lunes, 17 de junio de 2019

PERDURA LO QUE NO SE OLVIDA

El "Taller de Escritura" comparte con sus lectores una profunda reflexión de Ximena Guallpa sobre la imperiosa necesidad de repensar y revitalizar los saberes y conocimientos de las sociedades originarias ecuatoriana como un eje clave del proceso identitario.

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PERDURA LO QUE NO SE OLVIDA
Ximena Guallpa

Ximena Guallpa
El conocimiento puede perderse como un papel devorado por el fuego y aunque quede el recuerdo, solo será ceniza. Cuando un conocimiento deja de existir se forma a su alrededor interrogantes que no podrán ser contestados. Para unos será una situación preocupante, mientras que para otros no tanto, pero tenemos la certeza que esa inquietud surgida en algunos será el comienzo de un recorrido, extenso o no, por un camino en busca de respuestas. Si concebimos al conocimiento como una receta esencial para la vida comprenderemos que es importante conservar todo conocimiento adquirido, desde la niñez hasta la actualidad, desde nuestras sociedades originarias hasta el presente.
Los conocimientos son parte del alma, dan sentido a la vida y nos permiten conducirnos en el transcurrir de nuestro vivir. Aunque es cierto que los conocimientos de una persona van cambiando con la experiencia vivida, esto no implica que lo aprendido con anterioridad no sea útil y no sirva en un mundo moderno. De hecho conocimientos ancestrales de nuestros antepasados son utilizados diariamente y forma parte del bagaje cultural que otorga una peculiaridad a un colectivo o a un individuo. Así es que, cuando veo personas mayores me pregunto ¿Cuánto saben de la vida? ¿Qué pueden dejarnos como enseñanza? ¿Cómo fue su época y como la vivieron? Muchas de las veces no tenemos el interés por responder a estas cuestiones, solamente nos centramos en vivir el presente “modernizado”, sin ser consciente de que en una época su presente fue su modernidad y, por lo tanto, fue valorado porque tenía sentido y utilidad.
Nosotros como personas conscientes no debemos direccionarnos hacia una ideología negativa y destructiva, que rechaza el concepto ancestral y que lo maneja como puras doctrinas vacías de contenidos o como simples representaciones folklóricas de los pueblos indígenas. Debemos buscar soluciones con la finalidad de mantener vivo lo nuestro. La situación no es nada fácil para revertir esa realidad pero nos queda la esperanza que cada vez somos más los que nos reunimos y luchamos por recuperar esos conocimientos y saberes.
Luchar para sobrevivir es el lema que se apega a esta problemática. Pues, si no luchas, mueres. En el caso de los saberes y conocimientos, si no resistes, desapareces. ¿Cuál fue la forma de resistencia de nuestros pueblos ante la opresión? Pues, transferir su sabiduría para su perduración. Ahora bien ¿Qué hubiese sucedido si esos conocimientos no hubieran sido transmitidos de generación en generación? Creo, a nivel personal, que mis conocimientos serian sólo unos vagos recuerdos de un corto periodo de mi vida. En ese sentido, el legado recibido de nuestros antepasados no se reduce exclusivamente a objetos materiales sino que vienen acompañados con sentimientos, emociones, sensaciones que nos enriquecen; una experiencia y sabiduría que nos complementa. En definitiva, un conocimiento completo que hemos tenido la suerte de heredar y debemos valorar.
En el transcurso de mi periodo de instrucción he observado como son pocas las personas que están realmente comprometidas e interesadas por luchar y rescatar lo ancestral, que no se puede borrar, ni obligar a abandonar, aunque en la actualidad se luche contra alguien imposible de vencer, como es la modernidad y la globalización; que a mi parecer es una sustancia tóxica que nos envenena, que nos lleva por el camino que le conviene y que no le importa lo demás. De todos modos, todavía estamos a tiempo, incluso utilizando esa modernidad a nuestro favor, a pesar de que poseo pocas luces para plantear cómo hacerlo pero, sin duda, existirá alguna manera de obtener el mejor y mayor provecho posible.
Mientras tanto debemos iniciar un proceso de revitalización de saberes y conocimientos ancestrales que amortigüe la desaparición de la sabiduría de nuestros pueblos, que es parte fundamental de nuestra identidad. Muchas veces cuando se deja morir a alguien o desaparece algo, solamente quedan los recuerdos y, desafortunadamente, poco a poco se van diluyendo porque no queda nadie para recordarlos, pero eso no quita que desaparezca completamente; pues como una vez escuché en una película infantil, “lo único que se muere es lo que se olvida”. De modo que los conocimientos al estar presentes en nuestro cotidiano vivir son parte de nuestra mente y corazón. Sé que en estos momentos para muchos este es un asunto de escaso interés, pero para otros, y especialmente para mí, es un tema altamente relevante, que encierra el verdadero sentido de vivir, compartir, revivir y dar sentido propio a nuestros conocimientos.

1 comentario:

  1. ¡Excelente artículo!
    Realmente este es un tópico que pasa desapercibido ante la mayoría de las personas,ya que como bien menciona el artículo "la globalización" se ha apoderado de nuestras vidas y ha destrozado todo lo autóctono y lo que realmente es "cultura".
    Por otra parte, "nadar contra corriente" es la acción más rebelde y subversiva que se puede realizar en estos tiempos, debido a que no seguir a las masas sociales, de cierta manera, nos convierte en seres ermitaños y socialmente vistos como "raros", lo que obliga a que cualquier intento por ser nosotros mismos se vea frustrado, de esta manera nuestras vidas continúan transitando en aquel circulo vicioso denominado cotidianeidad.
    Realmente "si no luchas,mueres" sin embargo, caminamos muertos sin darnos cuenta.

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