Después de veintiséis horas,
entre aeropuertos y vuelos, vuelvo a pisar las largas calles de la ciudad de
los Adelantados, otrora valle de Aguere de los originarios Guanches, para
reencontrarme con quien iluminó mi existencia.
Una modesta mujer luchadora con un corazón inmenso, rebosante de plena alegría que invadía todo espacio y donde, también, escondía sus incertidumbres y penas, pero siempre muy consciente de que los demás eran más importantes que ella misma. Esa, entre otras muchas enseñanzas, ha sido un legado que he hecho mío. Una mujer que siempre estuvo a mi lado, a pesar de no haber estado a la altura que merecía. Desde hace tiempo intento, al menos cada día, recorrer ese camino para convertirme en lo que ella, sencillamente, esperaba de mí: un buen y honesto ser humano.
Tenerife (Islas Canarias), diciembre 2022
Hermosa imagen. Es curioso el semblante y trayectoria que se dibuja en tus bellas palabras y que tanto me recuerda y mi misma madre, recia castellana. Sin duda te aproximas mucho a lo deseado por ella, un gran hombre, intelectual donde los haya y maravilloso amigo. Felices fiestas, desde el exilio.
ResponderEliminarMarusa es una de las mujeres más buenas y alegres que he conocido. Y esta foto la representa
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