A Pierre Bourdieu y a Juan Montalvo
Me siento fracasado en
mi calidad de sujeto social pero no me rendiré nunca, moriré con las botas
puestas, fiel a la coherencia entre el pragmatismo de mis acciones junto a la
lealtad a mis ideas, a mis palabras y principios, de frente siempre de frente a los abusos y a la
injusticia. Desilusión tras desilusión pero con la esperanza por bandera que
marca el camino, alejado de esos embaucadores, esos que engañan con palabras
para alcanzar sus fines antisociales, sus intereses domésticos o revestirse en prestigios estéticos desnudos;
que dicen una cosa y hacen todo lo contrario; que nos roban los derechos y las
libertades en nocturnidad; que esparcen en el ambiente mucha, mucha basura; que
contaminan conciencias todavía no formadas; que responden como buen siervo a su
amo; y agudizan la ignorancia y la confusión en las masas como medio de control; además, del empleo
y uso de la violencia. Para esa gentuza todo es válido, todo justifica su ansia
de dominación.
Me siento fracasado desde el ejercicio profesional, que es entendido por quien suscribe como un acto de compromiso social, al detectar que esos valores que impregnan los
programas de estudios en el escenario global-planetario son meros cantos de
sirenas, una superficial capa de barniz aplicada sobre una madera social
podrida, pero resistiré el embate de los tiempos con honestidad y dignidad ante
esos mercenarios de paja. Por un lado, están esos operadores desalmados con
ambiciones desmedidas -bajo caras y poses de santos y santísimos- que forjan, bajo
transferencia replicante, monstruos a imagen y semejanza, que frustran todo avance
social y condenan a la esclavitud de pensamiento único a nuestros jóvenes, para
que en un futuro cercano pasen a ingresar en la desarmada legión de sumisos. Y
por otro, están los tontos útiles y las marionetas facilitadoras que, de forma
directa o indirecta, se rinden bajo la comodidad, se venden sin precio alguno y
participan activamente en un juego sucio dentro de filas de rancios bandos, como
contribución a la consolidación y preservación del status quo del grupo dominante.
En cualquier caso, esa clasificación es más amplia y diversa. Sin duda, los hay
con vocación, dedicación y compromiso, pero también los que abrazan la
pasividad, la indiferencia y la obediencia ciega, que cumplen estrictamente toda
orden -por muy disparatada que esa sea- para evitar conflictos y problemas, y
un largo etcétera.
Se mire por donde se
mire, esta es, desgraciadamente, una sociedad globalizada construida a través
de la mentira, de la manipulación y el saqueo en todos sus niveles en nombre de
la democracia y de la libertad de pensamiento, que no encuentra respuesta social
alguna. Mientras tanto seguiremos siendo cómplices directos de esa nefasta realidad.
¡Hasta cuando esa pasividad
estoica e indolente!
Verdad. Le duela a quien le duela.
ResponderEliminarEl origen de la inseguridad ciudadana está precisamente en el sistema, falta de solidaridad y oportunidades, es muy cierto que nada es justo, pero nosotros podemos ser el gran cambio que exista y ser personas justas y responsables. Ser el ejemplo para las demás personas.
ResponderEliminarConcuerdo totalmente con el texto ya que en nuestro mundo globalizado todos buscan sus intereses propios sin medir las consecuencias para los demás y nadie busca el bien común.
ResponderEliminarEs verdad vivimos en una sociedad donde debemos acogernos a lo que nos digan y no nos dan facultad de poder ser, solamente a estar dispuestos a lo que venga en donde no hay igualdad para todos, donde los que tienen poder salen favorecidos para así mismos y se sienten superiores a los demás cuando el único interés social debería ser el surgir como sociedad con derechos & igualdad para todos y todas.
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