“En
realidad no puedo enseñar nada a nadie. Sólo puedo hacerles pensar”.
Sócrates.
La verdad es que nunca me he caracterizado por
ser un individuo presuntuoso, arrogante, egocéntrico, ni creído, ni sabelotodo.
Son campos que nunca he cultivado, ni cultivo, ni cultivaré. Afortunadamente,
esa enseñanza me ha venido de la mano de maestros que se han caracterizado por
su descomunal “ausencia de ignorancia”.
Debo precisar que ese concepto -“falta
o ausencia de ignorancia”-,
representa el estado más primitivo del ser humano. De modo que, concibo la
“ignorancia”, como el primer paso hacia el conocimiento y, en consecuencia, me
declaro abiertamente un ignorante integral.
Asimismo, en la consolidación y reforzamiento de
esa idea, también, ha jugado un papel importante, la experiencia que hemos
sufrido en el mundo académico universitario.
Por un lado, el compartir espacios con jóvenes, y
no tan jóvenes, magísteres, cuyos tonos dogmáticos y autoritarios, que no dejan
espacio al debate, a la crítica o a la simple predisposición al aprendizaje.
Son poseedores de verdades absolutas, por las dos ideas sueltas y mal amarradas
que adquirieron y que repiten memorísticamente, sin pensar o reflexionar,
mostrando un radical desprecio a cualquier conocimiento o planteamiento
diferente, además, de creerse Premios Nobeles y cuya denotada “falta o ausencia
de ignorancia” es tan indefinida como infinita.
Por otro lado, tampoco debo soslayar los
peculiares comportamientos chusqueros de esos PhD de pacotilla (unos con
títulos oficiales y otros obtenidos en mercadillos callejeros), que deshonran
la Academia, que hablan sin hacer, expertos en recorrer pasillos, portavoces de
chismes, agentes manipuladores de estudiantes, que adoran sillones y mando en
plaza y cuyas efigies deberían decorar los subterráneos del Partenón ateniense
o la sima del Machu Picchu, por iguales motivos que los anteriores.
En cualquier caso, mi agradecimiento a tod@s.
(*) Moraleja: Los malos docentes también enseñan.
Nos enseñan a saber lo que no debemos hacer, pero claro, solo una minoría es
capaz de digerir ese aprendizaje. Mientras que la inmensa mayoría, los carentes
de fundamentos, quedan traumatizados o reconvertidos en meros replicantes. Esos
son y serán los grandes valedores y sustentadores de la pervivencia circular de
un futuro tramposo y mentiroso como el actual.
Perfecta descripcion de esos pajaros Dr. Castellanos, se lo felicita.
ResponderEliminarQue buen artículo querido José Manuel. Te felicito muy sinceramente. Saludos cordiales
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