lunes, 30 de marzo de 2020

Santa Ana de los Ríos de Cuenca en marzo de 2020

VACÍO Y SILENCIO

Las agujas del reloj, durante este inesperado mes de marzo de 2020, detuvieron el tiempo en nuestra querida y compartida ciudad de Cuenca, que se nos presenta ahora extraña, desierta y vacía. Calles sin viandantes, sin carros y sin buses. Tiendas, oficinas, restaurantes y cafeterías cerradas. Tan sólo la presencia heroica y épica del personal de limpieza, aseo y recolector de basuras, policías, enfermeros, médicos y personal de servicios esenciales y básicos. Vaya para ellos nuestra infinita gratitud e inmenso reconocimiento.

El corazón de Cuenca, el Parque Calderón
Vista desde el portal de la Gobernación.

No obstante, esa imperturbable quietud no puede silenciar el espíritu de un entorno radiantemente vivo; pues sus numerosas huellas y testimonios materiales e intangibles (edificaciones, parques, esculturas, placas y calles) contienen la presencia activa y resplandeciente de la historia de un pueblo, de miles y miles de cuencanos, que han construido a través del tiempo y continúan forjando en la actualidad un marco de belleza inconmensurable; un ambiente íntimo; una tierra de luchadores incansables; un escenario místico, cargado de espiritualidad y poesía; una Atenas del Ecuador y Ciudad Universitaria; un territorio de tradición y modernidad que sabe mirar hacia el futuro con voluntad emprendedora.

Plaza Cívica.
Calle  Juan Montalvo
Esta Cuenca provisional de hoy, serena, estoica, taciturna y quieta, nos inunda de melancolía y nostalgia de un ayer, pero que, en nada, recobrará el colorido bullicio de su actividad comercial; brotará sus esencias perfumadas desde el Parque de las Flores; congregará su Catedral a sus fieles; se reconquistará el Parque Calderón para las tertulias de nuestros mayores y la alegría de los niños; aflorarán las costumbres, tradiciones y festividades multiculturales; se esparcirá a los cuatro viento el aroma del café, tamales y quimbolitos desde la Avenida de Loja; fluirá en sus orillas la melodía instrumental de ese inigualable cuarteto natural, denominado Tomebamba, Yanuncay, Machángara y Tarqui; el terrenal Parque El Paraíso será más celestial que nunca; respirarán los centros educativos con nueva savia, esperanzador futuro para la Patria; sembraremos nuevamente en nuestras calles, ahora vacías, ilusiones, sueños y sellaremos con sangre nuestro compromiso por Cuenca, por Ecuador y por el Mundo en una nueva era de Humanidad y Amor.

Plaza de la Flores.

Terminal Terrestre.
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Texto:
José Manuel Castellano Gil (PhD)
Docente Universidad Católica de Cuenca
Director Cátedra Abierta Institucional Guadalupe Larriva
Miembro Academia Nacional de Historia de Ecuador




Fuente: El Mercurio, 30 de marzo de 2020

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