Siempre resulta
muy difícil despedirse de un gran amigo y, mucho más, cuando ese colega posee
un conjunto de valores modélicos: integridad y compromiso social en todas sus
facetas de vida.
Fabrice, has demostrado,
desde tu sencillez y humildad, un accionar digno que, además, has sabido trasladar
con coherencia a tu práctica profesional y docente.
Tu partida, hermano africano, con
toda la pena y dolor que me inunda, supone al mismo tiempo una inmensa alegría,
pues tu marcha te permitirá romper con unas cadenas de mediocridad insultantes,
que te hubiera condenado a un sin futuro; sentenciado a no seguir creciendo; y abrazar
la hiel derrota ante nuestros discentes por cómplice y partícipe de un gran engaño
social, construido por las manos espurias de fariseos que te arrastrarían a renunciar
a tus nobles creencias, principios e ideales.
Mis mejores
deseos para ti, hermano, que te vaya muy bonito.
Profe Fabrice lo vamos a extrañar mucho donde quiera que vaya va a ir dejando huellas en todos sus estudiantes.
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