domingo, 30 de mayo de 2021

Un artículo semi-inmaterial

Por: José Manuel Castellano

Esta colaboración para La Clave, como enuncia su título, se compone de dos partes: una material y otra inmaterial. Desde nuestra concepción estamos plenamente convencidos, por inscribirnos en las últimas tendencias de la ultra-posmodernidad, que es más sustancial y relevante para el lector el segundo bloque que el primero.

Esta pandemia nos ha enseñado una multitud de saberes y carencias del ser humano, manifestadas en sus comportamientos, relaciones, reacciones, sentimientos y capacidades. Unas pocas, en los primeros momentos, ilusionantes y positivas. Y otras muchas, según pasaba el tiempo, que nos resulta prácticamente imposible clasificarlas y menos comprenderlas.

Uno que es un experto conocedor de sus profundas y superficiales limitaciones sobre el conocimiento, con cierto analogismo, aunque con una infinita distancia al “Buen brahmín” de Voltaire, no dejo, por ello, de saciar mi sed con nuevos aprendizajes. El más reciente ha sido el descubrimiento de una nueva tendencia artística y un novedoso producto comercial que tiene como eje y esencia el “vacío”.

Resulta que un escultor italiano, Salvatore Garau, ha modelado una pieza inmaterial denominada “Io sono” (en castellano “Yo soy”), es decir, una obra inexistente o si se quiere invisible, pero que no es una “nada” sino un “vacío”, que según su concepción no es más que un espacio lleno de energía, “que se condensa y se transforma en partículas, es decir, en nosotros”. Un planteamiento basado en el concepto de “incertidumbre” del físico alemán Werner Karl Heisenberg. Ahí queda eso.

De todos modos, lo más llamativo del caso es que esa obra invisible ha sido vendida, con certificación y todo, en una subasta donde partía con un módico precio inicial de 6.000 euros y que tras el gran entusiasmo entre los ansiosos compradores llegó a alcanzar la no menos despreciable cantidad de 15.000 euros.

Un hito espectacular e increíble que tiene un arduo proceso en sus técnicas artísticas, a partir de su primera incursión en el mundo escultórico invisible con el “Buda en contemplación, ubicado en la Piazza della Scala (Milán-Italia).

Sin duda, nos encontramos ante una nueva etapa revolucionaria e innovadora en el mundo del arte, en formato NFT (token no fungible), que ha traspasado fronteras y que en breve nuestros afortunados primos lejanos del Norte podrán ver, (es un decir), otra pieza de este prolífero escultor y creador del vacío que será exhibida en Nueva York, gracias al apoyo que recibe del Instituto Cultural Italiano (eso si es, carajo, una política de fomento cultural, lo demás simplemente machangadas), una escultura que lleva por nombre “Afrodita Piange” (Afrodita llora) y que por medidas de seguridad estará protegida por un visible círculo trazado en el suelo. El mismo que delimita la segunda parte de este artículo. ¡Que lo disfruten! Es gratis, al menos por ahora.




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