Coincido plenamente con mi amigo el antropólogo ecuatoriano Luis Herrera, que dice literalmente que es "el mejor discurso que he escuchado en muchos años" y añado que esta profunda reflexión, con palabras limpias, sencillas y sabias, nos debe impulsar a generar toda una serie de cambios que vayan desde el plano y compromiso individual hacia la consumación colectiva, si es que queremos dejar unas condiciones de supervivencia aceptables en todos los órdenes a nuestros hijos y nietos, y mostrar, al menos un mínimo, no ya sólo de dignidad sino de inteligencia.
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