miércoles, 2 de octubre de 2019

A propósito del libro "Cuaderno de prácticas de psicología de la educación"

Pedro Carlos Martínez Suárez
Universidad Católica de Cuenca

Dr. Pedro Martínez (PhD)
El libro que nos ocupa de Álvarez, López y Martín-Albo (2019) es una obra editada por el Centro de Estudios Sociales de América latina y, por tanto, un paso más en la firme convicción de que el conocimiento debe ser gratuito, compartido y universal. Como garantía de calidad de la obra cuenta con el sistema de revisión por pares con doble ciego, donde ni los revisores conocen a los autores ni los autores a los revisores.
La obra consta de 65 páginas de praxis y poiesis, 9 capítulos jalonan la travesía de conceptos aplicados, precedidos de una presentación virtuosa en el verbo y breve al más puro estilo gracianesco, que en pocas líneas describe el problema y la solución de un plumazo, la psicología de la Educación al servicio del aula, en su vertiente de control de la conducta y optimización de los aprendizajes, además de hacernos comprender, también a vuelapluma, que el libro incide en los principios básicos del aprendizaje, como piedra angular no sólo de la disciplina sino también de la práctica educativa, sobremanera en las áreas de educación inicial (infantil) y básica (primaria). No obstante, no debemos olvidar que el libro está contextualizado en el marco del proceso de Bolonia y de los estudios de Grado en España, nuestra realidad educativa ecuatoriana contempla algunos hechos diferenciales que cambiarían al menos, los escenarios conductuales (behavioral settings), amén de los problemas, en especial en el ámbito de educación intercultural. Además, si bien los principios y leyes del aprendizaje, desde George John Romanes, son universales, las claves culturales son insoslayables.
El otro apartado, fuera de capítulos y a modo de introducción hace referencia a la metodología didáctica, ABP y a dos cuestiones a mi juicio éticas, el plagio y la asistencia a clase. Las tres cosas muy relacionadas porque el enfoque constructivista del que parte el ABP hace que se convierta en un oximorón construir conocimiento y plagiar al mismo tiempo. Por otra parte, es precisamente el tema de la desmotivación del estudiante y su escasa asistencia a clase en la universidad lo que provoca que surja el ABP de la mano de Howard Barrows en la Universidad de McMaster en Canadá en la década de los 60’s, unos 30 años antes que el proceso de Bolonia, acontecimiento educativo histórico vivido en Europa y que vertebra todo su sistema universitario centrando la metodología en el aprendizaje. Tal vez podamos vivir en América un cambio copernicano similar algún día y sería excelente iniciativa una propuesta similar de unificación de los sistemas educativos para nuestra región latinoamericana, con su filosofía del sur, sus venas abiertas, sus cuitas naturalistas pero siempre bajo el eje del aprendizaje como predominante del binomio E-A, enseñanza-aprendizaje.
Este libro, con elegante sutileza recupera la importancia que en Psicología ha tenido otro bipolo, el E-R recordándonos en las prácticas 2, 3, 4, 6, 7 y 8 que la mayor parte de la variabilidad de la conducta se debe al aprendizaje y que las tres formas de aprender del ser humano son: asociación, consecuencias y modelado. Ya han pasado 106 años desde que Watson escribiera Psychology as a behaviorist views it y esta obra nos recuerda que aún sigue vigente y lo hace en un contexto aplicado con 9 prácticas de profundidad, no tanto por la complejidad con la que están escritas, puesto que conservan el principio de parsimonia que debe considerar siempre la ciencia, sino porque interpela al alumnado a poner en práctica lo aprendido en el texto.
La metodología está especialmente cuidada, tanto dentro como fuera del libro ya que utiliza la herramienta Socrative, diseñada en el MIT en 2010 y que fomenta la evaluación a través de una APP store gratuita, además de ser excelente para aumentar la participación y aprendizaje colaborativo de los alumnos incorporando el uso de celulares de forma más dinámica que otras plataformas de aprendizaje.
Si uno se pierde en la lectura de este cuaderno de prácticas encontrará también cuestiones de más calado como la diferencia entre generalización y discriminación de estímulo, reflexiones sobre la similitud entre la respuesta condicionada e incondicionada, así como las diferencias entre el condicionamiento clásico y el operante, incluyendo todo lo referente a la máxima atribuida a Skinner de que el individuo “opera libremente en el ambiente”, algo imprescindible para aquellos maestros y maestras preocupados por las contingencias ambientales que regulan las conductas de su alumnado. Nos recuerda además el texto que las contingencias son en muchas ocasiones competitivas y está en la pericia del docente descubrir cuáles son reforzadoras para el alumno y cuáles son aversivas.
Asimismo, se incide en dos formas de castigo tipo II de uso habitual, el coste de respuesta y el tiempo fuera. De igual manera, se muestran las pautas a seguir en lo relativo al reforzamiento de tasas bajas de conducta, reforzamiento diferencial de otras conductas y reforzamiento de conductas alternativas. Todo ello encaminado a que los futuros maestros y maestras dominen las técnicas de modificación conductual, tanto las que resultan útiles para reducir conductas no deseables en el aula (procedimientos de castigo) como a las destinadas a aumentar las conductas deseables (procedimientos de reforzamiento).
En la misma línea de innovación se presenta en la práctica 9 una iniciativa especialmente interesante, Neuroteruel, cuyo objetivo se enuncia como “facilitar el neurodesarrollo a través del aprendizaje satisfactorio donde familia, niño y profesional se unen para obtener éxito en los objetivos” vitales. Este programa ideado por dos pediatras se entiende que está enmarcado en un contexto de neuroeducación que aporta conocimientos de logopedia y terapia ocupacional y aborda las dificultades de aprendizaje desde un enfoque de la diversidad holístico y humanista, en una esfera conceptual propia de la psicología positiva pero al mismo tiempo sin olvidar el componente técnico. Se intenta generar con los padres un clima de confianza y de seguridad y de expectativa positiva, entrenándolos en el manejo de las emociones, fundamentalmente inculcando la forma de asumir responsabilidades por parte de los infantes que potencie su autonomía, sus capacidades de aprendizaje y sus estrategias de comunicación con el mundo que les rodea. De una ayuda definitiva puede resultar la consulta de esta página en lo que se refiere a los problemas de conducta enunciados en el apartado “Qué hacemos”, donde se enumeran dichos problemas bajo un enfoque molecular de la conducta desde los 0 años hasta los 12 años en etapas divididas de 0 a 6 meses, de 6 a 9, de 10 a 12, de 13 a 24, de 25 a 48 y posteriormente las alteraciones conductuales que predominan entre los 4 y 5 años y de 6 a 12 años. Se citan aquí las referentes a la etapa entre 4 a 5 años para que se entienda a qué nos referimos con molecularidad de la conducta: no muestra interés por dibujar o pintar, no acepta las actividades del cole, no sigue las instrucciones junto al resto de compañeros, no colabora para vestirse o desvestirse, no juega con el resto de compañeros, siempre juega con el mismo objeto, no se mueve en el parque, no salta, no come solo o tarda demasiado, es miedoso, no permanece sentado, no llora cuando se hace daño, se cae con frecuencia, no muestra interés en compartir lo que sucede, no copia formas simples o no intenta hacer dibujos, la pronunciación de sonidos está alterada o no comprende lo que se le dice. Trabajar la conducta de forma específica, concreta y precisa es responsabilidad de padres y maestros para su mejor manejo en cuanto a un posible diagnóstico del neurodesarrollo o simplemente para una adecuada intervención conductual.
El ser humano ha aplicado el premio y el castigo desde los albores de la humanidad, su perfeccionamiento y comprensión ha permitido avances determinantes incluso para la psicoterapia, el entendimiento del miedo por parte de John Wolpe, la esencia del aprendizaje social de Bandura, la idea del aprendizaje latente por parte de Tolman, la ley del efecto y la práctica de Thorndike, son hoy hitos fundamentales en la Psicología del aprendizaje que los alumnos no pueden dejar de conocer y este documento que hoy presentamos nos invita a adentrarnos en esas técnicas y teorías.
Desde esa sensación en el estómago que tienen los niños justo antes de que suene el timbre para el recreo o el efecto del “te dejo sin recreo”, las vivencias del “rincón para pensar” al que todos en alguna ocasión nos veíamos abocados cuando hacíamos una trastada, las notas para casa que los maestros envían a los papás, el etiquetado y la expectativa de logro, las agresiones entre compañeros, el niño que se baja el pantalón en clase gritando “elefante, elefante” porque se lo vio hacer a Shin Chan en la televisión,  todo tiene una crucial importancia en el aprendizaje y todo se relaciona con la conducta infantil. Cuaderno de Prácticas de Psicología de la Educación nos permite entender de forma sencilla las claves que subyacen a dichas conductas y cómo lidiar con sus consecuencias.
A modo de sugerencia para posteriores ediciones o ampliaciones de la obra, se debería incluir un capítulo sobre tópicos que habitualmente acechan a la modificación de conducta, como que las prácticas educativas que utilizan el reforzamiento son un soborno o confundir refuerzo con reforzamiento o el desconocimiento sobre las diferentes formas de castigo, lícitas e ilícitas, éticas y no éticas. Es importante también que el alumno conozca los orígenes históricos de estas técnicas y sus aplicaciones en otros contextos, como la economía de fichas que resultó tan útil en el ámbito clínico para el trabajo en habilidades sociales o la aplicación que en el ámbito escolar tiene la desensibilización sistemática, técnica terapéutica basada también en las teorías del aprendizaje y que pueden corregir, mediante el juego, una fobia a la oscuridad por ejemplo.
Por último, decir que ha sido muy placentera esta lectura, recuperando los conocimientos más aplicados de la Psicología y que se gestaron en el entorno conductista y se han desarrollado con el paradigma cognitivo, en mi caso me ha servido para repensar incluso la cabida que los alumnos de educación tienen en un laboratorio como el que coordino, el de Psicometría y Neurociencias cognitivas de la Universidad Católica de Cuenca donde animo a colaborar a estudiantes y docentes que deseen trabajar con Sniffy Pro, el programa de ratas virtuales que nos enseñará sin duda a ser más humanos, poniendo en marcha las prácticas que nos propone el texto Álvarez, López y Martin-Albo.

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