Del
mismo modo, como acción atenuante o agravante (según se mire) debo reconocer humildemente,
para el escarnio público, que no poseo las cualidades adecuadas de modelo ciudadano
indolente, indiferente, domesticado, ni reproductor de este modelo y sistema de
“mierda” o dicho de otra manera, para aquellos lectores que les pueda zumbar
los oídos, me presento como un rebelde ante la tiranía y ante la estupidez.
No
es mi intención hacer un repaso al descompuesto y fétido panorama político de
ese reino de las “Españas” y plazas adyacentes, pues muchos serían los temas a
plantear, tanto desde el ruedo de la responsabilidad institucional, en sus
diferentes cédulas mercenarias, perdón de gobiernos, y esos frankensteins opositores.
La
obtusa, pánfila y burlesca propuesta y creación de un Ministerio de la Verdad, burda estrafalaria copia de la novela distópica
de George Orwell, es el colmo de los colmos, una manifestación
hegemónica, vertical, de control absoluto (se erigen en los únicos poseedores de
la verdad) y toda una declaración antisocial basada en la excusa de las “Fake news”.
Estos sepultadores de la libertad son unos sinvergüenzas y delincuentes plenos, interesados en implantar con fórceps sus criterios e intereses en la ciudadanía, acostumbrados como están en engañar a través de sus mentirosos programas y promesas electorales, en su accionar de la gestión pública y en la utilización mediática de afines órganos propagandísticos y voceros de ferias. Deberían crear un Ministerio para el control de las mentiras y los engaños de esa partidocracia hispana. Empiecen por barrer la basura que esconden bajos sus alfombras porque ese hedor nos asfixia ¡¡¡Si son ustedes los primeros que promueven campañas de desinformación y engaño social!!! Ya va siendo hora de direccionar la historia, de sustituir el actual modelo y acabar definitivamente con estos golfos corruptos.
Totalmente de acuerdo, Jose
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