La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina instauraba en el 2020 los Premios CES-AL, con una periodicidad anual en tres categorías: Investigación-docencia, Literaria y Jóvenes Creadores, con la finalidad de reconocer la trayectoria profesional y ofrecer un apoyo a los jóvenes creadores.
Esa primera edición
recaía en la investigadora Ruth Moya, en el literato Jorge Dávila y en los
jóvenes de 11 y 9 años Isabel y Andrés Sequera, además, de designar un Premio
Extraordinario adscripto al mundo de la comunicación cultural, que recayó en
Wilson Zapata Bustamante, Director de Ecuador Universitario.
La estatuilla, la Guacamaya, encierra un símbolo identitario que nos vincula a las propias raíces originarias y que intenta fortalecer los cimientos de la interculturalidad, ha sido diseñada y elaborada exclusivamente para este homenaje por el artesano Segundo Gallegos,
En esta nueva edición
la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina tiene el alto honor y orgullo de comunicar la
concesión del Premio CES-AL
y la Guacamaya 2021 a FRANCISCO PROAÑO, CARLOS
ÁLVAREZ y SIBONEY GODOY, que
será entregada en una ceremonia especial, en modalidad virtual, conducida
por los docentes universitarios del área de Comunicación: Alejandra Andrade (Universidad
Internacional del Ecuador) y Carlos Valverde de la (Universidad Católica de Cuenca),
cuyo evento se anunciará en las próximas semanas.
La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina (CES-AL) felicita públicamente a los premiados de esta edición de 2021 y les hace llegar nuestra inmensa gratitud, estima y consideración por su labor y trayectoria, que va más allá de ser hacedores culturales de gran altura, ya que se han convertido en modelos integrales de referencia social que han abierto una estela limpia en el tránsito formativo de nuestra juventud.
FRANCISCO PROAÑO ARANDI (Cuenca-Ecuador, 1944)
Francisco Proaño
Arandi nace en Cuenca un 20 de enero de 1944 y en la década del sesenta fundó
la revista Z (1964) junto a Alejandro Moreano, posteriormente se vinculó al
movimiento Tzántzico (1962-1969), quienes ya se habían destacado como
prolíficos activistas de un arte provocador y contestatario.
En 1972 publicó su
primer libro de relatos “Historias de disecadores” y doce años después su
primera novela “Antiguas caras en el espejo” (1984), que se hizo acreedora al
Premio José Mejía Lequerica del Municipio de Quito a la Mejor Obra en Prosa. En
1986 publicaría “Oposición a la magia”, una de cuyas narraciones había obtenido
tres años atrás la Primera Mención en el Concurso Internacional de Relatos
convocado por la Revista Plural de México. El mismo año aparece “La doblez”,
editado por Editorial Planeta. En 1993 una segunda novela, “Del otro lado de
las cosas”. Posteriormente aparece el volumen de cuentos “Historias del país
fingido”, que se hace acreedor al Premio Nacional Joaquín Gallegos Lara 2003.
Así mismo, ese año aparece su tercera novela, “La razón y el presagio”.
“Tratado del amor
clandestino” apareció en 2008, fue finalista en la XVI edición del Premio
Internacional “Rómulo Gallegos”, Caracas, Venezuela, en 2009 y recibió por
esta, su cuarta novela, el Premio de Narrativa José María Arguedas 2010 de la
Casa de las Américas, Cuba.
“El sabor de la condena”, su quinta novela, fue merecedora del Premio Nacional Joaquín Gallegos Lara 2009. Ese mismo año la colección Ideas Liebres de la Casa de la Cultura Ecuatoriana pone en circulación una recopilación de ensayos de Proaño titulada “Entretextos”. En 2014 el escritor, bajo el sello Alfaguara-Random House, se hace presente con la novela negra “Desde el silencio”. Su último libro de cuentos, “Elementos dispares” (2015).
Ha sido miembro del
Consejo de Redacción de la revista Palabras
Suelta, junto a Diego Araujo, Ramiro Larrea y Lenín Oña, que auspiciaba la
Editorial El Conejo y dirigía el escritor Abdón Ubidia. Ha sido también
director de la revista Letras del Ecuador
de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en los años 2002 y 2003.
Ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador 1966, siendo su primer destino Puerto Asís (Colombia), donde se desempeñó como cónsul de 1972 a 1973, fue tercer secretario en la embajada del Ecuador en Moscú de 1973 a 1977 donde coincidió con el escritor Jorge Icaza quien había sido nombrado embajador ante la hoy desaparecida Unión Soviética. Posteriormente sería consejero en La Habana, en donde fue secuestrado en 1981 junto al embajador Jorge Pérez Concha por un grupo de disidentes armados. Se quedaría en Cuba hasta el año 1984 como encargado de negocios, coincidiendo con el escritor Galo Galarza. En 1986 presenta la renuncia a su cargo en el Ministerio por estar en desacuerdo con un comunicado donde el gobierno de León Febres Cordero indicaba «no había violaciones a los derechos humanos en Ecuador» y que el entonces ministro Édgar Terán Terán pretendía lo firmé Francisco Proaño. En 1988 sería ascendido a embajador siendo su primera misión con este cargo ante la República Socialista Federativa de Yugoslavia en 1990, luego sería nombrado ante Nicaragua, Costa Rica, El Salvador y Argentina; culminando su carrera como embajador ante la OEA cargó al cual renunció en 2010.
CARLOS ÁLVAREZ PAZOS (Cuenca-Ecuador, 1944)
Licenciatura y
Especialización en Lengua y Literatura en la Universidad de Cuenca; Diplomado
en Lingüística, Dialectología y Metodología en Lenguas Indígenas en el
Instituto Caro y Cuervo de Bogotá; Maestría en Ciencias Sociales con
especialización en Antropología e Historia de los Andes concedido por la Flacso
en convenio con el Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las
Casas” del Cusco. Ejerció la docencia en establecimientos de Educación media y
superior: en la Facultad de Filosofía en asignaturas de su especialidad; en el
Departamento de Idiomas como profesor de kichwa (actualmente Instituto de
Idiomas); investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales de la
Universidad de Cuenca (IDIS).
Autor de El Quichua en los Compuestos del Español Popular de Cuenca, Corpus Christi en Socarte, Nuestra Habla Regional, obras publicadas por la Universidad de Cuenca. Coautor de Pequeño Atlas de la Sabana de Bogotá en Estudios de Dialectología Hispanoamericana (Universidad de Tokushoku, Tokyo); Runa Tantanacuicuna Suscalmanta (Tomos I y III), IDIS-UNOIS; "Saramama. La cultura del maíz. Lenguajes, saberes e identidad en la comarca Azuayo-Cañari" y "Aprendamos Kichwa-Kichwa Shimita Yachakushunchik". Miembro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo del Azuay. Ha participado en cursos, simposios, talleres de capacitación y otros eventos sobre lengua y cultura andinas dentro y fuera del país.
SIBONEY GODOY TORRES (Quito-Ecuador, 1998)
Siboney es el resultado de cinco generaciones que creyeron en el poder de la música. Cuando ella nace dos canciones nacen en ella. Un bolero cubano y una zamba argentina que dieron como resultado que se llamara Siboney Alfonsina. No recuerda su primer acercamiento al violín, pero si las emociones que la música le producía.
A sus cinco años, sus padres le regalan a su mejor amigo: su violín. Un
instrumento que le permite expresarse sin decir una sola palabra. En esas
épocas, sus padres no contaban con el dinero para comprar su instrumento, pero
su padre se las ingenia e intercambia su acordeón por un violín nuevo. Fue una
decisión arriesgada ya que en esas tiernas edades era difícil saber si Siboney tomaría
a la música como su pasión de vida.
Las diferentes personalidades y estilos de sus profesores de música que
vinieron de Japón, Noruega, Chile, Polonia, Ecuador y Estados Unidos le
permiten a Siboney desarrollar una escucha holística de la música. Como
resultado, cuando cumple doce años, se involucra en las presentaciones
musicales de sus padres. Así, viaja por todo Ecuador y aprende una variedad de
repertorio nacional e internacional que le motiva a viajar sola a futuro.
Cuando cumple quince años de edad tiene su primera gira internacional
auspiciada por la embajada de Ecuador en Polonia. Ahí, toca en cinco ciudades
polacas para público de todas edades. Esta experiencia es la que marca un hito
en su vida y la hace buscar maneras de expresarse musicalmente en más
ambientes.
Después de graduarse del colegio, Siboney se une a un circo social donde
se involucra como músico y acróbata. Con sus amigos del circo crea nueva música
que le permite no solo tocar, pero coordinar las melodías con el movimiento de
su cuerpo. Ahí permanece por casi dos años y lo abandona para irse a Estados
Unidos en busca de nuevos rumbos.
En Estados Unidos es admitida para estudiar música en Montgomery
College. Aprende más teoría musical, se involucra en la orquesta sinfónica y
expande más su repertorio internacional. Como resultado, el director de la
facultad de música siempre enviaba a Siboney para que represente a su college
en una variedad de eventos artísticos dentro y fuera del campus.
La música ha ayudado a que Siboney pueda transformar su tímida
personalidad en fuerza para tocar en frente de muchas personas. Esa fuerza es
la que la llevó a tomar la decisión de usar a su violín como su pasaporte al
mundo.
Siboney siempre ha dado la misma importancia a tocar en teatros como
tocar en las calles. La música para ella es un mensaje de amor y de paz y toda
la gente debe tener acceso a esa experiencia. Cuando Siboney inicia sus viajes
por el mundo nunca tiene rumbo fijo o pasaje de regreso. Deja que su música la
guie y le permite sumergirse en las diferentes culturas que se le presentaban.
Como resultado, esa decisión la lleva a tocar en 13 países en América, Asia y
Europa y conectar con gente de todo el mundo que influye aún más en el
desarrollo de su estilo musical.
Cuando regresa a Estado Unidos a culminar con sus estudios musicales la
pandemia la aleja de ofrecer eventos públicos. Esto la hace enfocarse en grabar
videos que sin ninguna expectativa llegaron a inspirar a muchos niños y alegrar
los corazones de sus fans. En sus videos
semanales graba repertorio del mundo sola o con músicos de otros países y
también comparte sus historias como viajera mujer, artista de circo, y busker
(street performer).
Así mismo, la pandemia también le dio tiempo de explorar su fase como
compositora y componer en géneros donde el violín no tiene un papel
protagonista como la salsa, cumbia y merengue. Hasta el día del hoy, Siboney
sigue componiendo también para sus amigos del circo en eventos realizados en
Ecuador y Francia.
Ahora, Siboney solo espera al otoño para poder mudarse a Boston y
estudiar composición en Berklee College of Music. Mientras tanto se localiza en
Connecticut presentándose en la ciudad de New Haven.
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