Dra. Marielsa López
Dra. Marielsa López (PhD) |
Antes de finales del siglo XX una mujer en la Academia era una
excepción, una rareza. Las mujeres que lo lograban tenían una inteligencia
superior cuyo genio era imposible de ocultar. Es el caso de Marie Curie o
Rosalind Franklin, quienes con sus descubrimientos cambiaron el curso de la
humanidad. Pero la mayoría de las mujeres científicas, eran relegadas a una
posición secundaria y alejadas de la fama, ocupada por sus pares masculinos.
En mi opinión, una de las fechas importantes para que todo cambiara
es el 29 de septiembre de 1964, cuando una niña de 6 años, inconformista nata,
irrumpió en la escena mundial cuestionando todo a su alrededor y poniendo en
evidencia la irracionalidad del mundo en el que las diferencias de género eran
una constante.
Se trata de Mafalda, el personaje principal de la tira cómica de
Quino, dibujante argentino, que quizás sin saberlo o, por el contrario,
expresamente, retrató lo que es el prototipo de una mujer investigadora.
En efecto, lo que más le gusta a Mafalda es hacerse preguntas, y
¿qué es una investigadora sino una persona que hace preguntas? Preguntas cuyas
respuestas sirven para cambiar el mundo, para hacer la vida más fácil, para
solucionar los problemas de salud, los problemas de la educación, para mejorar
la vida de los más vulnerables, para solucionar los desafíos ambientales.
Mafalda representa al conjunto de las mujeres intelectuales
guiadas por la razón y la curiosidad. Sus comentarios sobre el papel de la
mujer priorizaban su presencia en cualquier ámbito de la sociedad, es ferviente
defensora del progreso social de la mujer. Se trata de una “heroína iracunda”
como la definió Humberto Eco.
La niña adora a Los Beatles, al Pájaro Loco, la paz, los derechos humanos, las
panquecas y la democracia. Odia la injusticia,
la guerra, el racismo, las cosas absurdas y la sopa. Según ella "La sopa es a la
niñez lo que el autoritarismo es a la democracia". Incomoda frecuentemente a sus
pobres padres con sus cuestionamientos sobre lo socialmente establecido.
Mucha agua ha corrido desde el nacimiento de Mafalda. Las mujeres
han copado las universidades y ocupado cargos públicos y privados que antes les
estaban vedados.
Sin embargo todavía existen asuntos pendientes en los espacios
de generación de conocimiento dentro de la Academia y las Ciencias. Según la
acreditación del Senescyt para el período 2014-2019, en Ecuador tenemos a un 38%
de Mafaldas trabajando en investigación, en las universidades y otras
instituciones como ministerios y fundaciones. Este porcentaje significa que,
obviamente, más de la mitad de la presencia en este campo sigue siendo masculina
(62%).
Según Herdoiza (2015) las mujeres abandonan más los estudios
debido a sus responsabilidades familiares. Además tienen menos salario que los
hombres (en el sector privado) y ocupan menos frecuentemente puestos de
decisión. La mayoría de los egresados en las universidades ecuatorianas son
mujeres, sin embargo su participación es menor a nivel de doctorado y de
investigación (Unesco, 2012). Esta proporción se invierte cuando se trata de
los hombres. Es decir, que a medida que se sube en la escala académica la
presencia masculina aumenta.
Como vemos todavía existen brechas en cuanto a la presencia
femenina dentro de la Academia que es necesario superar en los años venideros,
no solo porque debe existir equidad de género sino porque debe existir igualdad
de oportunidades tanto para los hombres como para las mujeres, es decir, sin
ningún tipo de discriminación por sexo.
Es por ello que los desafíos que enfrenta el Ecuador como
sociedad requieren contar con la participación tanto de los hombres como de las
mujeres para encontrar respuestas a los retos futuros y no se puede contar solo
con la mitad del potencial de generación del conocimiento existente en el país (Rivera,
2017).
Pienso que los desafíos que debe vencer el país para aumentar su
productividad científica son numerosos. Me referiré solo a dos de ellos: la
falta de confianza en la ciencia y la burocracia.
Con relación al primer punto, según un organismo que estudia la
percepción de los ciudadanos sobre la confianza que tienen en la ciencia y la
tecnología para el desarrollo de los países (Wellcome Global Monitor, 2018),
los países con altos niveles de desarrollo como Alemania, Canadá, Australia,
Estados Unidos, China, Corea del Sur y Japón creen en más de un 80% que la
ciencia beneficia a sus países.
En Ecuador solo el 8% de la población cree que la ciencia es una
fuente confiable para la realización de sus actividades cotidianas, el 53% cree
que es una fuente de confiabilidad media, el 35% piensa que tiene confiabilidad
baja y el 4% no tiene ninguna opinión al respecto. Además el 68% de la
población cree más en la religión que en la ciencia (Wellcome Global Monitor,
2018).
Esta falta de confianza en la ciencia, aunque parezca
paradójico, también la encontramos dentro de las universidades, donde el
pensamiento mágico y el posmodernismo se enfrentan de manera soterrada con la
racionalidad científica. Es difícil sobrevivir en un mundo en constante cambio
con unas universidades que perciben a la ciencia como un paradigma neoliberal y
colonial. Yo pienso que en todas las áreas pero particularmente en la mía, en
ciencias sociales, la investigación debería estar destinada a resolver los
problemas del país. ¿Cuál es el mejor método para enseñar a leer a los niños
quichuas a quienes les faltan dos vocales? ¿Cuáles son las mejores prácticas de
los mejores docentes ecuatorianos y cómo podemos hacer para hacerlas llegar a
todos los profesores del país? Quizás, de esa manera, la población confiaría
más en la ciencia que en la religión.
Para hablar del segundo punto retomaremos nuevamente a Mafalda.
Mafalda tenía una tortuga y le puso de nombre Burocracia. Su amigo Miguelito
fue a conocer a Burocracia, pero ésta ya estaba dentro de su caparazón. Miguelito
preguntó si no la podía sacar del caparazón para él conocerla ya que había
venido solo a eso. Mafalda le respondió que era imposible ya por hoy y que
debía volver mañana. Miguelito preguntó a qué hora y Mafalda le respondió que
no sabría informarle. Miguelito se fue y en el camino se preguntó: ¿Por qué le
habrá puesto ese nombre?
Dentro de las instituciones de educación en general y en
especial dentro de las instituciones de educación superior la burocracia imperante
asfixia la creatividad y la producción de conocimiento, poniendo obstáculos
donde deberían existir incentivos. Un ejemplo de ello es cuando quisimos en la
universidad traer a una especialista mundial en formación de docentes. La
universidad podía costearle el pasaje y el alojamiento pero no la alimentación,
porque existe un decreto de austeridad. Por más que razonamos con la persona
encargada de la administración no fue posible hacerle entender que el pasaje
aéreo y el alojamiento eran más caros que la comida. Por supuesto la experta
internacional no vino.
Para concluir quisiera contarles una anécdota personal. Cuando
era pequeña mi hija Verónica hacía preguntas constantemente acerca de todo y
nos agobiaba a su papá y a mí cuando regresábamos cansados del trabajo. Una vez
Verónica preguntó en qué consistía exactamente mi trabajo y yo le expliqué que
hacía investigación para ayudar a mejorar la situación del país. Verónica me
dijo: mamá eso mismo hago yo cuando hago preguntas y tú me regañas. Por eso
para tener futuros científicos es necesario dejar que las niñas y también los
niños pregunten, aunque no tomen sopa.
Verónica no estudió para ser científica, aunque sí le gusta la
sopa. Estudió cine y ahora soy yo la que enmudezco frente a su trabajo.
REFERENCIAS
Herdoiza, M. (2015).
Construyendo Igualdad en la Educación Superior. Quito: UNESCO.
Quino (1967). Así es la cosa,
Mafalda. Ediciones de la Flor. Argentina.
Rivera, L. (2017). El mito de
que las mujeres investigadoras le fallan a la ciencia. Obtenido de https://blogs.iadb.org/puntossobrelai/2017/03/03/mito-las-mujeres-investigadoras-le-fallan-la-ciencia/
UNESCO. (2012). Mujeres en
Ciencia. Obtenido de http://uis.unesco.org/apps/visualisations/women-in-science/#details!region=40520&view=map&country=ECU&panel=sectors
Wellcome
Global Monitor (2018). https://wellxome.ac.uk/funding
No hay comentarios:
Publicar un comentario