Luis Alberto Herrera Montero (PhD)
Universidad Estatal de Cuenca, Ecuador
Dr. Luis Herrera Montero (PhD). Foto Tugastudillo. |
La revisión de “Entre
Canarias y Ecuador” me impulsó a realizar un ejercicio cartográfico. En
palabras de Giles Deleuze y Felix Guattari (2007), escribir un libro es
realizar mapas; tejer y al mismo tiempo fugar. Mil mesetas fue la metáfora, la
parte distintiva del título de un texto de estos autores franceses. Lo
importante es que rizomas o raíces se multipliquen, pluralmente, en extensos
territorios o mesetas, como procesos de realidades que se construyen,
deconstruyen y reconstruyen en devenires sin final cierto. José Manuel
Castellano me invitó a una interesante reproducción de esta propuesta. Leer una
variedad de textos, publicados en uno solo, es una tarea de cartografía, que se
adentra en los trayectos de una obra. En tal sentido, no puedo más que hacer
una simulación mucho más pequeña, debiendo dejar fuera del mapa algunos
escritos. Podría describir a todos, pero es menester realizar un ejercicio de
priorización: en el mundo no existe mapa que condense todas las vivencias
sociales. El texto reúne una constelación de experiencias,
ampliamente comunicadas, que exigen el mapeo desde prioridades, sin restar
mérito a un rico tramado, traducido también, en variedad de estilos de
escritura.
José Manuel
Castellano, sin duda, tiene nacionalidad canaria y latinoamericana, el libro
así invita a comprenderlo. Al ser historiador, en variedad de diálogos y
publicaciones, siempre enfatiza las estrechas similitudes de las luchas por la
libertad, gestadas y tejidas, pese a la inmensidad del Atlántico, por pueblos
que se oponen a ser subyugados e invisibilizados ilegítimamente. Así, tiene
entre sus reivindicaciones principales, la insubordinación de pueblos de
América Latina y de Canarias, como sello distintivo de una inquebrantable
voluntad de no asumir la dominación como hecho normal, sino como cadenas a
desprender de nuestros cuerpos, consciencias y territorialidades. De este modo,
nos revela que el espíritu profundo de Canarias está más cerca de las luchas
libertarias latinoamericanas, que de la pose racista y de las herencias nobles
y monárquicas de España. La colonización española edificó territorios desde
lógicas ajenas a los pueblos conquistados, impuso el cristianismo a diestra y
siniestra y subordinó saberes y tradiciones, pero que perviven por la
resistencia de sectores sociales que se niegan a dejar su vida y realidad sin
significados.
Con la presente
publicación, el autor nos obsequia una especie de inventario sobre sus aportes
en diversidad de artículos de prensa, prólogos de textos, relatos respecto de
sus investigaciones y experiencias en clase, entre los principales. En el
texto se comparte una
puesta en escena de su personalidad e identidad, ricamente mixturada por
experiencias en Canarias y Ecuador. En este inventario, el autor intenta
mostrar su pensamiento político y trayectos académicos, al parecer, inconexos,
pero que están claramente alineados con su vocación ideológica y compromiso con
sectores sociales marginados por el poder social y el ejercicio de hegemonía. Su identidad canaria, se inspira en
una constante reflexión respecto de
los procesos
históricos de su nación, que no concretó la ansiada y real independencia de
España. En este tema específico, nuestro autor sostiene legítimas y vigentes
rebeldías.
Sus artículos son una
constante crítica al estatus quo. Desnuda la política de España y concretamente
de Canarias, tanto del Partido Popular como al Partido Socialista, por generar
prácticas que reproducen una realidad edificada conforme estructuras clasistas
e instituciones cómplices, donde la democracia termina siendo una clara
dramatización. De este modo, los diputados del Partido Socialista de Canarias
son un “cero a la izquierda”. Su propuesta de texto no es la típica denuncia,
pese a lo mencionado recientemente. Privilegia la creatividad cuando compara la
situación social de monopolio con el funcionamiento del Real Madrid y el FC
Barcelona. Los monopolios no le hacen bien al fútbol ni a la sociedad, es una
de sus substanciales sentencias. La diferencia radica en que el fútbol es un
deporte que convoca masas, mientras que los temas sociopolíticos se
caracterizan por el “desencanto mayoritario”. Todo proceso monopólico es
contrapuesto a paradigmas de pluralidad, que es el enfoque del: “la democracia
española está excesivamente controlada por los dos grandes partidos”
(Castellano, 2019:76).
Con base en lo expuesto, José Manuel Castellano crítica con
destacado énfasis la
edición canaria de 59 segundos: un reconocido programa de televisión. Las
puntualizaciones de crítica posicionan la perspectiva de que los medios de comunicación
no prestan un servicio hacia el bien común, se alejan del significado de
comunicar. En su acertada argumentación, los medios deben privilegiar el interés
público, adoptando perspectivas plurales en su programación,
aspecto que no caracteriza al programa de televisión mencionado, por estar claramente alineado con partidos de
índole oligárquico. No
obstante, debe tenerse en cuenta que el pluralismo sería un sin sentido si se
apuesta por la neutralidad periodística; así lo enfatizara el autor en la
presentación del libro de Pascual Serrano “Contra la neutralidad: tras los
pasos de John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert
Capa”. Bajó la tónica analítica
expuesta, la neutralidad no es más que jugar por la costumbre
invisibilizadora de fenómenos, a partir de una posición de falso arbitraje
entre quienes detentan poder y quienes no, donde el pueblo siempre es reducido
en lo intrascendente.
José Manuel Castellano, por tanto,
se define como un militante de los pueblos, de aquellos que son descuidados por
una supuesta libertad periodística y comunicacional.
Traigo a colación lo
que un gran intelectual griego, Cornelio Castoriadis, afirmara sobre las seudo-democracias capitalistas, al catalogarlas como oligarquías
liberales. Castellano, comparte una postura política similar a este filósofo.
Es enfático al sostener que la democracia griega sufrió un serio revés al
someter su economía conforme
ajustes neoliberales. Acertadamente, argumenta la innegable afectación a
soberanías ciudadanas,
a causa de imposiciones del sistema mundial financiero, que conducen a la
sociedad a un grave estado de “involución global.” El contexto, en su opinión, es aún más perverso; ante
exigencias de supuesta
austeridad fondomonetarista, destaca los negociados que Europa ha realizado con
el gobierno griego: “Francia ha vendido a Grecia seis fragatas por 2.500
millones de euros, helicópteros por 400 millones, diez o más cazas de combate
por 100 millones cada uno. Mientras que Alemania le ha suministrado seis
submarinos por 1.000 millones de euros” (Castellano, 2019: 72).
Desde la vereda
opuesta, José Manuel Castellano describe sus experiencias en diversos trayectos
por América Latina, mediante lecturas, revisiones biográficas y entretenidos
recorridos territoriales. Empecemos mencionando a Cuba, a través de la figura
de José Martí, a quien en el 158 aniversario de su natalicio, se le ritualizara
con una ofrenda floral en El Parque de La Constitución (San Cristóbal de La
Laguna, Tenerife-Islas Canarias). En palabras de nuestro autor, Martí fue
poeta, periodista, político y un emblema de los procesos libertarios
que se proyectan de lo local a lo universal.
En esa perspectiva histórica, también se
rinde homenaje a la figura de Ernesto Lecuona Casado, cuyo progenitor naciera
en Santa Cruz de Tenerife en 1834 y que migrara a Cuba en 1860. Ernesto Lecuona
Casado constituye, según Castellano, uno de los grandes representantes de la
música cubana de todos los tiempos; sus giras, presentaciones triunfales y
condecoraciones, así lo demuestran. En sintonía con este ejercicio
de justos
reconocimientos, sobresale, en la exposición del texto, figuras como José Morales Lemus, de relevancia
como legado del pensamiento independentista nacional de Cuba, durante gran
parte del siglo XIX. A
consecuencia de esta posición, fue relegado de la historiografía española, pues
fue un semillero emancipador del colonialismo.
En calidad de un
necesario paréntesis, procede relatar breves impresiones de la amistad
construida con el autor del texto, por algo más de tres años. Los escenarios de
nuestras conversaciones estuvieron situados en cafeterías universitarias, a más
de almuerzos y cenas en compañía de nuestras esposas y/o colegas docentes,
en distintos sitios de amplio posicionamiento gastronómico en Cuenca. Evidentemente, el tema cubano
resultó ser de envergadura y vigencia. Coincidimos en una franca crítica y
condena a las medidas
imperiales de Estados Unidos, en cuanto Cuba se alineó con los regímenes de
corte socialista. En esa lógica, sustentamos los análisis en estricto apego a
una postura de oposición al sistema de hegemonía global y capitalista, ante la
cual no
proceden posturas de
neutralidad, como señalamos antes. Sin embargo, con base en la necesidad de instituir culturas
políticas pluralistas, obviamente, el enfoque privilegió planteamientos de
crítica, sostenidos en referentes democráticos, radicalmente diferenciados de
aquello que se planteó como oligarquía liberal, históricamente
afines a sectores con
privilegios sociales y estatales. Tampoco podíamos dejar de
manifestar nuestras inconformidades con el socialismo real, que terminó por
confundir poder social con poder de Estado, sometiendo a la Isla a un estilo de
liderazgo poco dinámico, democrático y plural.
Lo expuesto en el
párrafo anterior, invita a profundizar en nuevos paradigmas sobre la
transformación social, la gestación de procesos interculturales y cosmopolitas
y la construcción de cotidianidades universitarias basadas en el protagonismo
de los estudiantes. No pretendo hacer una explicación epistemológica, sino una
narrativa desde la experiencia de leer “Entre Canarias y Ecuador”, resaltando
la valoración de Samborondón como escenario de encuentro entre Ecuador y
Canarias, la evaluación espiritual de la ciudad de Machala, las descripciones
de una ciudad paisajística y flotante -parte de territorios urbanos de
Babahoyo-, la reivindicación de mujeres
como Melba Piedra y Ruth Moya y los procesos de aprendizaje protagónico con estudiantes
de la Universidad Técnica de Machala y de la
Universidad Nacional de Educación.
José Manuel Castellano otorga valor significativo, en cuanto a los lazos
de Canarias y Ecuador, al nombre de Samborondón. Al respecto, nos comparte una
relevante investigación histórica, donde confluyen aspectos religiosos-míticos
y geográficos que dan cuenta de un traslado mágico del topónimo, que
caracterizara a una isla que sirvió de puerto de las movilidades colonizadoras
de España a América Latina. En esa medida, el autor enfatiza, no tanto en el
proceso colonizador, sino en aquello que transita en la memoria de pueblos, que
deben migrar de un lado a otro y que otorgan en los territorios sus propios
significados. De este modo, el valor del cristianismo, por medio de un Santo
protector de largos y riesgosos viajes, es un bello acto fundacional de la
relación Canarias-Ecuador; es decir, San Borondón devino en Samborondón. De
esto, la evidencia más clara es la inscripción siguiente: “una campana de
bronce de 1694 (custodiada actualmente en el Museo Municipal de Guayaquil), que
formaba parte de una antigua capilla establecida en la zona, y que contiene una
inscripción con el nombre de Samborondón” (Castellano, 2019: 138). A manera de
síntesis, se puede otorgar valor cartográfico cuando el nombre responde a la
relación entre islas Canarias y Ecuador. En términos cartográficos, se
prefiere entender las islas como archipiélagos, para significar abordajes sin
fracturas. Por eso, el mismo José Manuel Castellano se asume vitalmente como
proveniente de un archipiélago, que lo viera nacer, territorializarse en
Canarias y desterritorializarse-reterritorializarse en Ecuador, todo un
archipiélago espacial y cultural.
Otro referente de nuestro país; la ciudad de Machala, que tuvo 7.549
habitantes a mediados del siglo XX. Conforme el censo de 2010, ha pasado a
contar con una población de 245.972; un crecimiento agudo a causa
principalmente del boom bananero. En el texto se resalta la característica de
un pueblo trabajador, que avanza con procesos de ordenamiento urbano a
resaltarse. Sin embargo, José Manuel Castellano puntualiza que es una ciudad
que crece sin alma, sin espiritualidad. Parecería que la actividad económica
devalúa su proceso identitario. Al respecto, puedo afirmar, que el autor trata
de fomentar otra perspectiva, donde la diversidad de un pueblo no debe
simplificarse en la producción capitalista, sino proyectar su devenir en los
ámbitos de la identidad, en la revitalización de aquello que hace cobrar
sentidos reales de porvenir, ricamente sintetizados en lo que autor entiende
por cultura. En esa dirección, resulta inconcebible que el Reloj de Machala, un
símbolo de la ciudad, haya sido relegado a un plano secundario con la
modernización del edificio municipal. Pese a los esfuerzos ciudadanos por
apoyar su restauración y revitalización en los años 90, del siglo pasado, hoy
continúen siendo un sueño que no se realiza, ya que se encuentra abandonado en
un taller de la ciudad de Ambato.
Hacer referencia al patrimonio no implica descuidar el futuro. En
Machala existen, al igual que en otras regiones de Ecuador, culturas
grafiteras. En la ciudad en mención, el autor considera que la juventud
atraviesa serios problemas de exclusión para un real cultivo de sus
potencialidades culturales. El grafiti es, a no dudar, una manifestación que da
cuenta de este fenómeno. En el texto se destaca a dos grandes corrientes, las
que usan el grafiti bajo intereses de poder y los que recrean en ellos la
cultura artística y popular de una región. Respecto de las primeras se constata
una severa crítica en cuanto que tienen apoyo empresarial e institucional,
cuyas evidencias se observan ampliamente desplegadas en territorios de la urbe;
tanto en propaganda electoral de partidos oligárquicos, las listas 6, y la
publicidad comercial de grandes empresas. En cuanto a la segunda, el contraste
es notorio. Mientras las primeras gozan de reconocimiento hegemónico, las
segundas se las ubica como que atenta a lo normalizado en nuestro país.
Participé, anteriormente, en la presentación del libro “Historia gráfica
de las casas flotantes de Ecuador”. El territorio específico de este texto
fotográfico fue la ciudad de Babahoyo. Es sin duda una obra de arte, ya que
comparte una gran variedad de fotos e ilustraciones que hablan mucho más que un
escrito. Rememorar esas imágenes me fue difícil, tuve que repasar nuevamente
sus páginas. Luego de esta tarea, no puedo más que concordar con la conclusión
que José Manuel Castellano reitera en “Entre Canarias y Ecuador”: un “patrimonio
desdeñado”, sujeto a condiciones precarias de vida y al borde de su extinción,
por políticas que promueven el reasentamiento de sus habitantes a través del
consabido desalojo. Este es el último vestigio de un poblamiento territorial
con significados patrimoniales, por el trayecto y distinción que conlleva para
sus pobladores.
Capítulos esenciales del libro contempla heterogeneidad de
personalidades, tanto hombres como mujeres, pero resulta imposible detallar a
todos en este escrito. Reitero, el mapa que realizo no desmerece ninguna de las
características expuestas por el autor, pero hace énfasis en un recorrido de
significados que contienen un hilo conductor que vale la pena mapear. Vivimos,
con mucha legitimidad, un creciente posicionamiento del feminismo en el mundo,
América Latina y Ecuador. En esa dirección, se alinea también el autor. No
realiza un análisis ensayístico ni un tratado filosófico-científico sobre la
temática, pero refuerza el posicionamiento público de mujeres ecuatorianas; para
el caso de esta mapa, resalto dos: Melba Piedra y Ruth Moya, por sus aportes al
arte y a la sociolingüística en proyectos educación desde parámetros
interculturales, respectivamente. De Melba Piedra destaca su producción
poética, muy al tono de una personalidad caracterizada por su sencillez, pero
no por eso exenta de profundidad. Sus 35 poemas relacionan la emotividad con
sentidos de identidad, territorio y cultura popular. De parte de Ruth Moya, se
enfatiza en su relevancia intelectual, una de las de mayor reconocimiento en
Ecuador. Dentro de las contribuciones de Moya está el nexo entre la teoría y la
lucha política, las lenguas de pueblos indígenas y su integración prioritaria
en los currículos y procesos educativos del país, como un elemento innegociable
en el camino por transformar nuestra realidad e interculturalizar nuestra
educación.
Las apuestas que José Manuel Castellano hace por los estudiantes es una
clara perspectiva que privilegia el aprendizaje, que en tiempos no muy lejanos
estaba invisibilizado por la primacía de la enseñanza. Me atrevo a sostener, de
una mala comprensión del acto de enseñar, pues la labor docente replicaba tan
solo en una larga historia de mutilación de las potencialidades generadoras de
conocimiento, al imponer estilos memorísticos en vez de cultivar la curiosidad
y la voluntad por investigar. Esta cruda realidad se la constata en los bajos
índices de lectura de la juventud universitaria, que nuestro amigo canario
demuestra en sus investigaciones. Ante esto, la experiencia de elaborar una
guía para el trabajo autónomo del estudiante, resulta un esfuerzo que nuestro
amigo resalta. Esta propuesta trajo a mi memoria los aportes de Jaques Ranciere
(2003), un filósofo francés de mucho prestigio contemporáneo, cuando enfatiza que
el conocimiento se genera por incentivos concretos en la voluntad de los
estudiantes, más que en la explicación de un docente. Una educación basada en
las explicaciones de un profesor, no promueve la generación de explicaciones
autónomas, por tanto, no impulsan la voluntad espontánea por conocer. Por eso
la afirmación de Castellano de “falta de ignorancia” es similar al texto “El
maestro ignorante (Jaques Rancier, 2003)
Las sugerencias de José Manuel Castellano, en materia de educación
refuerza el paradigma de aportar desde y con los estudiantes. De ahí su
cuestionamiento al aprendizaje de historia, que asoma dispersa y que requiere
sustentarse en la memoria. En este punto deseo plantear una clara
diferenciación entre sostener procesos vivos a partir de la memoria y aplicar
metodologías memorísticas. Ingresan en nuestra memoria lo que se hace desde la
voluntad, al contrario de lo que se hace desde una repetición mecánica
anulatoria, que caracteriza la memorización. Probablemente con el autor
tengamos una pequeña discordia, con clara solución luego de un provechoso
diálogo, durante un delicioso saboreo de comida típica cuencana; escenas nada
ajenas en las reflexiones que produjeron esta variedad de textos, compartidos
en este libro y que he denominado como cartografía.
Las partes del libro, que a continuación se expone, son las de mayor
substancia, en mi opinión, porque enraízan, no solamente la presencia del amigo
José Manuel Castellano en Ecuador, sino también por permitir su continuidad y
un devenir abierto por nuestros territorios, que cartográficamente no tendrán
un final, aunque deba trasladar su vida a otra región. ¿Quién sabe cuál? En un
ejemplar esfuerzo, el autor ha promovido la investigación y el autoaprendizaje
con estudiantes de la Universidad Nacional de Educación, conforme lo destaca en
los reconocimientos que hace a través de la construcción de historias de vida
de estudiantes de esta institución, de la carrera de Educación Intercultural
Bilingüe. Con esta iniciativa de investigación, fue posible articular de manera
vivencial los procesos cotidianos de los estudiantes en las aulas y actividades
curriculares con sus contextos familiares y sociales. La experiencia aportó en
adecuadas contextualizaciones entre realidad y proceso educativo, prácticamente
ignorado en el desempeño académico de nuestras instituciones de Educación
Superior. Conocer situaciones de discriminación histórica en el proceso
educativo previo, incomprensiones indolentes por embarazos de las estudiantes,
discriminación de diversa índole; en fin, una serie de datos, emotivamente
comunicados a través de sus narrativas, que exigen otros devenires para la
educación en Ecuador y para la educación superior, particularmente.
El libro integra una serie de prólogos y epílogos a otros textos, que he
preferido dejar de lado, para su respectiva lectura. Seguramente, el interés
por revisarlos implique además leerlos y armar las respectivas cartografías
como libros con un mundo propio y diferente que contar. Es una oportunidad que
invito a explorar y a concretar de manera autónoma.
Finalmente, para cerrar con la exposición de “Entre Canarias y Ecuador”,
coloco mi reflexión última sobre este breve mapeo. Agradecer es aprender, ese
ejemplo nos deja José Manuel Castellano con este libro de libros; cartografía
de escritos variados, reconocimientos a personalidades diversas de Canarias,
América Latina y Ecuador, y sobre todo, una socialización de posturas políticas
con alineamientos claros de contra hegemonía. Un infinito gracias por
permitirme su revisión.
Cuenca, julio de 2019
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