Dr. Mariano Herrera (PhD)
Dr. Mariano Herrera |
Voy a hablar como educador que es lo que soy. Me
refiero a ser profesional de la educación. Porque hay muchos más educadores que
profesionales de la educación. Los papás y las mamás son, entre otros,
educadores no profesionales, entre otras cosas porque nadie le paga un sueldo
por educar a sus hijos.
Voy a empezar por algo que es a la vez un cuento y una
historia. Un cuento por definición es algo ficticio, mientras que una historia
debe ser real. El cuento es el de Pigmalión. Pigmalión aparentemente fue un rey
de Chipre como 1000 años antes de Cristo, y también parece que era un gran
escultor. Pero era un tipo, dice la leyenda, muy muy perfeccionista. Y nada que
se casaba porque no había encontrado la mujer perfecta. En aquellos tiempos,
mujer perfecta era igual a mujer bellísima.
Se dice pues que, un día Pigmalión invitó a su
sobrino, a seleccionar una piedra para una escultura. Las piedras en esa zona
de Grecia y Chipre son afiladas con muchos bordes y no redondas y acariciables
como aquí. El hecho es que, cuenta la leyenda, que Pigmalión seleccionó una
piedra grande y muy fea, con muchos ángulos y partes afiladas, también pesadas
y difíciles de transportar. Pigmalión hizo transportar la piedra desde la
montaña hasta su taller e escultura con ayuda de esclavos con carretas y
bueyes, supongo.
Cuando llegaron al taller el sobrino le preguntó a
Pigmalión por qué había seleccionado una piedra tan fea, Pigmalión le respondió
que ya entendería más adelante.
Pigmalión se dedicó intensamente a su escultura y
cuando la terminó, resultó ser la estatua de una mujer bellísima a la que llamó
Galatea. La belleza de Galatea era excepcional y todo el mundo se asombraba y
la admiraba. El sobrino de Pigmalión, cuando vio a Galatea, sabiendo el origen
de la estatua, se quedó muy impresionado y le preguntó a Pigmalión: “¿Cómo
sabías tú que había tanta belleza escondida en una piedra tan fea?” La leyenda
continúa y dice que, por acción de Afrodita, la diosa de la belleza, Galatea la
estatua, se convirtió en mujer real y se casó con Pigmalión y fueron muy
felices.
Hasta aquí el cuento y ahora viene la historia. La
leyenda griega de Pigmalión y Galatea dio origen a muchas obras de teatro,
películas y musicales de grandes autores entre ellos Shakespeare.
Pero también se conoce como efecto Pigmalión un
fenómeno que al principio solo se usaba en psicología. En pocas palabras es
hacerle saber a personas que han sido relegadas y están en una situación de bajísima
auto estima y creyendo que el destino los condenó a una vida infeliz, que ellos
son muy valiosos y que pueden llegar a ser grandes personas desarrollando sus
talentos y teniendo confianza en sí mismo. Este efecto fue probado muchas veces
y tuvo efectos positivos en muchas oportunidades. (Ojo que no se trata de
libros de auto-ayuda sino de trabajos de psicología cognitiva y clínica).
Luego, el efecto Pigmalión se aplicó a la educación.
El psicólogo, Robert Rosenthal, diseñó el siguiente experimento. Rosenthal
administró a los niños un test de inteligencia no verbal al inicio del curso
escolar. A su vez, informaron a los profesores de que la prueba predecía la
capacidad intelectual de los individuos.
Los investigadores seleccionaron al azar una muestra
del 20% de los alumnos de cada clase. Estos constituirían el grupo
experimental. Por otra parte, se informó al profesorado de que los escolares
del grupo tenían cualidades que anticipaban un potencial de progreso
importante.
Sobre el resto del alumnado no dieron información.
Este otro grupo de alumnos constituyó el grupo control.
Tras 8 meses se volvió a administrar la prueba de
inteligencia a la totalidad de los escolares.
El grupo experimental (niños y niñas sobre los que se
había dado informes positivos a sus profesores) mejoraron en promedio las
puntuaciones del resto de alumnos (grupo control). Es decir, quienes habían
sido calificados con potencial para el progreso, habían mejorado más en la
segunda prueba que el resto de alumnos (grupo control).
Esto se ha verificado muchas veces incluso en estudios
hechos aquí n en Ecuador y en otros 8 países de América Latina. Se trata de las
expectativas de los docentes hacia sus alumnos. Si los docentes consideran a
sus alumnos inteligentes, capaces, trabajadores y talentosos, estos se sienten
más motivados y alcanzan un mejor rendimiento. Lo contrario también sucede. Si
los docentes usan frases despectivas y humillantes con sus alumnos, los alumnos
se desmotivan y no logran aprender bien. Altas y bajas expectativas de los
docentes influyen determinantemente en el aprendizaje de sus alumnos. Y esto no
es cuento. Es historia, es educación basada en evidencia científica.
Y hablando de evidencia científica, quisiera
complementar el tema del efecto Pigmalión, es decir el de las expectativas de
los docentes, con el de las oportunidades de aprendizaje. Otro de los factores
que influye de manera determinante en que los alumnos aprendan o no es el de
las oportunidades de aprendizaje. Esto es lo que hace un profesor cunado les
ofrece o les propone hacer algo que nunca han hecho y les proporciona el apoyo
y las herramientas para lograrlo.
Además de esos dos temas educativos, me voy a referir
a este último que es el que ha sido promocionado por Sir Ken Robinson en la
charla TED que ha sido vista por más personas en el mundo. Solo 380 millones.
Su tesis es que las escuelas tienen una deuda con los alumnos y es que no se
organizan para identificar los talentos diversos que ellos seguramente tienen.
La identificación de talentos debería ser una de las tareas más importantes de
los docentes, pero no lo hacen porque nadie les ha dicho que lo hagan y
probablemente tampoco saben hacerlo.
Me referí a Pigmalión, a las oportunidades de
aprendizaje y a Ken Robinson y la detección de talentos, porque lo que tenemos
aquí, en este libro es la expresión de una combinación de esas tres maneras de
hacer educación. Los autores de los capítulos de este libro creyeron en sus
propias capacidades porque su profesor lo hizo antes y se los hizo saber. Y
tuvieron oportunidades de apre4ndizaje que a su vez, les permitieron a ellos
mismos detectar sus talentos como futuros docentes, escritores, investigadores,
orientadores, y un largo etc.
Así que no me queda más que felicitar a sus autores y
a José Manuel que sabe identificar talentos y poner a valer a sus alumnos.
(*) Texto de
presentación del libro "Misceláneas de voces jóvenes" realizado el 26
de julio en el Museo Pumapungo en la ciudad de Cuenca (Ecuador).
Dr. Mariano Herrera, Investigador en educación, asesor en diseño de
políticas públicas en Educación, promotor de Proyectos de Mejora Escolar,
destinados a elevar la calidad de la educación en escuelas públicas, urbanas y
rurales. Fundador y Director del Centro de Investigaciones Culturales y
Educativas (CICE), asesor de UNESCO, UNICEF, Corporación Andina de Fomento y
FONACIT, Exdirector de CINTERPLAN-OEA, Exmiembro del Consejo Nacional de
Educación, Asesor de instancias regionales, nacionales e internacionales en
gestión escolar y calidad de la acción docente en el aula.
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