viernes, 11 de diciembre de 2020

GALO RODRÍGUEZ ARCOS

 Ana Erazo

De Ambato, nacido en el año de 1944; de mediana estatura física y de gran producción intelectual, es Galo Edmundo Rodríguez Arcos. Radicado durante décadas en la ciudad capital del Ecuador, en Quito, desde donde han crecido sus ramas y afirmado sus raíces profundas con el pensar y el poetizar.

Nacido en la tierra de los tres Juanes, heredero del pensar libertario de Juan Montalvo y sus proclamas, continuador de la vena profunda del sentir de Juan León Mera, reúne en su vida vertientes que le dan un carácter apacible, quizá por el paso de los años, por la acumulación de experiencia y del reflexionar en soledad, como ejercicio del ser que profundiza en su interioridad y desde allí intenta acercarse al trabajo de los otros.

En lo poético, su trabajo ha sido meditado, reflexivo y emancipador. Se da a conocer de manera amplia, es decir, ingresa a las páginas de la poesía ecuatoriana por la puerta grande. Su poema Lázaro Condo, está basado en la crónica escrita por Monseñor Leónidas Proaño en 1974, esta publicación llegó a manos de Galo; luego de su lectura nació el poema dedicado a Lázaro Condo, líder indígena de Chimborazo, uno de los conductores de las tomas de haciendas en la década del 70. El libro se publicó en 1983, en los Taller Gráficos El Heraldo de Latacunga. Este libro lo lanzó a la fama, en la librería de la Universidad Católica de Quito se agotó la edición.  Lázaro Condo, quien como dicen en la comunidad “Murió como corderito”, fue asesinado por las fuerzas del orden, esto conmovió a Galo y lo perennizó, quizá en la línea de Cesar Dávila Andrade o los grandes realistas sociales.

Trabajador infatigable, dueño de un ardiente territorio poético, donde el juego de imágenes está de manifiesto con colores de arco iris, en búsqueda permanente de la perfección en la utilización del lenguaje preciso, como el colocar la piedra angular en sitio adecuado; todo ello, lo ha ubicado, merecidamente en un sitial privilegiado en las letras nacionales.

Galo Rodríguez hurga en la historia para reconstruirla, para animarla desde el lenguaje poético, personajes y mujeres son el motivo que mueve para hilvanar los versos que reivindique las acciones de los seres humanos.

Luego vendrá el libro “Poesía” en 1988, que recoge un conjunto de poemas producidos durante varios años.

“Homenaje a los días sin nombre”, compilación de poesía, apareció en 1994, fue publicado en la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, dentro de la colección Pachacama.

“Péndulo de la vida”, es una compilación de comentarios y cartas respecto del libro Homenaje a los días sin nombre.

“Manuelita una historia de amor y otros poemas”, aparece en el 2006, como hecho de vida, para prolongar su existencia como la heroína y reivindicar su imagen de libertadora en el contexto latinoamericano.

El discurso del arte, una obra de valores como ante sala a Filosofía del Arte que hoy se presenta, es un homenaje a Luis Espinoza con quien preparó y fue su cómplice para armar las páginas de este libro profundamente meditado.

Empezó en la escritura a los 12 años, su naturaleza estuvo llamada a situarlo en el camino de la creatividad; Galo es un escritor de toda la vida. Un lector de toda la vida.

Ha vivido de los Servicios Industriales, de ello se ha alimentado, eso ha sido su fuente de trabajo e ingresos.

En Quito, la ciudad Luz de América, sus textos encontraron lectores y es en donde han sido reconocidos sus libros. La ciudad se transforma, los seres humanos también se transforman, en este espacio encontró otras formas de escritura.

Entre más grande es la cuidad más grande es el pensamiento del hombre y mayores son las posibilidades de relacionamiento, es más amplio el horizonte para debatir, dialogar, para crear y meditar. Así, entre veredas y calles de asfalto Galo Rodríguez nos trae su libro Filosofía del Arte, como obra culminante de su pasión por adentrarse en el espíritu de las obras artísticas.

Nuestra enhorabuena apreciado Galo.

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