lunes, 13 de abril de 2020

NO SE ECHEN A MORIR

Dr. José Manuel Castellano Gil (PhD)

A mi alumna, Yamileth Cando Méndez, a quien le debo este título.

Sin duda las terribles circunstancias actuales podrían ser un oportuno y excelente instrumento de aprendizaje vivo y directo sobre el funcionamiento de un modelo que se tambalea desde sus propios cimientos y que es imprescindible desplazarlo.
Los grupos dominantes en el escenario nacional-internacional han establecido y promovido una relación criminal de dependencia desigual, en clave de sobreexplotación de los recursos humanos, de destrucción medioambiental y de apropiación de las materias primas de los países “sub” o “en vías de desarrollo”, junto a un sistema político instrumentalizador, mentiroso, manipulador, corrupto y con comportamientos culturales adocenados.
Esto que exponemos no es nada nuevo pero parece que el efecto secundario del coronavirus ha despertado súbitamente estas ideas en la inmensa mayoría de la sociedad mundial, que ha llevado a mirar de reojo hacia atrás para cuestionar nuestros modos y valores de vida. Una reacción más que normal ante una situación de incertidumbre, pues, siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena para olvidarnos inmediatamente cuando escampa.
Muchas voces repiten que nada será igual a nuestro pasado más inmediato, al de hace unas semanas; que está crisis es una nueva oportunidad para cambiar la historia; que tenemos que adaptarnos a una nueva realidad; que esta pandemia es un reencuentro del hombre con la espiritualidad…
En fin, la verdad es que no tengo ni idea como se organizará la sociedad que viene después de todo esto pero, sea como sea, resulta obvio que ese proceso no será ni corto, ni mucho menos a medio plazo, pasarán probablemente varias generaciones para poder vislumbrar algo claro, pues los cambios de mentalidad siempre han sido lentos y con muchas interferencias.
Desde mi visión, más que preguntarnos como seremos, creo que es más urgente y prioritario responder cómo vamos afrontar y actuar en estos momentos.
El compromiso y las ideas no pueden estar encerradas, ni aisladas y deben transitar hacia la acción para evitar aceptar las imposiciones en cascadas que vendrán desde arriba, cuyas recetas serán como siempre un ritual de sacrificio con deshumanizadas medidas políticas, económicas, sociales y sanitarias que acentuarán aún más las brechas de desigualdades existentes durante décadas y que condenarán a una crisis de subsistencia presente y futura a millones de ciudadanos en el mundo. Las opciones que nos proponen los grupos dominantes se reduce simplemente “a echarnos a morir por el coronavirus” o “echarnos a morir por hambre”. No podemos dejar en las manos de esos irresponsables depredadores la reconstrucción de su propio modelo que atenta contra todos, por tanto, es hora de organizarnos y actuar.

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