Hay de todo en la viña del Señor como esos mamporreros, una sub-especie que no está en peligro de extinción, más
bien todo lo contrario: una plaga depredadora de principios, ética y profesionalidad,
que actúa en manada y profesa un credo de sumisión esclava y obediencia
ratonil cuando recibe órdenes desde arriba y ejerce de verdugo sanguinario-paranoico cuando mira hacia abajo.
Unos sub-especímenes sin luces,
acomplejados de sus miserias, poseedores de unas incapacidades ilimitadas y con el pleno convencimiento que el simple botón de su camisa o blusa simboliza un
signo de autoridad y prestigio social.
¡Qué lástima,
qué desperdicio de existencia, qué vergüenza ajena! Aunque, como muy bien recoge el sabio refranero popular "a todo cochino le llega su San Martín". Pues, que así sea, Roma no paga a traidores ni a miserables.
Dr. José Manuel Castellano
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