fomenta
la evaluación a través de una APP store gratuita, además de ser excelente para
aumentar la participación y aprendizaje colaborativo de los alumnos
incorporando el uso de celulares de forma más dinámica que otras plataformas de
aprendizaje.
Si uno se
pierde en la lectura de este cuaderno de prácticas encontrará también
cuestiones de más calado como la diferencia entre generalización y discriminación
de estímulo, reflexiones sobre la similitud entre la respuesta condicionada e
incondicionada, así como las diferencias entre el condicionamiento clásico y el
operante, incluyendo todo lo referente a la máxima atribuida a Skinner de que
el individuo “opera libremente en el ambiente”, algo imprescindible para
aquellos maestros y maestras preocupados por las contingencias ambientales que
regulan las conductas de su alumnado. Nos recuerda además el texto que las
contingencias son en muchas ocasiones competitivas y está en la pericia del
docente descubrir cuáles son reforzadoras para el alumno y cuáles son
aversivas.
Asimismo,
se incide en dos formas de castigo tipo II de uso habitual, el coste de
respuesta y el tiempo fuera. De igual manera, se muestran las pautas a seguir
en lo relativo al reforzamiento de tasas bajas de conducta, reforzamiento
diferencial de otras conductas y reforzamiento de conductas alternativas. Todo
ello encaminado a que los futuros maestros y maestras dominen las técnicas de
modificación conductual, tanto las que resultan útiles para reducir conductas
no deseables en el aula (procedimientos de castigo) como a las destinadas a
aumentar las conductas deseables (procedimientos de reforzamiento).
En la
misma línea de innovación se presenta en la práctica 9 una iniciativa
especialmente interesante, Neuroteruel, cuyo objetivo se enuncia como
“facilitar el neurodesarrollo a través del aprendizaje satisfactorio donde
familia, niño y profesional se unen para obtener éxito en los objetivos” vitales.
Este programa ideado por dos pediatras se entiende que está enmarcado en un
contexto de neuroeducación que aporta conocimientos de logopedia y terapia
ocupacional y aborda las dificultades de aprendizaje desde un enfoque de la
diversidad holístico y humanista, en una esfera conceptual propia de la
psicología positiva pero al mismo tiempo sin olvidar el componente técnico. Se
intenta generar con los padres un clima de confianza y de seguridad y de
expectativa positiva, entrenándolos en el manejo de las emociones,
fundamentalmente inculcando la forma de asumir responsabilidades por parte de
los infantes que potencie su autonomía, sus capacidades de aprendizaje y sus
estrategias de comunicación con el mundo que les rodea. De una ayuda definitiva
puede resultar la consulta de esta página en lo que se refiere a los problemas
de conducta enunciados en el apartado “Qué hacemos”, donde se enumeran dichos
problemas bajo un enfoque molecular de la conducta desde los 0 años hasta los
12 años en etapas divididas de 0 a 6 meses, de 6 a 9, de 10 a 12, de 13 a 24,
de 25 a 48 y posteriormente las alteraciones conductuales que predominan entre
los 4 y 5 años y de 6 a 12 años. Se citan aquí las referentes a la etapa entre
4 a 5 años para que se entienda a qué nos referimos con molecularidad de la
conducta: no muestra interés por dibujar o pintar, no acepta las actividades
del cole, no sigue las instrucciones junto al resto de compañeros, no colabora
para vestirse o desvestirse, no juega con el resto de compañeros, siempre juega
con el mismo objeto, no se mueve en el parque, no salta, no come solo o tarda
demasiado, es miedoso, no permanece sentado, no llora cuando se hace daño, se
cae con frecuencia, no muestra interés en compartir lo que sucede, no copia
formas simples o no intenta hacer dibujos, la pronunciación de sonidos está
alterada o no comprende lo que se le dice. Trabajar la conducta de forma
específica, concreta y precisa es responsabilidad de padres y maestros para su
mejor manejo en cuanto a un posible diagnóstico del neurodesarrollo o
simplemente para una adecuada intervención conductual.
El ser
humano ha aplicado el premio y el castigo desde los albores de la humanidad, su
perfeccionamiento y comprensión ha permitido avances determinantes incluso para
la psicoterapia, el entendimiento del miedo por parte de John Wolpe, la esencia
del aprendizaje social de Bandura, la idea del aprendizaje latente por parte de
Tolman, la ley del efecto y la práctica de Thorndike, son hoy hitos
fundamentales en la Psicología del aprendizaje que los alumnos no pueden dejar
de conocer y este documento que hoy presentamos nos invita a adentrarnos en
esas técnicas y teorías.
Desde esa
sensación en el estómago que tienen los niños justo antes de que suene el
timbre para el recreo o el efecto del “te dejo sin recreo”, las vivencias del
“rincón para pensar” al que todos en alguna ocasión nos veíamos abocados cuando
hacíamos una trastada, las notas para casa que los maestros envían a los papás,
el etiquetado y la expectativa de logro, las agresiones entre compañeros, el
niño que se baja el pantalón en clase gritando “elefante, elefante” porque se
lo vio hacer a Shin Chan en la televisión,
todo tiene una crucial importancia en el aprendizaje y todo se relaciona
con la conducta infantil. Cuaderno de Prácticas de Psicología de la Educación
nos permite entender de forma sencilla las claves que subyacen a dichas
conductas y cómo lidiar con sus consecuencias.
A modo de
sugerencia para posteriores ediciones o ampliaciones de la obra, se debería incluir
un capítulo sobre tópicos que habitualmente acechan a la modificación de
conducta, como que las prácticas educativas que utilizan el reforzamiento son
un soborno o confundir refuerzo con reforzamiento o el desconocimiento sobre
las diferentes formas de castigo, lícitas e ilícitas, éticas y no éticas. Es
importante también que el alumno conozca los orígenes históricos de estas
técnicas y sus aplicaciones en otros contextos, como la economía de fichas que
resultó tan útil en el ámbito clínico para el trabajo en habilidades sociales o
la aplicación que en el ámbito escolar tiene la desensibilización sistemática,
técnica terapéutica basada también en las teorías del aprendizaje y que pueden
corregir, mediante el juego, una fobia a la oscuridad por ejemplo.
Por
último, decir que ha sido muy placentera esta lectura, recuperando los
conocimientos más aplicados de la Psicología y que se gestaron en el entorno
conductista y se han desarrollado con el paradigma cognitivo, en mi caso me ha
servido para repensar incluso la cabida que los alumnos de educación tienen en
un laboratorio como el que coordino, el de Psicometría y Neurociencias cognitivas
de la Universidad Católica de Cuenca donde animo a colaborar a estudiantes y
docentes que deseen trabajar con Sniffy Pro, el programa de ratas virtuales que
nos enseñará sin duda a ser más humanos, poniendo en marcha las prácticas que
nos propone el texto Álvarez, López y Martin-Albo.
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