La realidad golpea, inspira a escribir (Esthela García).
Por Erick Jara
La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina acaba de editar el libro “Diez Pequeñas Historias” de Esthela García. Es un libro que recopila diez cuentos que surgen desde la imaginación e inspiración de la autora. Es Miembro de la Casa de la Cultura Núcleo del Cañar, integrante del grupo PEN de Ecuador e integrante del Colectivo Cultural “Cuchara de Palo”.
¿Qué motivación
le llevó a la creación de “Diez pequeñas
Historias”?
No me he
puesto a pensar en una motivación en sí. Estas historias nacieron hace muchos
años como una forma de preservar ciertos hechos reales que se vinculaban con el
gusto por escribir, mezclando también un
poco de imaginación en ellos. Eventos que llamaron en algún momento mi atención
y que pensé en guardarlos en una narración, antes de que el tiempo obligue al
olvido.
¿Cómo
está presente su visión de la vida en cada relato?
Cada
relato tiene una forma muy personal de contemplar la vida, de ver dentro de
aquellas cosas que a simple vista no se notan y que mediante la escritura se
hacen visibles. Percibir las diferentes realidades de los personajes en los
cuentos, en el abanico de contextos que se presentan, nos dejan ver las aristas
que la existencia tiene y lo infinita que es la capacidad humana para
enfrentar las cosas que pasan, superar obstáculos y seguir con la vida.
Usted indica
en la Nota Preliminar que “existen cosas que
se encuentran ocultas o sumergidas en lo cotidiano, nos sorprenden a la mirada”
¿Cuáles son y por qué observarlas?
Pienso que
si uno mira las cosas cotidianas detenidamente, puede encontrar en lo sencillo aquello que es inmenso. Puede ser una
persona que pasa desapercibida en un trámite para conseguir una visa, cuando su
deseo de mejor vida para ella era todo
lo que anhela. El impacto de las noticias de carácter mundial, tan ajenas de la
realidad que golpea las calles en los sectores más necesitados. Las personas en
la misa tan lejos de la esencia de este rito. Una travesía que parece imposible
y resulta luego más fácil en función de la fe de los demás. La amistad de los
niños fortalecida con el juego y una misión casi posible. Una mujer colorida en medio de una ciudad
indiferente. La gente de la capital en su trajín y las historias que se tejen
en un viaje en autobús. Lo que puede pensar una persona que ha decidido dormir
para siempre y la voz de una mascota, cuya dueña es su única razón de vida.
En todo
el transcurso de su camino personal y profesional, para usted, ¿por qué
escribir?
Pese a que
llevo muchos años escribiendo, lo hago de una forma casi instintiva, no me propongo
escribir, pero lo hago. A veces no me doy cuenta de lo que escribo sino después
de haberlo estado haciendo por algunos minutos y una cosa lleva a la otra,
vuelvo sobre lo escrito recupero frases, imágenes de la memoria, corrijo,
borro, guardo. Las historias o los versos desfilan en mi mente y no salen de
allí hasta que lo plasmo ya sea en un papel o en la computadora. Escribir es de
todas las cosas lo que me tranquiliza, lo considero mi espacio de relajamiento,
mi lugar especial, donde me dejo ser. No tengo afán de vivir de la escritura,
agradezco a la profesión docente, mi vinculación con ella.
¿Qué
inspiraciones ha tenido para adentrarse al mundo de la literatura?
No podría
definir de una manera literal lo que para mí es la inspiración. Puede ser por
muchas cosas o por ninguna. La realidad que nos rodea, que nos golpea y nos
eleva. El amor por los míos, la familia. Esta dualidad que ha combatido dentro de mí, desde que era
niña. Los obstáculos que he superado. El mismo ejercicio de escribir es en sí
lo que me inspira.
¿Cuáles
fueron los libros que usted leyó y guarda con gran cariño? y ¿por qué?
Es un
poquito extensa la lista de obras que he leído. Empezando por los escritores ecuatorianos
en relato, aparte de aquellos que son obligatorios en épocas de colegio, destaco a Eliécer Cárdenas, “Háblanos Bolívar”;
Nelson Estupiñán Bass “El último río”. Un poco más actuales. Francisco Febres
Cordero, Santiago Vizcaino. Un libro que amplió mi perspectiva sobre la religión fue “El Evangelio según
Jesucristo” de Saramago. Un libro que me llegó al alma es “Paula” de Isabel Allende,
porque es una historia que vincula su vida y la tragedia de la enfermedad y
muerte de su hija, con aspectos de sus obras posteriores. En los últimos años
he seguido de cerca las obras de Ildefonso Falcones, he leído todas. La última
estoy en proceso de terminarla, “El Pintor de Almas”. Un libro del que conservo
su historia con cariño es “La Sombra del Viento” de Carlos Ruiz Zafón, porque
su historia relaciona los libros y la escritura, con algo de misterio e
incertidumbre. Me gustan las novelas históricas. En poesía, me ha impactado
desde siempre los poetas símbolos de nuestra literatura y de la literatura
universal. Me enamoré de la poesía de
Jorge Enrique Adoum, “Ecuador Amargo”. Actualmente sigo de cerca la poesía de
Javier Oquendo, Federico Díaz Granados, entre otros.
Desde
la docencia ¿Cómo motiva a sus alumnos a la lectoescritura?
Durante
veinte años impartí la asignatura de lengua y literatura en el colegio, es lo
que me ha permitido estar muy cerca de las obras literarias del Ecuador, del
Mundo y de todos los tiempos. Mi motivación a la lectura estuvo siempre
presente en mis clases con poco éxito, debido tal vez a los contextos sociales
de los estudiantes con los que trabajé, que siempre fue una barrera, pero traté
de transmitirles mi emoción y tengo lindas experiencias, por ejemplo de
lecturas colectivas, en clase, con estrategias didácticas que desestabilicen al
estudiante y les motive a leer, para saber más, y a que participen en diferentes
concursos literarios. Hace seis años me he alejado de impartir esta asignatura,
pero en la función directiva que ejerzo he participado en la organización de
concursos poéticos juveniles entre colegios, lo que me ha dejado grandes
satisfacciones, al descubrir las potencialidades de los jóvenes de nuestra
ciudad, con la esperanza de que dichos eventos les dejen la semillita de
escribir.
¿Por
qué su labor artística ha sido proyectada hacia y por los jóvenes?
Por el
mismo ejercicio docente, tratando de que los jóvenes encuentren en la
literatura aquello que yo encontré. Me di cuenta, por ejemplo, que mediante la
puesta en escena de una obra teatral en una institución netamente rural, les
permitía perder el miedo a hablar en público, expresar emociones que en su
cotidianidad no les era permitido. Porque ellos se descubren cuando se
enfrentan a su escrito, a su expresión. Porque siempre pienso que la literatura
salva vidas. La juventud es tierra fértil para la creación artística, solo
necesitan despertar a ella, germinar y florecer.
¿Cuál
es su valoración sobre el trabajo desempeñado por la Editorial Centro de
Estudios Sociales de América Latina?
Admiro el trabajo de difusión que está haciendo la Editorial Centro de Estudios Sociales, pues han aprovechado este vendaval de la virtualidad que se nos vino con la pandemia, para impulsar las fortalezas intelectuales de autores locales y dar a conocer obras que a lo mejor en un tiempo normal no serían tomadas en cuenta, o no tendrían la posibilidad de ser leídas. Es digno de destacar y difundir trabajos como este. Felicito esta iniciativa y agradezco el apoyo que me han brindado desde que propuse el proyecto humilde de este pequeño libro de historias, que espero que sea leído con una mirada sencilla.
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