Por
DIANA LUCERO
DIANA LUCERO
Diana Lucero |
Al reconstruir
esta historia de vida pudimos evidenciar varios puntos importantes acerca de la
educación entre 1957 a 1963. En ese periodo fue muy notorio el uso de castigos,
tanto verbales como físicos, hacia los alumnos por parte de sus maestros. La educación
no era un eje central en esa época, debido a que el trabajo era lo que daba
dinero y por lo tanto era más necesario.
También se
puede destacar que quienes cumplían el papel de docentes en la escuela, no eran
personas con título universitario sino personas que tenían mayor conocimiento
de la materia por haber terminado al menos los estudios secundarios.
***
Luz Gerardina Lucero Tapia |
Su nombre
es Luz Gerardina Lucero Tapia, su infancia fue humilde, vivía en el campo y ayudaba
en el trabajo a sus padres en las tareas agrarias. A los 7 años ingresó a la Escuela
“27 de febrero” en la comunidad de QuisQuis,
ciudad de Azogues. En ese entonces era la única escuela que existía en esa
comunidad y el trasladarse a la ciudad era difícil, debido a que los caminos estaban
deteriorados y no existían carreteras.
En esa escuela
se ofertaban solo cuatro grados de estudio; el primero correspondía al
preparatorio, luego le seguía el primer grado, segundo grado y terminaba con el
tercer grado. Todos estos grados estaba a cargo de un solo profesor.
Luz
estudió en la escuela por seis años, debido a que perdió dos años, por estos
problemas de la carencia de docente, pues era difícil aprender todo tan rápido.
A pesar de que no había muchos estudiantes en la escuela, generalmente las aulas
estaban compuestas de 10 a 12 estudiantes porque se prefería el trabajo por
delante del estudio. El docente encargado no era capaz de llevar cuatro grados
y solía impartir castigos a los niños que no cumplían con sus tareas y a los
que desobedecían; recibían un golpe con un objeto de madera por parte de los
profesores y, en ocasiones, estos golpes eran consentidos por sus padres.
Lamentablemente
a los 13 años tuvo que dejar de estudiar y salir de la escuela para mudarse a
la ciudad y trabajar, debido a la escasez que vivía su familia. El trabajo era
la mejor salida. Desde ese entonces y hasta sus 68 años Luz trabajó como
empleada doméstica y durante ese periodo tuvo su primer y único hijo, fue madre
soltera. No volvió a ingresar a ningún centro de estudio.
Gracias a
la vida no ha tenido grandes problemas al no haber terminado la escuela o haber
alcanzado un grado superior de estudio, al contrario, su conocimiento y sabiduría
han sido suficientes para convertirla en una buena persona, amable, empática,
solidaria y respetuosa.
Luz Gerardina Lucero Tapia |
Luz no
aprendió a escribir en mano imprenta sino únicamente en manuscrito; su
ortografía y caligrafía era relativamente mala pero a pesar de su edad no ha
dejado de escribir y practicar para mejorar. Cada día toma una sección del
periódico e intenta transcribirla y eso habla muy bien de ella, pues es una
persona que no se ha rendido a pesar de las adversidades.
Realizar esta
investigación para mí ha significado mucho, pues me ha permitido conocer a esta
persona y tomar como ejemplo su valentía y fortaleza, ya que a pesar de todos los
obstáculos que se le ha presentado ha seguido y ha salido adelante, tal vez no
sea una persona letrada pero la educación no se mide por el grado de estudios
sino por el grado de valores que se tiene y ella posee muchos. Definitivamente
esta mujer es un ejemplo de vida y nos invita a no rendirnos. La vida es dura
pero no es difícil.
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