Quiero que mis
primeras palabras cargadas de gratitud vayan dirigidas a todos y cada uno de
los participantes en este Concurso, y no por el hecho de su participación en esta
convocatoria, que de por sí ya habla muy bien de ustedes, sino muy
especialmente por la oportunidad que me han brindado de poder leer sus textos,
sus testimonios, vivencias y reflexiones, que me han enriquecido y de los
cuales he disfrutado desde diversas perspectivas, he aprendido de ustedes, he
llorado con ustedes y también me han ayudado a comprender mejor la realidad que
estamos viviendo, me han armado para enfrentar esta batalla de forma individual
y colectiva no sólo ante las circunstancias actuales, desde los diferentes planos:
sanitario, social, político, laboral, etc., sino muy especialmente por la
lección en valores, el espíritu luchador y esa mirada limpia, sólida y esperanzadora
que lanzan hacia el futuro. Por tanto mis felicitaciones a todas y todos.
Entrando ya en
materia, creo que debo comenzar resaltando la acertada y anticipada visión que
tuvo la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, a finales del
mes de marzo de 2020, en convocar este Premio sobre testimonios, vivencias,
reflexiones e imágenes en tiempos de Covid-19 en Ecuador.
La Editorial ante la
expectativa generada amplió el espacio territorial a otras nacionalidades. Tiempo
después otros colectivos y medios de comunicación, “en modo pandémico”, replicaron esa idea.
Sin embargo, debemos
señalar que la convocatoria promovida por la Editorial Centro de Estudios
Sociales de América Latina tenía una identidad propia y un sello original: no
se dirigía exclusivamente al círculo de literatos, ni a escritores
experimentados o noveles sino muy especialmente, esa es su esencia, al conjunto
de la comunidad, de la ciudadanía.
Su objetivo no
pretendía solo cubrir esos “tiempos
muertos”, originados por un confinamiento social como consecuencia del
cambio de hábito, sino incentivar la reflexión y conformar un corpus documental
histórico de testimonios y vivencias desde la primera línea de combate frente a
una guerra silenciosa de incertidumbre.
Resultado de todo
ello es este voluminoso texto, que se pone a disposición de la ciudadanía,
donde el lector podrá encontrar y descubrir una diversidad de visiones, que nos
hablan del vivir, del pensar, del sentir y de los miedos, junto al re-encuentro
y a una re-valorización de profundos sentimientos e ideales, que habían sido
dejados atrás por la imparable y desenfrenada dinámica de vida que nos llevaba
a ningún sitio.
Asimismo se debe
hacer mención a otro aspecto, que considero altamente relevante, como es la
composición o conformación de ideas construidas a través de la mediatización
informativa recibida, que unido a otros elementos diversos, tanto económicos,
sociológicos, ideológicos, culturales, etc., quedan plasmados en los distintos
pasajes de este libro a través de un amplio conjunto de piezas para reconstruir
el puzle social e individual de un momento histórico, enmarcados en espacios
territoriales y realidades desiguales y singulares.
Otro rasgo
ineludible, que me ha causado la lectura de estas páginas y que, por tanto,
debo subrayar, ha sido el regocijo y disfrute al leer esos textos elaborados
por chicas y chicos jóvenes, entre los 15 a 18 años. Unos textos que reflejan
no sólo una madurez formativa, que me ha llenado de esperanzas, sino que además
muestran unas buenas mañas y un excelente estilo de escritura, dignos de
resaltar y que son brotes verdes de un futuro ilusionador.
De modo, que mi más
efusiva enhorabuena a esos jóvenes ecuatorianos por esa inmensa ofrenda que nos
brindan y que acrecienta la creencia que un nuevo y mejor mundo está en sus
manos.
En esa línea,
tampoco, puedo obviar la aportación ofrecida por los jóvenes de 19 a 22 años,
con sus reflexiones sociales, propuestas de investigación histórica, análisis
sobre la realidad desde fronteras diversas y narraciones profundas, críticas,
dinámicas y comprometidas.
Sin duda, los textos
firmados por los de 23 y más años, que desde ámbitos profesionales pluridiversos
aportan una voz limpia y ágil de los sin voces que deberían tener mayor
presencia social.
En la sección del
concurso sobre imágenes en tiempo de Covid-19, se debe reconocer la reducida
participación de propuestas recibidas, aunque entre las presentadas sobresale el
amplio reportaje desolador humano ante la imponente muestra del patrimonio
inmueble cuencano, unas impactantes imágenes que reflejan la soledad y el vacío;
la ausencia de contacto con el “otro”; y los rasgos culturales e identitarios
de la comunidad de Saraguro.
Este volumen
aglutina, además, visiones, reflexiones y soportes gráficos de otros espacios
territoriales, como Tenerife, Málaga y Roma que nos proporcionan otras miradas
desde otros contextos pero que en esencia nos presentan realidades comunes
salvando las diferencias.
Evidentemente, este
libro encierra y contiene muchos otros aspectos de especial interés, por ello,
recomiendo efusivamente a adentrarse en su lectura, con el pleno convencimiento
que el lector no se sentirá defraudado e indiferente, al tiempo, que se sentirá
enormemente recompensado, pues, estos relatos nos acercan tanto a comprender al
“otro”, a respetar la diversidad de contextos sociales pero sobre todo nos
aporta un valioso conocimiento para actuar e intervenir en el intento por
construir un mundo mejor en estos tiempos de cambio.
Por último, no
quisiera concluir este sucinto esbozo sin antes agradecer a todos los
participantes por sus generosas e interesantes contribuciones y la colaboración
magnánima y comprometida de los miembros que han conformado el Jurado de este
Concurso, Catalina Sojos y Eliécer Cárdenas. Además de mostrar mi gratitud a la
compañera Genoveva Ponce, coordinadora de esta obra, por sus aportes en el cuidado
de esta edición.
Y con el permiso de
ustedes, los coordinadores de esta obra nos hemos atrevido a dedicar este libro
a la amiga y compañera, la Dra. Gisela Quintero, quien formaba inicialmente
parte de este equipo de trabajo pero que no pudo desempeñar su labor por culpa justamente
del Covid-19. Nuestro mayor deseo en estos momentos es su pronta recuperación.
José Manuel Castellano
Ecuador, julio de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario