jueves, 23 de febrero de 2012

JOSÉ ESCOBEDO GONZÁLEZ-ALBERÚ (1892-1945). El primer Rector de la Universidad de La Laguna


D. JOSÉ ESCOBEDO GONZÁLEZ-ALBERÚ, el primer Rector de la Universidad de La Laguna tras el decreto de constitución de 1927, nace en Oviedo el 17 de febrero de 1892 en el seno de una familia universitaria. Tras obtener el grado de Bachiller en el Instituto de Oviedo el 26 de junio de 1908, quizás por influjo de su padre, uno de esos insignes catedráticos que honró las aulas universitarias, cursó estudios de derecho en la Universidad oventese donde obtiene en junio de 1913 su licenciatura. Y un año más tarde, el 27 de junio de 1914, se doctoraba en Derecho por la Universidad de Madrid tras la defensa de su tesis doctoral titulada: “El régimen constitucional, su implantación en España por las Cortes de Cádiz y manera de concebir las organizaciones locales”.

En 1920 accedía a una plaza de Auxiliar temporal en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo donde permanecerá hasta su incorporación el 16 de noviembre de 1925 a la cátedra de Derecho Canónico en la Sección de Estudios Universitarios de La Laguna. Y muy poco tiempo después, tras la vacante por traslado de D. José Ramón Orúe y Arregui a la Universidad de Valencia, el Claustro lagunero proponía al catedrático Escobedo como decano-jefe de la Facultad. En el discurso de apertura del curso 1926-1927 Escobedo realizaba un ajustado diagnóstico sobre el estado de la realidad universitaria que a su juicio constituía “un verdadero desastre” y donde reclamaba la atención de las corporaciones locales. Durante su primer año de mandato llevó a cabo una intensa gestión administrativa reclamando al ministerio la aplicación de medidas urgentes; demandas que reiteró personalmente al Ministro de Gracia y Justicia durante su visita a Tenerife en 1927, al tiempo que le presentaba una serie de peticiones que permitieran resolver las dificultades administrativas y docentes derivadas por la dependencia de la Sección Universitaria de La Laguna a la Universidad de Sevilla.


El 21 de septiembre de 1927 se firmaba el Real Decreto relativo a la división provincial del Archipiélago que contemplaba en su artículo séptimo la creación del Distrito Universitario de Canarias, una aspiración largamente deseada, con las facultades de Derecho y Ciencias Químicas. A finales de septiembre de 1927 muy poco se sabía todavía sobre la composición del órgano rector de la nueva Universidad tal y como recoge el propio Escobedo en una carta remitida a la que era por entonces su novia y poco tiempo después su mujer, doña Josefa Hernández Marrero. En esa carta describía el ambiente enrarecido que se respiraba en La Laguna en torno a la elección de Rector donde algunos decía: “tratan de hacerme guerra para que no sea el Rector pero creen que puede serlo un político de la Isla”. Y le anunciaba que en breve tendría lugar un claustro, “en que probablemente todos los compañeros se dirigirán al Ministerio manifestando que verían con agrado mi nombramiento. Ya veremos que pasa”. Y en efecto, el Claustro de la Sección Universitaria acordó por unanimidad solicitar de la superioridad “su deseo de que fuera designado Rector el actual Decano-Jefe”.

Escobedo contó además con el respaldo de determinados sectores sociales como el del Obispo de Tenerife que envió un telegrama al Ministro de Gracia y Justicia donde se permitía instarle sobre la conveniencia de que fuera designado Rector “el actual Decano Jefe, José Escobedo, persona de prestigio intelectual y gran energía, por cuyas cualidades luchan contra su candidatura elementos ajenos a la enseñanza”. Como fácilmente puede deducirse, todo este despliegue de apoyo respondía e intentaba contrarrestar la existencia de una contracampaña destinada a lograr que Escobedo no fuera designado Rector. Por fin, el 24 de diciembre de 1927 el Ministro de Instrucción Pública comunicaba a José Escobedo mediante telegrama su nombramiento como primer Rector de la Universidad de La Laguna. De este modo, una vez constituida la Universidad y su órgano de gobierno, las primeras acciones de Escobedo se encaminaron a intensificar sus gestiones en Madrid y a desplegar toda una campaña de sensibilización social a través del rotativo La Prensa. Así en su artículo titulado “Las Corporaciones locales y la Universidad de Canarias” ponía de relieve la obligación moral y casi legal en que se hallaban las Corporaciones locales de contribuir al sostenimiento de los Centros docentes superiores a los que siguieron otros como “Exigencias de la Universidad canaria”, “El Colegio Politécnico de Canarias”,  La Universidad canaria se afianza” y “Hacia la total reorganización de nuestra Universidad” donde exponía las líneas maestras de su proyecto de universidad, caracterizadas por una acertada visión de futuro a través de la creación de una modesta Ciudad Universitaria. Y la base de este proyecto estaba en la adquisición de un amplio solar donde tuviera cabida el edificio universitario, biblioteca, laboratorios, Colegio Mayor, pabellones para Catedráticos y campo de deportes. Varias fueron las parcelas en las que inicialmente tanto el Consejo del Patronato Universitario como el Ayuntamiento de La Laguna habían prestado su atención hasta su ubicación definitiva en el hoy viejo campus universitario. Pero Escobedo fue consciente desde un principio de que las medidas más perentorias y urgentes que requería el nuevo centro universitario se centraban esencialmente en la dotación de materiales docentes y de investigación junto a la estabilidad del profesorado. Y en ello puso todo su empeño y esfuerzo en sus dos etapas al frente del rectorado.

El cambio de régimen político tras la caída de la dictadura del general Primo de Rivera trajo consigo una renovación en los organismos rectores de la vida pública española. Y en este sentido, el rector José Escobedo, junto con el vicerrector y decanos presentaban al claustro sus dimisiones a principios de marzo de 1930, al tiempo que en esa misma sesión el dimisionario Rector planteó elevar al Ministerio de Instrucción una petición para que se dejase a los claustros universitarios la facultad de proponer sus autoridades académicas, por no considerárselas cargos políticos. De todos modos, Escobedo continuó en funciones al frente del rectorado hasta mayo de 1931. A partir de esos momentos se dedicó exclusivamente a su labor como docente hasta que en febrero de 1936 hubo de compatibilizarla con las funciones de Decano de la Facultad de Derecho. Y el 3 de diciembre de 1936, tras la dimisión del Rector accidental D. Agustín Cabrera Díaz, el Comandante General lo designaba Rector en funciones por ser el Catedrático más antiguo, con la finalidad de que convocase al Claustro para la elección de un nuevo Rector. Y el Claustro por acuerdo unánime proponía a Escobedo. Esta segunda etapa al frente del rectorado estuvo marcada por fuertes tensiones con el aparato provincial del movimiento, con el gobernador civil y por las duras consecuencias de la guerra civil española y por los efectos derivados de las fuertes restricciones económicas del periodo de posguerra que paralizaron la dinámica de crecimiento de la nueva universidad. Sin embargo, fue durante esos años cuando tiene lugar la creación de la facultad de Filosofía y Letras (1940) y se inician las obras del edificio universitario, aunque su prematura muerte en julio de 1945 le impidió ver finalizadas.

En la celebración del primer Claustro tras el fallecimiento del Rector Escobedo, que tuvo lugar el 10 de octubre de 1945, sus compañeros universitarios le tributaron un emotivo y sentido recuerdo a su memoria. Y en esa misma sesión Serra Rafols propuso, y así se acordó, que el Aula Magna de la nueva Universidad llevase el nombre de “Aula Escobedo” para perpetuar la memoria del fundador del centro. El Claustro acordó y aprobó, también, una segunda propuesta para que se erigiese un monumento a Escobedo en el nuevo recinto Universitario y que provisionalmente figurase en el Rectorado su busto tallado en madera. Y por último, a instancia del profesor Heraclio Sánchez, el Claustro instaba al Ministerio de Educación Nacional a la creación de una beca de estudios para los hijos del fallecido rector. Sin embargo, ninguno de estos acuerdos adoptados por unanimidad en el Claustro universitario se ha llevado a efecto. La Universidad de La Laguna tiene todavía hoy, 58 años después, una gran deuda pendiente con el Dr. José Escobedo.

Pero la contribución cultural de D. José Escobedo no queda reducida únicamente a su gestión y labor al frente del rectorado sino que además debemos significar su faceta docente junto a su destacada labor como creador e intelectual que se traduce en una rica producción bibliográfica compuesta no sólo por los libros y artículos publicados, conferencias, cursos y discursos, etc. sino que, además, debemos añadir una voluminosa obra inédita: unas concluidas, otras avanzadas y un tercer grupo en distintas fases de ejecución que hemos clasificado en dos apartados: a) Libros inéditos y b) Herramientas de trabajo.

En el apartado de libros inéditos se inscribe un conjunto de obras de temática diversa, apuntes, notas, esquemas, borradores de proyectos, etc. y que podemos agrupar de forma genérica en las siguientes secciones: a) jurídico-ideológica y b) mundo literario.

En cuanto a las jurídico-ideológicas, una parte de ese material constituye el fundamento documentado de los libros que vieron la luz pública y otra parte, nada despreciable, conforma la sustentación de sus otras monografías que quedaron inéditas como El Estado totalitario y su interpretación corporativa: Ensayo sobre ideología europea; Estado de derecho; Sistemas políticos; La ideología del siglo y los instrumentos intermediarios del espíritu; Proyecciones europeas en la Nueva España Política; Ensayo sobre el alma de España: Lo viejo y lo nuevo. Observamos cómo su línea de investigación se centra esencialmente en los principales temas socio-ideológicos y políticos debatidos en el mundo occidental en aquellos momentos históricos: es decir, sobre el aparataje conceptual de las formas de Estado, los sistemas políticos y los fundamentos ideológicos de Europa y España.

En cuanto al Mundo literario señalar que su producción es totalmente inédita y destaca sus incursiones por los géneros de la novela, el teatro y en menor medida la poesía. Para el primero nos legó una obra manuscrita de carácter costumbrista-historicista bajo el título “La aristocracia de la Ciudad” ambientada y desarrollada en su ciudad natal, Oviedo. Y también una serie de notas elaboradas con la intención de componer otras piezas tituladas o denominadas por el propio autor como: Notas para una “novela filosófica”; Plan y notas para novela titulada “Hambre y sed de justicia” o simplemente “Notas para una novela”.

El teatro fue otra de sus grandes pasiones no sólo como espectador y lector sino como amante de la creación. Su desbordante imaginación, sus debates filosóficos, su concepción del mundo y hasta una simple lectura le llevaba a concretar notas, ideas, argumentos, caracterización de personajes y títulos de nuevas obras como El Don Juan de los Don Juanes; Un hombre que tenía ley a su mujer; Muerte en vida; Risa y llanto; Un español que puso el grito en el cielo; Yo; Una hija de Occidente o Dos hijas de Eva.

En cuanto al apartado denominado herramientas de trabajo, está integrado por elementos relacionados con el material docente, elaboración de diccionarios (español-inglés e inglés-español, agendas de vocabulario de alemán y francés, cuadernos de verbo compuestos de alemán, cuadernos de prácticas de alemán, cuadernos de palabras y frases francesas, etc.), ficheros documentales (que aglutinan una gran cantidad de temas relacionados con aspectos jurídicos, políticos, culturales, espirituales, éticos, filosóficos, etc.) y aspectos vinculados a su formación científica.

Y por último, señalar su constante inquietud formativa que se traduce en los comportamientos de un activo lector, en la elaboración de amplias reseñas manuscritas que realiza exclusivamente para su uso y anotaciones diversas. En definitiva, la materia prima donde se cimentaba sus conocimientos y sus trabajos. Así, de esta manera, estructuraba bajo una denominación determinada: conocimientos diversos relacionados con conceptos, materias y disciplinas que conformó y perfiló su substrato intelectualmente y su visión del mundo sobre diversos aspectos. Haciendo un repaso podemos encontrarnos con listados de libros que abordan aspectos relacionados con la Sociología, el Sindicalismo, lucha de clases,  Filosofía Política y Jurídica, Individualismo, Democracia, Propaganda política y Prensa, Estado pluralista, Crisis de soberanía, Representación política, Fascismo, Racismo, Voluntad popular, Revolución, Edad Media, Socialismo, Renacimiento, Humanismo, Liberalismo, Obra literaria, Raciocinio, etc.

Su gran obra, pues, no fue sólo el edificio universitario, la dotación de infraestructura docente e investigadora, ni siquiera la ampliación de nuevos estudios como la Facultad de Filosofía y Letras sino la de un verdadero impulsor del alma mater de la universidad canaria. Sin duda, la Universidad de La Laguna, la sociedad canaria y particularmente la ciudad de San Cristóbal de La Laguna creo que tienen pendiente todavía una gran deuda histórica y moral con el Dr. Escobedo González-Alberú.

Tenerife, 2003
Más información: José Escobedo González-Alberú (1892-1945). Ediciones Baile del Sol. Tenerife, 2006.


 
Portada del libro.

2 comentarios:

  1. Un gran hombre, qué orgullo llevar su apellido.

    Fernando T. Villava Alberú

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  2. Ejemplar la trayectoria y obra de un antepasado admirado.

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