A la valentía de Amir Nasr-Azadani
Esta actividad
deportiva, como cualquier otra manifestación social de masa, no es más que otro
reflejo de la estructura dominante del poder, replicada sumisamente por un
vulgo alienado. Algunos osados, bajo el manto embaucador de sus cábalas
hacendísticas, se atreven a conceptualizarlo como un hecho cultural que cumple
un rol de cohesión social. Otros, en cambio, los que profesan la cultureta
mundial, santifican al fútbol como expresión poética y artística.
Este Mundial de Qatar
ha evidenciado con absoluta contundencia la preeminencia de los miserables
valores y la doble moral de esta sociedad posmoderna: la hipocresía de este
sistema mal llamado democrático, que legitima la desigualdad, justifica la
explotación humana, consolida un modelo corrupto, exalta sentimientos racistas
y fascistas, promueve violencia contra las libertades, manipula a las masas y potencia
una legión de hooligan antisociales de cuello y corbata, que endiosan a los
nuevos gladiadores del neoliberalismo.
Las soeces
expresiones altisonantes pronunciadas por despoetizados peloteros, “Qué
mirás bobo, Andá p'allá”, “chúpame la pija”, “cara de pinga”
o la escenificada defecación de un descabezado cancerbero no solo son muestras
de muy mal gusto, de una vulgaridad sin límites, de una rusticidad
pre-evolutiva, sino que forma parte de ese gran espectáculo de escapismo mundial
diseñado para desviar la atención sobre los principales problemas sociales. Si a
ello añadimos, los saludos fascistas en las celebraciones; los insultos
racistas que reciben los jugadores; los comentarios exacerbados de un
analfabeto integral y descerebrado, que supuestamente ejerce de comunicador
para insultar a los españoles por responsabilidades históricas; las arremetidas
de un homólogo contra su propia selección al caer eliminada; las diatribas
xenófobas; las ofensas a la mujer; el ensordecedor silencio cómplice de la
comunidad internacional frente a la sentencia de muerte de un futbolista iraní,
Amir Nasr-Azadani, por el simple hecho de manifestarse en libertad solidaria en
contra de las atroces acciones llevadas a cabo por su propio país hacia las
mujeres; o que un caricaturizado y momificado expresidente, miembro actual de
un gabinete de gobierno europeo y máximo directivo de un club de fútbol, se
atreva públicamente a ofrecer un camión repleto de prostitutas a sus jugadores
por ganar dos partidos…, nos confirma que esta sociedad se cimenta en el abuso,
en el engaño y en la explotación del “otro”. Todo lo demás son meros fuegos de artificios
virtuales y la única opción que nos queda es apagar la luz e irnos de este
putrefacto y hediondo mundo deshumanizado.
Cuenca (Ecuador) diciembre 2022
Qué análisis tan fecundo, real y totalmente demostrado a la vista de toda la humanidad, más el ensordecedor silencio de los mismos; nos deja como lección que definitivamente debemos ceder el paso a una nueva generación, que sí, realmente permita a todos vivir en armonía!
ResponderEliminarEstremece brutalmente la verdadera realidad del fútbol, utilizado como instrumento de alienacion mental de todo un planeta
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