sábado, 27 de julio de 2019

DIÁLOGO SOBRE EDUCACIÓN CON JUAN ALMAGRO

Prologuista del libro “Misceláneas de voces jóvenes”

Por Mariela Barrera  

Dr. Juan Almagro y Dr. José Manuel Castellano
La Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina acaba de publicar el libro “Miscelánea de Voces Jóvenes”, autoría de un colectivo de estudiantes universitarios que cursan distintos ciclos de Educación. Este libro cuenta con un prólogo del Dr. Juan Antonio Almagro Lominchar (PhD), Profesor de la Universidad de Almería (España), donde se hace énfasis en una educación basada en la investigación y la innovación, pero sobre todo asentada en una identidad socio-cultural que permita al educando desarrollarse desde su propio contexto con una visión amplia para afrontar su peculiar complejidad real. De modo que para profundizar sobre estos aspectos de gran interés hemos establecido un diálogo con el Dr. Almagro.
¿La educación a nivel mundial se encuentra ante una encrucijada?
Siempre lo ha estado, pues el avance del capitalismo –y después, del capitalismo financiero- ha sido proporcional a las debilidades que han mostrado los sistemas educativos. El ejemplo más significativo es el de las evaluaciones educativas externas, como PISA, que coordina un organismo económico mundial, como es la OCDE. Es decir, hemos dejado la educación en mano de la economía neoliberal, pues los sistemas educativos han puesto todo su mecanismo al servicio de estas organizaciones (OCDE, FMI, Banco Mundial, etc.).
¿Cuál es su concepto de educación?
Bueno, pienso que es un concepto mucho más complejo de lo que realmente se considera. Si tenemos en cuenta que “educar” proviene del latín “educere”, que significa “hacer salir”, “extraer”, el concepto de educación tiene poco que ver con la visión que lo reduce a “llenar” de conocimiento la cabeza de las y los estudiantes, sino, más bien, con sacar de ellas/os su mejor versión, sus fortalezas y también sus debilidades... Todo ello con la finalidad de construir un mundo mejor y más humano.
¿Es necesario investigar sobre Educación?
Es muy necesario. Quizá sea el punto de inflexión más relevante. Para conocer cualquier realidad es necesario indagar sobre ella, y cuando se trata de los procesos educativos, la investigación debe ser una constante para su mejora.
Ecuador no es un territorio ajeno a usted, ya que ha realizado una estancia de investigación en este país. En ese sentido, ¿cuál es su visión sobre el sistema universitario ecuatoriano?
No podría darte una respuesta muy rigurosa a esa pregunta, pues sólo estuve en una universidad… Pero sí es cierto que lo que yo percibí no está muy alejado de la inercia a la que se someten las universidades en España, donde se nos ubica en compartimentos estancos, en los que cada cual se dedica a lo suyo, principalmente. Luego, claro está, hay personas dentro de los espacios universitarios que trabajan por romper esa inercia y apuestan por un modelo más inclusivo e integrador.
¿Cómo ve el sistema educativo ecuatoriano?
Mi experiencia allí sirvió para conocer una parte muy pequeña de él. Evidentemente, todo es mejorable, y siempre hay que pensar en introducir y plantear esas mejoras desde el consenso y la cooperación entre colegas de profesión. Ecuador es un país muy diverso, con lugares que necesitan un modelo educativo que se ajuste a las necesidades (contextuales, culturales, económicas, políticas, sociales, etc.), de las personas que viven y hacen posible la existencia y visibilidad de esos espacios. Quizá esto sea algo que se puede extrapolar a otros contextos, pues la historia de la humanidad nos muestra que no somos una especie homogénea, sino que existen la diversidad y las diferencias entre nosotras/os.
¿Cuál es su visión de la investigación científica realizada en las universidades ecuatorianas?
Es un tema complejo. No hace mucho que leí un artículo muy interesante de un colega investigador ecuatoriano que titulaba su análisis “Publicaciones parásito”. En ese texto, se habla, entre otras cuestiones, de cómo, para incrementar el número de publicaciones, hay universidades que ponen en práctica estrategias como la de contratar investigadoras/es experimentadas/os extranjeras/os, a quienes se les exige publicar artículos científicos con filiación ecuatoriana, aunque las investigaciones no sean realizadas en el Ecuador, además de condicionar sus contratos para que publiquen sus trabajos del extranjero con afiliaciones a nombre de instituciones ecuatorianas. Pues bien, estas y otras “lindezas” son recogidas en ese artículo. Evidentemente, esto es algo que hay que atender de manera urgente. Ecuador necesita investigadoras/es que, independientemente de su lugar de procedencia, indaguen la realidad ecuatoriana, pues sólo de esas investigaciones puede mejorarse dicha realidad, y, por consiguiente, el sistema educativo ecuatoriano.
¿Qué retos tiene pendientes la educación ecuatoriana?
Insisto en lo que te venía diciendo anteriormente. Conocer e indagar la realidad para transformarla y mejorarla. Y para ello es necesario un sistema universitario que priorice en aspectos que vinculen la formación de futuras y futuros maestras/os a la filosofía, a la ética, al civismo, y, fundamentalmente, al concepto de pedagogía democrática.
¿Qué actividades cree que se deban llevar a cabo en el marco de la innovación e investigación dentro del aula?
Desde mi punto de vista, todas aquellas actividades que se lleven a cabo en las aulas escolares, deben estar fundamentadas en el debate; en el análisis; en formular y reformular hipótesis y contrastarlas… En definitiva, en crear conocimiento dentro de ese aula; no en utilizar un conocimiento que ya está definido para hacérselo llegar a las mentes de las/os estudiantes. Puede parecer demasiado extravagante o filosófico, pero en la epistemología de las ciencias sociales y las humanidades, el conocimiento no es un bloque lineal de contenidos, ni mucho menos algo cerrado, por muchos corsés que se le traten de poner.
Usted es el prologuista de la obra “Misceláneas de voces jóvenes”, ¿cuál es su criterio sobre ese libro?
Me parece una obra muy interesante. Ya el título lo pone de manifiesto. Considero fundamental que las voces de las/os estudiantes tengan cabida en el espacio literario y que esas voces vayan tejiendo mimbres con respecto a lo que implica vivir en sociedad.
¿Cree que ese proyecto puede fomentar una vocación científica y de escritura entre los jóvenes?
A mí siempre me ha gustado escribir. Mucho antes de dedicarme profesionalmente a esto, ya escribía algunas historias y relatos de vida u otros textos literarios. José Luis Sampedro, que entre otras muchas cosas, también escribía libros, titulaba una de sus últimas obras “Escribir es vivir”. Ahí está la esencia fundamental de este trabajo, bajo mi punto de vista. Porque cuando alguien escribe, está dejando salir eso que lleva dentro, tal y como te comentaba al principio de la entrevista, cuando hablábamos del concepto de educación.
¿Usted cree que proyectos de estas características ayudan a formar un perfil de investigador entre jóvenes?
Por supuesto. Debemos confiar en que este tipo de trabajos tengan la visibilidad suficiente dentro del campo científico, además de ser accesibles a investigadoras/es que quieran profundizar sobre estos u otros temas. Indagar la realidad en la que los seres humanos conviven y se desarrollan, llevando al papel esas ideas y/o tópicos que surgen en todos los contextos sociales, es una de las claves más significativas para desarrollar ese perfil investigador. Si a eso le unimos que ese proceso investigador se lleve a cabo dentro de una labor pedagógica, las herramientas están ahí para desarrollar dicho perfil.
¿Las inquietudes reflejadas por estos estudiantes universitarios van de la mano con una conciencia crítica?
Sí. Y es algo que nunca hay que perder de vista. Los análisis que contiene el libro están hechos desde el lugar y la posición en que estas/os jóvenes miran el mundo y el entorno en el que viven. Ese mundo, ese entorno, es un espacio donde no paran de emerger problemas socialmente relevantes, que es necesario indagar, desarrollar conciencia al respecto y ponerse a trabajar sobre esa realidad, para transformarla y mejorarla.
¿Cómo valora esta iniciativa que incluye a estudiantes universitarios?
Me parece fundamental y muy necesario que este tipo de iniciativas se planteen en el marco universitario. Más necesario aun es que escritos de este tipo sean accesibles y puedan contribuir a mejorar la vida de las personas; al menos para concienciar a esas personas de cuáles son las necesidades prioritarias que atender; de cómo, metodológicamente, se han de atender dichas necesidades, para involucrar a la población (mediante aprendizaje servicio, trabajo cooperativo, etc.). Por otro lado, es preciso que las/os estudiantes, comiencen a familiarizarse con el ámbito investigador, y contemplen la universidad como un lugar para acceder al conocimiento, para debatirlo, cuestionarlo y reformularlo, plasmándolo en trabajos de estas características. Quisiera, en este sentido, felicitar a todas las personas que han participado en este libro, animándolas a seguir en esta línea de la que tanto aprendemos.
Por último, ¿entre sus planes de futuro está volver nuevamente a Ecuador?
Por estos momentos no va a ser posible debido a otros compromisos adquiridos, aunque sería un reto profesional retornar más adelante.

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