Esta sección de "Taller de Escritura" tiene el placer de compartir un artículo de Jonnathan Uyaguari donde se aborda un aspecto clave no sólo en el proceso de enseñanza-aprendizaje en todos su niveles sino en el ámbito social ecuatoriano, como es el déficit lector y la inexistencia de indicadores sobre esta práctica y hábito.
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LA LECTURA: UN HÁBITO O UNA OBLIGACIÓN
Jonnathan Uyaguari
Jonnathan Uyaguari |
“La lectura es el viaje de los que no pueden
tomar el tren”. Esta frase del escritor Croisset me retumba en la cabeza
durante estos últimos meses antes de leer cualquier libro o artículo. Desde mi
concepción el libro representa un tren, un avión y una nave espacial, viajamos
a través de las palabras y de la imaginación, un viaje de aprendizaje infinito.
Ecuador
es uno de los países que ocupa los últimos puestos de hábito lector en la región
Latinoamericana y, además, carece de indicadores sobre esa situación. El
Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) en 2012 ofrecía unas cifras altamente
preocupantes: aproximadamente el 57% de los ecuatorianos piensan que la lectura
es una actividad aburrida y poco interesante; un 52% leen en un promedio de 1 a
2 horas a la semana, es decir, que no llegan a alcanzar un libro por año; además
un 32% mencionan que no tienen tiempo de leer.
En
síntesis, unos datos que ponen en evidencia unos niveles de lectura pobrísimos y
una actividad, la lectura, considerada como una pérdida de tiempo. De igual
modo, resulta llamativo la carencia de indicadores, pues desde esa fecha a la
actualidad se desconoce la práctica lectora en Ecuador, aunque debemos señalar
que el Dr. José Manuel Castellano es uno de los pioneros en el país en abordar
esta temática. Ya en 2016 publicaba un estudio sobre hábitos y prácticas
culturales sobre el cantón Machala, donde se ofrece unos indicadores
alarmantes. Asimismo está desarrollado una intensa labor en la creación de un
amplio cuerpo de indicadores en el ámbito universitario ecuatoriano y en
Unidades Educativas del Azuay y Cañar, que evidencian un panorama muy similar.
El
sistema educativo ecuatoriano, sin duda, adolece de muchas carencias y la
ausencia de un hábito lector es una de las más importantes, que inciden en los
procesos de enseñanza-aprendizaje en todos los niveles educativos desde las
primeras etapas hasta el ámbito universitario. Por tanto, urge la necesidad de disponer
de datos, pero parece que los pocos existentes no son tomados en cuenta a la
hora de diseñar y planificar acciones destinadas a incrementar esos pobres índices.
Eso sí, desde las instituciones se han realizado una diversidad de actuaciones
independientes y aisladas sin valorar la situación actual y que se han
traducido en resultados insignificantes.
Desde
mi perspectiva, como estudiante universitario, considero que desde las primeras
etapas educativas se debe activar mecanismos que estimulen la lectura y no bajo
el clásico sistema impositivo. He tenido la oportunidad de detectar, a través de
un pequeño trabajo de iniciación a la investigación, el influjo que tiene el
entorno familiar entre los más jóvenes con respecto al hábito lector, en su
doble vertiente tanto motivadora como desmotivadora.
Desde
luego existen diversas prácticas de estímulos que pueden realizarse desde el
hogar, como leerles a sus hijos antes de dormir, regalar libros sobre
contenidos de interés de los niños, como de superhéroes u otras temáticas
acordes con sus gustos. No obstante, se producen ciertas circunstancias, como
es el caso de las familias monoparentales o las consecuencias derivadas por la
migración de los padres, etc., que tienen incidencias negativas y en esos casos
debe entrar en juego el papel y refuerzo del docente, quien, a través de
diversas metodologías, como el uso de pictogramas o el método global le enseña
en primera instancia la estructura de palabras y el significado y sobre todo fomenta
la comprensión de textos pequeños. Es en este aspecto que la mayoría de los estudiantes
suelen fallar, ya que muchas veces cuando se realiza una lectura comprensiva
nunca se capta las ideas principales, por ende, no pueden dar su opinión. Una
consecuencia de esto, es que no se suele practicar la lectura socializadora,
que como su nombre lo indica motiva a que el alumno extraiga lo que más le haya
llamado la atención.
Por
otro lado, los docentes deben tener en cuenta que dentro del aula existen
estudiantes que aprenden a dominar la lectura más rápido que otros, por lo
tanto, deben aplicar nuevas estrategias que se adapten a las necesidades de
cada uno con la finalidad de enseñar y fomentar la lectura. En los últimos años
las teorías del aprendizaje han influenciado de tal manera que se puede
mencionar que los conocimientos previos, la interacción, la motivación influyen
en este proceso.
Desde
mi visión considero que la mejor manera para despertar el hábito por la lectura
es empezar a leer libros que despierten la curiosidad de los jóvenes y para
nada es recomendable que la lectura sea impuesta como una obligación. Incluso, se
puede aprovechar los nuevos recursos tecnológicos que ofrecen una gran variedad
de temáticas, cuyo acceso es de libre disposición y sin costos. De modo que para
mí, el libro es un vehículo que me permite viajar y descubrir nuevos mundos.
Excelente articulo. Completamente real, a los ecuatorianos nos falra leer y nos falta enseñar a leer. Pero hay otro aspecto importante en concordancia con esta falencia. Quienes eseñan a leer son los padres, los maestros. En el caso de los padres no aprendieron a leer y en el cado de los maestros no tienen motivaciones para enseñar. Arovechare este emspacio y analizare ?Por que sucede esta realidad?, pues que por parte de entidades educaticas nacionales no hay preocupacion por el bienestar del maestro primario, secundario. Que pena, el interes se ha centrado en el educacion superior, conociendo con certeza, que el 'exito de la educacion esta en sus bases. El maestro ecuatoriano urgentemente necesita ser motivafo..si queremos una eduacion de calidad.
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