viernes, 11 de diciembre de 2020

FILOSOFÍA DEL ARTE DE GALO RODRÍGUEZ

Ramiro Caiza

Galo Rodríguez nos tare un libro que es una novedad, no solo por atreverse a compartir sus impresiones y expresiones, sino porque nos obliga a volver la mirada sobre ejes fundamentales de la vida, nos trae su discurso elevado desde el pensamiento y reflexión.

Considero con seriedad que Filosofía del Arte, es la ampliación o tratamiento con mayor profundidad del libro El Discurso del Arte, publicado en el 2015 por la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

Un trabajo que es producto de los años cargados de memoria y vivencias, de miradas y sentires, como testigo y compañía de varios creadores; no como crítico, por encima de ello realiza un acercamiento a la esencia, al ejercicio del pensar frente al desciframiento del mensaje y contenido de una obra de arte.

Considero que viaja por la diversidad de culturas, sin ser total, es un texto que despierta o nos despierta, es un despertar hacia la esperanza donde vibra o respira desde sus páginas, a veces quizá inútiles e imposibles, porque son para provocar el pensar, espacio casi vedado en nuestro país, está prohibido pensar o no se suscita el pensamiento porque nos tienen atados a la cosificación del mercado.

El ensayista como aproximación ligera en cuanto a extensión se refiere, trata los temas de un plumazo, expone su reflexión, su punto particular de vista, por encima del juicio valorativo, manifiesta su pensar y sentir; pero donde plasma el condumio de los personajes tratados; osadía el atreverse a cruzar esta línea  de frontera entre el pensador y el creador.

Presenta una serie de categorías desde lo ético y estético, como componentes básicos para la convivencia ideal del ser humano; es aquí cuando también me atrevo a plantear una antítesis, el arte viene solo desde occidente?

El arte es lo que conmueve, es hacer las cosas con gusto. Como construcción social, es donde destaca el individuo creador, quien ha acumulado un conocimiento rompe con lo obvio, provoca nuevos lenguajes de acercamiento e interpretación; provoca precisamente, el ejercicio del pensar.

El arte pasa de lo general a lo particular desde la abstracción, como proceso mental, que se concretiza en significado, como uno de los componentes de la filosofía; es decir, dotarle de un sentido al ejercicio del pensamiento.

Poetas y pintores son su plato fuerte, sus amigos y conocidos; a sus obras ha podido acercarse y saborearlas, digerirlas con tino, para encontrar el condumio, su esencia. Allí está presente su pensar y sentir, pero no como todo humano, solo mirar y sentir o expresar un criterio; no, Galo hace uso de sus armas, medita, hurga, manifiesta y escribe.

“La Filosofía del Arte es el resultado de las vivencias y de la formación del artista, donde no tiene acceso el crítico, porque la línea final no es otra cosa que el actor interesado hacia el mercado del arte”, lo dice el prologuista Carlos Paladines, un estudioso de la filosofía.

Aquí caben algunas reflexiones. Quien es tocado por el arte es otra persona, en el sentido cualitativo, donde han despertado sus neuronas hacia la sensibilidad, aprehensión y desciframiento de formas, códigos y contenidos como ejercicio de búsqueda de la verdad y de la realidad.

El arte como expresión de la belleza, es un concepto meramente occidental; las estéticas son diversas, no universales desde el eurocentrismo, sino que van más allá; las cunas de las civilizaciones están en África, oriente, en la China; Mesopotamia, en la milenaria cultura árabe, en las mesoamericanas, mayas, aztecas e inca, entre otras. En todas hay sabiduría, la cultura greco latina, es tardía en cuanto al tiempo histórico, salvo que desde la modernidad se ha erigido como la única verdad universal, para justificar la opresión y la existencia del Estado opresor.

Nos ha hecho creer que la estética como sinónimo de belleza corresponde al mundo occidental, más allá de la cual están los otros, los bárbaros; la centralidad europea abarca al ser, lo demás es el no ser; es decir, los que no existen. Pero la expresión de la belleza, es también natural como estética, requiere atención, hay belleza en la respuesta de los seres vivos a la luz del sol o la venida  de la noche por los seres que la pueblan, es la manifestación de su alegría; el caballo relincha de alegría frente a la yegua en celo, el pavo real abre su esplendoroso plumaje ante las pavas; el gallo canta al amanecer; las ranas croan cuando el cielo se torna gris; una variedad de cactus que florece en la noche, conocida como señora de la noche; los murciélagos esperan sombra y la serpiente sale en la noche para calentar su sangre. Entonces, también debemos hablar de la estética de la naturaleza, más allá del mero concepto occidental.

No hay genio sin pueblo, la magnificencia de la creación es la construcción social y la manifestación a través de sus voceadores, de sus exclusivos representantes que se distinguen del resto y son los creadores.

Pero también es necesario referirnos a la alteridad como parte de la realización artística, yo soy porque tú eres, es el principio o categoría de equidad  e igualdad. El otro es la fuente de mi vida, es donde cobra realidad la obra artística, con los espectadores o lectores, sin ellos ninguna obra existe. Es una aproximación al respeto, donde nace la ética.

Por otra parte señalaré que el cultivo de la Filosofía en el Ecuador es limitada, ha sido ejercida como cátedra; por muchos años o siglos quizá, fue la escolástica su matriz; luego con cierta libertad se instaura en el Ecuador como cátedra en las universidades, en la PUCE, fundamentalmente. Este ejercicio del pensar desde esta región del mundo es reciente, empieza a afirmarse con la revolución liberal como hecho integrador del país. Donde el trabajo de González Suárez, Pio Jaramillo Alvarado, Aurelio Espinosa Pólit, entre tantos, van estructurando un pensamiento nacional.

Desde la abstracción, como metodología, la filosofía está relacionada directamente con el pensamiento griego occidental. Desde que óptica formamos el pensamiento, son cuestiones a dilucidar. Porque quiérase o no estamos inundados del pensamiento euro centrista, por ello es necesario descolonizar la estética para mirar desde otras aristas, desde las nuestras, desde la belleza nuestra, donde la factibilidad de un hecho debe manifestarse u objetivarse en relaciones más plurales y horizontales, donde  el acceso al arte se constituya en beneficio de la comunidad y se ejerza como un derecho a disfrutar de la diversidad artística, no solo del arte greco latino, sinos de todas las artes en su diversidad.

Sin embargo, lo que es filosofía puede ser tratado o respondido desde la filosofía. Lo demás puede ser componente o complemento de la filosofía, ya que nosotros somos producto de veinte siglos de filosofía occidental. Entonces la tarea es inmensa, destruir la historia, re construirla, de construirla para edificar el corpus filosófico nuestro.

La duda es principio de investigación, es una aventura que ni se aprende ni se  enseña, es el constructo social que nos abre los ojos para, de acuerdo con las categorías mentales que manejemos posibilitar respuestas. Es allí donde se cae en la “tentación de explorar más allá”, de interrogarse ante las verdades eternas, de cuestionar el orden establecido, nos lleva a caer en el pecado de atrevernos a plantear otras respuestas.

Precisamente para intentar dar con la salida o aliviar el encierro, están los otros libros, las otras lecturas que nos ayudan a indagar sobre un mismo aspecto.

El pensamiento, el verdadero pensamiento, es la aventura de imaginar, preguntarme por en mi interior, por mí mismo y mi destino. El ejercicio de la intuición puede ser el inicio de la aventura. Como dice Fernando Tinajero “Hablo, en una palabra, de experiencias que no pertenecen al género de la emoción estética ni al arrebato místico, sino al más genuino pensar, a ese pensar que, en buena parte ha configurado los caracteres de la modernidad occidental”.

Estamos frente a una obra pensada para provocar, más allá de la meditación estamos frente a un trabajo de años, donde encontramos rasgos fehacientes de lo que “por filosofía se entienda lo que han pensado los filósofos, lo que se ha comentado sobre ellos, las relaciones que han establecido su pensamiento con otras formas de la cultura de su tiempo, con la evolución de la estructura social y política, con el movimiento general de la sociedad”.

Intento posibilitar diálogos en el tiempo, desde el presente, utilizando las categorías impuestas con únicas verdades, cuestionándolas, rectificándolas o afirmándolas como parte de la historicidad legítima de todos los pueblos, por lo que “es más importante en cualquier historia: la evolución de las formas que asume el espíritu humano y de sus modos de expresarse”. Reflexionando siempre, desde la región o desde la posición que la historia nos ha ubicado.

El lenguaje, o mejor dicho los lenguajes son claves a la hora de embarcarnos en las obras artísticas, para logra “una interpretación, repito, de las relaciones que el pensar de los filósofos tuvo en cada época con las demás expresiones de la cultura”.

Conforme a la utilización de significantes podemos desde la lingüística acercarnos a su contenido, desde la percepción mental y estructurar imágenes que tengan significado. Pero esto es un proceso teórico, por lo cual para comprender su espíritu, sus interioridades, se debe acercarse a las culturas, convivir con ellas y dialogar con ellas. Es aquí cuando el ejercicio y práctica la hermenéutica nos conduce al conocimiento.

A propósito del libro Filosofía del Arte, de galo Rodríguez, permítanme decir que es urgente dar respuesta a la explotación, es el surgimiento de las nuevas posibilidades del pensar, es poner sobre la mesa las nuevas epistemologías, que marcan definitivamente un giro decolonizador.

Situarse en el lugar de los sujetos como constructores de su devenir es la gran tarea. No es el individuo, es la comunidad la que habla, entendida como organización o colectivo. Donde los consensos son unitarios, lo que provoca una respuesta desde sus comunidades históricas. Nos corresponde hablar desde los excluidos…

En este contexto, la política no puede estar de lado, las medidas a tomar son políticas desde la educación, para darle un vuelco a los contenidos curriculares. Existe todo un mundo montado para justificar el orden establecido y la opresión. La clave podría estar en replantear la historia mundial, en cuestionarla y analizarla desde otras miradas, desde el excluido, conocer por ejemplo, cómo surgen las instituciones en el mundo. Es necesario un pensamiento decolonizador, pragmático y globalizador.

Galo Rodríguez, realiza un amplio recorrido por los valores, la ética, la estética; a mi modo de ver esta obra, cierra con éxito, porque ha guardado la penúltima parte para hablarnos, para recordamos que provenimos de una parte del mundo, del Abya Yala, de la pachamama, que somos diferentes y diversos, que por nuestras sangres corre sangre india, y de ello debemos estar orgullos, esto nos hace únicos, esto nos da identidad y un lugar en el mundo con nuestra propia filosofía y epistemología andina y latinoamericana.

Como colofón tenemos a un conjunto de poemas, precisamente el alabado texto a Lázaro Condo y otros más que rinden tributo a lo excluido.

Ha sido motivo de alegría y un honor el poder dirigir unos cuantos puntos de vista y reflexiones, gracias a Filosofía del Arte, obra que contribuye a desarrollar el pensamiento estético ecuatoriano.

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