Décima colaboración del proyecto "Iniciación y formación en redacción" centrado en un estudio aproximativo realizado por Luis Miguel Uyaguari sobre uno de los aspectos más preocupantes en la escuela ecuatoriana. El Ministerio de Educación y Unicef han estimado que uno de cada cinco alumnos ecuatorianos entre 11 a 18 años han sufrido violencia escolar o bullying.
Agradecemos a www.ecuadoruniversitario.com la difusión de este artículo y la apuesta decidida y comprometida por la juventud ecuatoriana.
Luis Miguel Uyaguari Valverde |
La
invisibilidad escolar es un término acuñado recientemente. Fierro (2007) lo define
como un acto de eclipsamiento del estudiante frente a otras prioridades. Ese fenómeno
se produce, entre otros espacios o escenarios, dentro del entorno escolar, específicamente
en el proceso enseñanza-aprendizaje (PEA), e implica a toda un aula, y está presente
en casi las mayorías de los centros educativos.
Por tanto,
que se hace imprescindible estudiar este problema socio-educativo para evitar sus
terribles consecuencias. Esta anormalidad determina el apartamiento del alumno
del PEA, bien sea por su propia voluntad, por la exclusión de sus compañeros o
por parte del educador de forma inconsciente.
Partiendo
de esa realidad hemos llevado a cabo un estudio aproximativo sobre la
invisibilidad escolar centrado en los educandos “invisibles” en una unidad educativa
(UE) determinada, donde se ha constado la presencia de este fenómeno, y que en
ese proceso están implicados estudiantes con los promedios más altos de la
clase, junto a otros con promedios bajos.
Después de
aplicar una metodología cualitativa se evidenció también que el docente no suele
percatarse de la existencia de estos comportamientos por sí mismo, al asumir de
forma inconsciente una “alta” visión de su aula, en la que tiende a favorecer sólo
a los mejores y a excluir a los mismos de siempre.
De igual
manera se ha podido detectar que los estudiantes al percibir ese comportamiento
del docente -por ser excluidos o por el simple hecho de no salir de su zona de confort- se refugian dentro de
la invisibilidad escolar y, por consiguiente, se alejan por completo del PEA, negándose
a la adquisición tanto de conocimientos como de sentimientos. De modo que como
estudiantes invisibles no se les tienen en cuenta, además, ellos tampoco desean
ser vistos, ni participar de alguna manera en el aula. Dentro de ese fenómeno
se puede distinguir dos comportamientos: los que se apartan por su voluntad
propia -ya sea por algún problema familiar o por algún problema escolar- y a aquellos
que son aislados por el grupo.
También se
ha evidenciado la existencia de estudiantes, caracterizados con los mejores
promedios de la clase, que son pares con el líder de aula, que forman parte de esa
invisibilidad; los cuales han desarrollado una forma propia y adecuada de
aprendizaje para alcanzar los mejores resultados. Así mismo se ha confirmado que
la mayoría de los “estudiantes invisibles” se identifica por sus malas calificaciones.
En ese fenómeno está inmerso la cuarta parte del aula. Esa invisibilidad no sólo
se produce en el interior del aula sino también fuera de ella, como puede ser en
el patio de juego, en el bar, laboratorios, entre otros.
Después de
finalizar ese estudio y tras la realización de prácticas pre-profesionales en
otras instituciones educativas se ha podido verificar que este fenómeno no sólo
está presente en esa U.E. estudiada sino que se produce en casi todas las aulas
de clase. Es por ello que socializamos estas premisas con la finalidad de aportar
una reflexión de partida en la necesidad de profundizar en este problema y en
la búsqueda de una intervención sobre un aspecto de vital importancia. Una de
las acciones prioritarias sería la aplicación de estrategias dirigidas a mejorar
la comunicación dentro del aula, además, de empezar a trabajar con tríos o
grupos de cuatro personas, variando los integrantes de los equipos e
intercambiando los líderes de grupo de tal manera que todos participen en el
PEA
Evidentemente
los docentes son personas, padres de familia y, sobre todo, educandos que nunca
acaban de aprender y es, por ello, que están permanentemente en una fase de actualización
y formación continua. Sin duda una de esas importantes tareas debe ser como enfrentarse
a este mal que aqueja a nuestras instituciones educativas, ya que en ellas se
trabaja con el futuro de TODOS los estudiantes.
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