Ana Violeta Renshaw Quintero
La primera vez que José Manuel me mostró la portada de "Garabatos poemáticos", recuerdo muy bien la sensación que tuve. De pronto me sentí como una niña pequeña que abría los ojos ante un espectáculo mágico de colores brillantes, limpios, puros, que se mezclaban unos con otros pero a la vez bien definidos. Me sentí atrapada en ese maravilloso jardín policromado, tan iluminado por un cielo de azul intenso y esplendoroso. Recuerdo que por unos segundos me quedé en silencio, cómo absorbida por aquella Magia.
Más
tarde, después de unos instantes, llegó
la mente pensante que relaciona, que analiza, y tuve entonces la sensación de
estar viendo un Kandinsky (precursor de lo abstracto) o un Joan Miró (que
reflejó su interés por el subconsciente).
Fuera
lo que fuere, la sensación continuaba siendo muy grata y hermosa. Hago este
comentario porque después de haber leído los poemas de José Manuel, escritos en
distintos momentos, llenos de sentimientos hermosos, sinceros, valientes... veo
el coraje de un hombre que es honesto, que no es un oportunista. Un hombre que
es impecable en su yo espiritual y valores. Un caballero que usa su mente de
las maneras más brillantes, con originalidad y mente rápida, que conoce y
entiende los desafíos de la vida, que no depende de los juicios de los demás y que
perfecciona sus pensamientos, acciones y sueños. Todo ello con una humildad arrebatadora.
Es un corazón, su corazón, puesto sobre la mesa, como el pan que alimenta, y al alcance de todos; sin coraza, sin máscara ni pretensión alguna. De esto me hablan esos "Garabatos" encuadrados en un cielo azul, tan semejante al de la Cuenca Austral y Canarias.
Muy buen escrito
ResponderEliminarFELICITACIONES POR TU NUEVO LIBRO
ResponderEliminar