Hace una década, cargado de maletas repletas de ilusiones y esperanzas, arribaba a Ecuador. Un país que me abrió las puertas de “Nuestra América”. Ahora, ha llegado el momento de retornar a mis “peñas Atlánticas” con sobrepeso de afectividades en el alma.
Atrás quedan
experiencias inolvidables, un intenso trabajo desplegado, producto de un decidido
y tangible compromiso con la sociedad ecuatoriana y latinoamericana, y el inmenso
privilegio de conocer a un amplio elenco de personas generosas que me brindaron
su mano y amistad sincera.
Me encantaría nombrar a cada una de ellas, pero sería un extensísimo registro. En cualquier caso, tampoco creo que sea necesario, pues sabemos entre nosotros el alcance, la profundidad de nuestra convivencia y la complicidad compartida a lo largo de ese tiempo.
Por
todo ello, mantendré siempre mis brazos extendidos hacia ustedes y encendida la
llama de mi eterna gratitud a todos.
No quiero despedirme,
tan solo “Tupananchiskama”,
hasta que la vida nos vuelva a encontrar.
Estimado Manuel,
ResponderEliminarTu mensaje de despedida ha resonado profundamente en nosotros, evocando una década de recuerdos compartidos, aprendizajes y momentos invaluables. Es imposible olvidar aquellos días en la Universidad Nacional de Educación, donde juntos compartimos experiencias, desafíos y triunfos.
Desde tu llegada a Ecuador, has sido un faro de inspiración y dedicación. Tu compromiso con “Nuestra América” y, en particular, con la sociedad ecuatoriana y latinoamericana, ha dejado una huella imborrable en todos nosotros. Aunque no menciones nombres, cada uno de nosotros sabe el lugar especial que ocupas en nuestros corazones y el impacto que has tenido en nuestras vidas.
Mientras te preparas para regresar a tus “peñas Atlánticas”, queremos que sepas que siempre serás parte de la familia de la Universidad Nacional de Educación y de la comunidad ecuatoriana en su conjunto. Las puertas de Ecuador y de nuestros corazones siempre estarán abiertas para ti.
“Tupananchiskama”, Manuel. Aunque este sea un hasta luego, lleva contigo la certeza de que las experiencias y amistades forjadas aquí perdurarán en el tiempo. Esperamos con ansias el día en que nuestros caminos se crucen nuevamente.
Con profundo cariño y gratitud, Oscar
Diez años de los que dejas una impronta indeleble. Vivencias que seguramente los estudiantes que pasaron por las aulas supieron aprovechar, al menos es lo que pensamos, los que creemos que sólo la educación nos salva del hastío de la realidad. Cuando los vientos de la vida nos llevan a tomar nuevos rumbos o a retomar el vuelo que habíamos pospuesto, nos quedan los mejores recuerdos, de los amigos que han marcado nuestro camino y quizá hemos sembrado tmbién en ellos -sé que no eres pretencioso- pero sí fiel a tus principios, obstinado en la coherencia y con la fe del carbonero. Las distancias sólo son geográficas, los corazones cercanos. Un abrazo entrañable desde este Caribe profundo y a veces agreste. Jacqueline
ResponderEliminarMi regocijo en estas palabras, maestro, amigo; su legado y
ResponderEliminarEnseñanzas perdura en la gente de esta tierra de paso. No
Me gusta despedirme, usted estimado Dr. estará ahí para
Orientar nuestras inquietudes!!!! Aquí hay un lugar para ud.
Para siempre!!! Un abrazo inmenso!!!
Querido amigo. Solo me queda desearte lo mejor y darte las gracias por tu hermosa amistad. Bendiciones. A seguir adelante con esta nueva etapa.
ResponderEliminarMi apreciado Manuel. Tu escrito me remueven recuerdos y a la vez me identifico totalmente. También llegué repleta de maletas y sobre peso hasta en las ropas que cargaba. Hoy todo se duplica en mi vida y por eso te entiendo. Para los foráneos ha sido una gran escuela Ecuador.
ResponderEliminarAmigo, donde quiera que vayas, que te vaya mucho más bonito que lo que te fue aquí.
Brindo a tu salud por la decisión tomada.
Te abrazo fuerte y, seguro nos volveremos a encontrar.
Con sentimientos de estima y afectos.
Isis Angélica Pernas Álvarez.
https://psicofilia.blogspot.com/2023/10/la-lluvia-nunca-vuelve-hacia-arriba.html?m=1
ResponderEliminarQuerido amigo José Manuel, una sorpresa nada alentadora. Tu legado como amigo, como maestro siempre ha sido un impulso en mi gestión y diario caminar. Tus enseñanzas, tu confianza en aquellos que trabajamos por servir de verdad a una comunidad nos enseñaron a luchar por ello. Me siento muy apenada por tu partida, se que en nuestro corazón estarás siempre. Un abrazo fuerte dilecto maestro y amigo. Recibí de ti grandes enseñanzas y apoyo incondicional. Te deseo una nueva etapa llena de alegrías, éxitos y muchas bendiciones. Siempre estarás en mi corazón.
ResponderEliminar¡Saludos, estimado Castellano! Mi ciudad, mi país entero, queda el deuda contigo. Gracias por tus investigaciones, tus escritos, tus charlas tu vida compartida. Gracias por todo, Seguiré pendiente de noticias tuyas.
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