“La falta de apoyo a
la cultura obliga al éxodo de muchos talentos” (Dr. Enrique Martínez).
Dr. Enrique Martínez Vázquez |
El Dr. Martínez nacía en Cañar en 1933, obtenía su doctorado
en 1961 en la Universidad de Cuenca, se especializó en Ortopedia y
Traumatología en el Instituto Traumatológico en Santiago de Chile (1961-1963),
formó parte del Proyecto HOPE en 1964, ejerció su Cátedra Universitaria entre
1964-1977, desempeñó su labor profesional en el Hospital Regional Vicente
Corral Moscoso, fue Socio Fundador de la Clínica Santa Inés y Presidente del
Hospital Santa Inés. Ha recibido, asimismo, el Premio Benigno Malo Universidad
de Cuenca (1961) y diversos reconocimientos y condecoraciones de Centros
Médicos del País.
¿Este libro es su primera incursión
en el relato histórico?
No. Tengo
algunos estudios relacionados con aspectos históricos de Cuenca, la medicina y
otros. La mayoría de ellos permanecen inéditos.
¿Cómo ha vivido esa experiencia y
qué significación ha tenido para usted?
Este libro
lo trabajé durante algunos años; el abordaje que se hace es reflexivo y traza
un panorama de la medicina en mi ciudad y en el país. Para ello la experiencia
propia fue importante y significó un
acercamiento muy cercano, lo cual lo vuelve ameno para el lector común.
¿Cuáles son los aspectos centrales
que aborda en esta obra?
El texto
fue dibujado en tres segmentos esenciales que se complementan para formar un
todo armónico; la primera parte hace referencia a la historia de la ciudad de
Cuenca en los años sesenta y setenta del siglo pasado y resalta la arquitectura con las corrientes de
pensamiento de la época. El segundo capítulo, se refiere al desarrollo de la
medicina y sus protagonistas; se destaca la evolución gradual de la modernidad hasta la
época científica y humanitaria. Por último, se aborda el tema del Hospital
“Santa Inés” y las anécdotas que acompañaron al origen de la institución.
Su libro se centra en la década de
los 60 y 70 de la centuria anterior ¿Qué valoración hace de la ciudad de
Cuenca?
En ese
entonces la ciudad atravesaba un período de transformaciones en el aspecto
intelectual y en las costumbres de sus
habitantes. Sin lugar a dudas, los cambios fueron drásticos y configuran un
panorama que encarna la base de lo contemporáneo. Es decir, en los sesenta Cuenca despega hacia la modernidad.
Usted trata en las páginas de
Tríptico el nacimiento de la Clínica Santa Inés ¿Cuál ha sido su aporte y que
significación ha tenido para Cuenca en el ámbito de la salud?
El
Hospital “Santa Inés” fue un hito en el desarrollo de la medicina
comarcana al constituirse en el primer
instituto de especialidades en el austro del país. Desde el punto de vista
social, académico y científico, con derivaciones a nivel nacional, marcó una
evolución sin igual en el Ecuador.
Usted apunta que la corriente modernista
golpeó a determinados bienes patrimoniales ¿Cómo ve la situación actual del
Centro Histórico de Cuenca?
De lo poco
que ha quedado se concluye que a pesar de que permanecen valores
arquitectónicos del siglo pasado y de la época republicana (el trazado de sus
calles, las casas del barranco y los templos entre otros elementos
patrimoniales) el progreso trajo consigo muchos males; el tráfico desmedido,
además de elementos extraños como el tranvía, que complican su urbanismo y la
vida del cuencano.
¿La Cuenca actual es todavía la
Atenas del Ecuador?
No creo.
La falta de apoyo a la cultura obliga al éxodo de muchos talentos. Cuenca ha
celebrado su Bicentenario en medio de una pandemia mundial, pero también bajo
la invisibilización de sus valores culturales. Con su economía disminuida y el
desinterés de sus líderes políticos, está muy lejos de la denominación que la
caracterizó en los siglos anteriores.
Respecto a la educación
universitaria ¿Cómo se vio afectada en los tiempos de revolución
Latinoamericana en Cuenca?
El
socialismo influyó decisivamente en el desarrollo de los valores científicos y
culturales; los principios universitarios mutaron para adaptarse a las nuevas
corrientes del pensamiento, la época romántica se transformó en una era moderna
en la que priman las ideologías. Concluimos en que Cuenca es una ciudad universitaria, más allá
de los avatares en su historia.
¿Qué significado nos debe dejar
este Bicentenario de la Independencia de Cuenca?
La
obligación de convertirnos en seres amantes de nuestra patria chica y el
reconocimiento de que es un proceso diario, físico y espiritual.
¿Cuál es su valoración sobre el
trabajo desempeñado por la Editorial Centro de Estudios Sociales de América
Latina?
Es una labor magnífica, sin precedentes. El prestigio de la Editorial, su influencia y apertura al ciudadano interesado en la cultura, la educación y el conocimiento permite que accedamos a las publicaciones sin distingos de ninguna clase. Gracias a sus directivos y a todos los que conforman la empresa.
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