“Esta es una obra digital de acceso abierto que contribuye a fortalecer la memoria colectiva identitaria y patrimonial de la ciudad de Azogues” (Erick Jara).
Erick Jara es estudiante universitario de octavo ciclo de la
carrera de Educación Básica en la Universidad Nacional de Educación, miembro de la Editorial Centro de
Estudios Sociales de América Latina, y cuenta en su haber con algunas
publicaciones científicas y artículos de
opinión publicados en Ecuador Universitario, pertenece al colectivo Yasunidos
Guapondelig y es miembro del programa Educación al Desnudo.
Usted
es estudiante universitario ¿Qué significación tiene para usted esta
experiencia?
Esta como otras
participaciones que he tenido, gracias al apoyo de la Editorial CES-AL, resulta
ser una experiencia muy significativa, que me motiva a continuar participando y
proponiendo nuevos proyectos culturales y académicos. En especial, el libro “Azogues: 200 años, 200 fotos”, me
permitió, por una parte, acercarme a la historia de la ciudad y pensar en su “progreso”.
Por otra, encontrar el valor de la fotografía, a partir de su belleza y entender
así que es un momento congelado en el tiempo, que no volverá, que está perdido
si no hay recuerdo; donde en ese presente había vida y ahora quizá, muerte. En
la fotografía encontré poesía.
¿Por qué ese título, Azogues: 200 años, 200 fotos?
Se ha utilizado un
criterio temporal para presentar al público una secuencia en el camino de la
historia del desarrollo de la ciudad de Azogues hasta su bicentenario. Son 200
fotos que constituyen el producto total del libro y que forman parte de los
inicios y evolución de la fotografía en la ciudad.
¿Cuál
es el origen de este libro?
Esta publicación
es un primer avance de un proyecto de recopilación fotográfica de la ciudad
de Azogues, donde intervienen varias entidades en su realización. Gracias al
aporte del GAD Municipal, que nos brindó el fondo fotográfico patrimonial,
logramos realizar esta colección con motivo de celebrar y homenajear a la
ciudad por su Bicentenario de Independencia. Se logró culminar con la participación de nueve estudiantes universitarios que forman parte de un
proyecto de vinculación de la Universidad Nacional de Educación.
¿En
qué consiste ese proyecto?
Consiste en la recopilación
fotográfica histórica de la ciudad de Azogues en un solo producto para que esté al
servicio de la ciudadanía. Para ello se ha venido realizando campañas de
difusión, con la finalidad de motivar a la participación de los azogueños y
azogueñas, en la cesión temporal de sus materiales gráficos. Además de otras entidades que también nos proporcionan otros materiales gráficos.
¿Cuál
es el producto final de este proyecto?
Está pensado e
inspirado en la contribución y relevancia que tendrá para los ciudadanos, ya
sea de forma educativa, cultural o científica en su difusión de la riqueza identitaria de
Azogues. El producto final será un Archivo Documental Gráfico Digital de acceso
abierto, que contribuirá a fortalecer la memoria colectiva, identitaria y
patrimonial de la ciudad de Azogues. Entre otros productos que iremos sacando
en el transcurso del tiempo serán con otras entidades y sus respectivos fondos
en libros como el que ha presentado en esta ocasión, Azogues: 200 años, 200 fotos.
¿Qué
entidades son las que participan?
Las entidades participantes
en este proyecto son: el GAD Municipal de Azogues, la Gobernación del Cañar, la Casa de la
Cultura Núcleo del Cañar, la Unidad Educativa Luis Cordero y la Universidad
Nacional de Educación.
¿Qué
aporta este proyecto a la sociedad?
Intenta fortalecer la
memoria histórica del ciudadano, además, de su identidad y representación con su
origen. Las fotografías pueden traer recuerdos e incentivos en la recuperación
de su patrimonio, busca el colectivismo y su participación activa en la
construcción y fortalecimiento de la cultura.
Tengo
entendido que también participan otros estudiantes universitarios ¿Cuál ha sido
el papel desempeñado y quiénes son?
El papel de cada uno
de los estudiantes que intervienen en el proyecto fue fundamental. Ha sido
ejecutado a partir de la coordinación entre ellos, sin dudar, un trabajo que ha
necesitado de tiempo, recursos y nuevos aprendizajes. El grupo de estudiantes
pertenecen a la UNAE (Bryan S. Parra
Campoverde, Luis J. Andrade Peña, Verónica K. Balcázar Arichabala, Karen F.
Munzon Morocho, Delia A. Peñafiel García, Gilda M. Pinos Carangui, Erika A.
Riera Cevallos y Kerly Butan), junto al docente Rafael Rodríguez y dirigido por
José Manuel Castellano.
¿Cuál es su valoración sobre la labor de la Editorial Centro
de Estudios Sociales de América Latina?
En muchas ocasiones he tenido el honor de expresar mi opinión sobre el trabajo que desempeña la editorial CES-AL, siempre señalo un punto sustancial, ya que es el lugar donde verdaderamente disfruto por aprender, crear, cuestionar y actuar en la construcción de mi conocimiento. Así como el apoyo que la Editorial ofrece a los jóvenes y, especialmente la amistad y confianza que su editor-jefe José Manuel me ha brindado y nos ofrece a todos los estudiantes universitarios, lo que, sin duda, es una de las principales motivaciones que me llevó a desear –como enfoque de vida– educar para y por el mundo.
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