miércoles, 18 de noviembre de 2020

La Diabólica Inquisición: EL MINISTERIO DE LA VERDAD

He descubierto que mi capacidad de asombro no tiene límites. Llevó algún tiempo refugiado en un intenso esfuerzo por liberarme del sufrimiento (nirvana) ante las sandeces e imbecilidades de esos  traidores, embusteros, manipuladores, terroristas del progreso y de la transformación social, de esos verdugos y torturadores del futuro, de la ética, de la dignidad y de los derechos y libertades. Asimismo he comprobado que ese sacrificio personal ha sido un ejercicio en vano, un fracaso más que guardo en la mochila de mi vida. De ahí este breve comentario.

Del mismo modo, como acción atenuante o agravante (según se mire) debo reconocer humildemente, para el escarnio público, que no poseo las cualidades adecuadas de modelo ciudadano indolente, indiferente, domesticado, ni reproductor de este modelo y sistema de “mierda” o dicho de otra manera, para aquellos lectores que les pueda zumbar los oídos, me presento como un rebelde ante la tiranía y ante la estupidez.

No es mi intención hacer un repaso al descompuesto y fétido panorama político de ese reino de las “Españas” y plazas adyacentes, pues muchos serían los temas a plantear, tanto desde el ruedo de la responsabilidad institucional, en sus diferentes cédulas mercenarias, perdón de gobiernos, y esos frankensteins opositores.

La obtusa, pánfila y burlesca propuesta y creación de un Ministerio de la Verdad, burda estrafalaria copia de la novela distópica de George Orwell, es el colmo de los colmos, una manifestación hegemónica, vertical, de control absoluto (se erigen en los únicos poseedores de la verdad) y toda una declaración antisocial basada en la excusa de las “Fake news”.

Estos sepultadores de la libertad son unos sinvergüenzas y delincuentes plenos, interesados en implantar con fórceps sus criterios e intereses en la ciudadanía, acostumbrados como están en engañar a través de sus mentirosos programas y promesas electorales, en su accionar de la gestión pública y en la utilización mediática de afines órganos propagandísticos y voceros de ferias. Deberían crear un Ministerio para el control de las mentiras y los engaños de esa partidocracia hispana. Empiecen por barrer la basura que esconden bajos sus alfombras porque ese hedor nos asfixia ¡¡¡Si son ustedes los primeros que promueven campañas de desinformación y engaño social!!! Ya va siendo hora de direccionar la historia, de sustituir el actual modelo y acabar definitivamente con estos golfos corruptos.

José Manuel Castellano
Cuenca (Ecuador) noviembre 2020

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