domingo, 21 de junio de 2020

Ruido de sables


Mi fiel y leal escudero, no oyes a lo lejos ruido de sables. No mi Señor Quijano, es tan sólo el feroz y frío viento que golpea las ramas desnudas de los guayacanes. Sigamos pues, cabalgando hacia la Sierra, hacia el frente del campo de batalla, que ésta calor, amigo Sancho, alimenta tu espíritu plebeyo.
Días más tarde, los alaridos de un pregonero detienen su marcha. “De parte del señor Alcalde, a partir de este momento, ante la amenaza de una invasión diabólica invisible, queda prohibida toda faena en el campo, toda reunión pública y se clausura obligatoriamente todas las tabernas y homilías”. Ves Sancho, que no era el murmullo del viento.
Obligados por las circunstancia se hospedan en un húmedo pajal. Pasaban los días, las semanas y meses. Las muertes aumentaban, la miseria y el hambre invadían todos los rincones y los ecos de robos en el Concejo Municipal, a manos de los propios dignatarios, se esparcían y retumbaban por toda la vecindad. Sancho levanta, ha llegado la hora de enfrentarnos al infiel con espada en mano. Primero la muerte que la indignidad en vida.
La bancarrota estaba servida en vísperas de un nuevo proceso de designación de dignidades. Las fuerzas estaban fragmentadas, todos disparaban contra todos. El exilado se frotaba las manos allende los mares. La hoja de ruta diseñada para impedir su retorno había fracasado.
El descontento del populacho subía de tono ante la descomposición generalizada, que anunciaba un caos inevitable. Algunos síndicos reclamaban una suspensión de los nuevos nombramientos y algunos alguaciles se reunían en secreto para abordar una salida, espada en mano, bajo una defensa de la legalidad vigente y un juramento de provisionalidad. Usurparían el Concejo, dado el estado de emergencia general, con la finalidad de devolver, en un futuro cercano, el restablecimiento a la normalidad.
No oyes, pues, ruidos de sables, amigo y fiel escudero Sancho. No pierdas tiempo, ensilla a Rocinante, hay que liberar a Dulcinea de las garras del pasado.

José Manuel Castellano
Cuenca (Ecuador) junio de 2020


1 comentario:

  1. Está muy logrado el tránsito a un momento ficticio de la humanidad, éste que describes y haces protagonista a los personajes Cervantinos. Pero no, el único ruido que nos dejan oír es el de la mentira que tapa negligencias, permite el lavado de cerebros construye una nueva historia. A estas horas, la estatua de Miguel de Cervantes en el Golden Gate Park de San Francisco, ha sido la última víctima de los activistas revisionistas.

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