jueves, 16 de julio de 2020

Presentación al libro TESTIMONIOS, VIVENCIAS, REFLEXIONES E IMÁGENES EN TIEMPOS DE COVID-19 EN ECUADOR, TENERIFE, MÁLAGA Y ROMA

Quiero que mis primeras palabras cargadas de gratitud vayan dirigidas a todos y cada uno de los participantes en este Concurso, y no por el hecho de su participación en esta convocatoria, que de por sí ya habla muy bien de ustedes, sino muy especialmente por la oportunidad que me han brindado de poder leer sus textos, sus testimonios, vivencias y reflexiones, que me han enriquecido y de los cuales he disfrutado desde diversas perspectivas, he aprendido de ustedes, he llorado con ustedes y también me han ayudado a comprender mejor la realidad que estamos viviendo, me han armado para enfrentar esta batalla de forma individual y colectiva no sólo ante las circunstancias actuales, desde los diferentes planos: sanitario, social, político, laboral, etc., sino muy especialmente por la lección en valores, el espíritu luchador y esa mirada limpia, sólida y esperanzadora que lanzan hacia el futuro. Por tanto mis felicitaciones a todas y todos.
Entrando ya en materia, creo que debo comenzar resaltando la acertada y anticipada visión que tuvo la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina, a finales del mes de marzo de 2020, en convocar este Premio sobre testimonios, vivencias, reflexiones e imágenes en tiempos de Covid-19 en Ecuador.
La Editorial ante la expectativa generada amplió el espacio territorial a otras nacionalidades. Tiempo después otros colectivos y medios de comunicación, “en modo pandémico”, replicaron esa idea.
Sin embargo, debemos señalar que la convocatoria promovida por la Editorial Centro de Estudios Sociales de América Latina tenía una identidad propia y un sello original: no se dirigía exclusivamente al círculo de literatos, ni a escritores experimentados o noveles sino muy especialmente, esa es su esencia, al conjunto de la comunidad, de la ciudadanía.
Su objetivo no pretendía solo cubrir esos “tiempos muertos”, originados por un confinamiento social como consecuencia del cambio de hábito, sino incentivar la reflexión y conformar un corpus documental histórico de testimonios y vivencias desde la primera línea de combate frente a una guerra silenciosa de incertidumbre.
Resultado de todo ello es este voluminoso texto, que se pone a disposición de la ciudadanía, donde el lector podrá encontrar y descubrir una diversidad de visiones, que nos hablan del vivir, del pensar, del sentir y de los miedos, junto al re-encuentro y a una re-valorización de profundos sentimientos e ideales, que habían sido dejados atrás por la imparable y desenfrenada dinámica de vida que nos llevaba a ningún sitio.
Asimismo se debe hacer mención a otro aspecto, que considero altamente relevante, como es la composición o conformación de ideas construidas a través de la mediatización informativa recibida, que unido a otros elementos diversos, tanto económicos, sociológicos, ideológicos, culturales, etc., quedan plasmados en los distintos pasajes de este libro a través de un amplio conjunto de piezas para reconstruir el puzle social e individual de un momento histórico, enmarcados en espacios territoriales y realidades desiguales y singulares.
Otro rasgo ineludible, que me ha causado la lectura de estas páginas y que, por tanto, debo subrayar, ha sido el regocijo y disfrute al leer esos textos elaborados por chicas y chicos jóvenes, entre los 15 a 18 años. Unos textos que reflejan no sólo una madurez formativa, que me ha llenado de esperanzas, sino que además muestran unas buenas mañas y un excelente estilo de escritura, dignos de resaltar y que son brotes verdes de un futuro ilusionador.
De modo, que mi más efusiva enhorabuena a esos jóvenes ecuatorianos por esa inmensa ofrenda que nos brindan y que acrecienta la creencia que un nuevo y mejor mundo está en sus manos.
En esa línea, tampoco, puedo obviar la aportación ofrecida por los jóvenes de 19 a 22 años, con sus reflexiones sociales, propuestas de investigación histórica, análisis sobre la realidad desde fronteras diversas y narraciones profundas, críticas, dinámicas y comprometidas.
Sin duda, los textos firmados por los de 23 y más años, que desde ámbitos profesionales pluridiversos aportan una voz limpia y ágil de los sin voces que deberían tener mayor presencia social.
En la sección del concurso sobre imágenes en tiempo de Covid-19, se debe reconocer la reducida participación de propuestas recibidas, aunque entre las presentadas sobresale el amplio reportaje desolador humano ante la imponente muestra del patrimonio inmueble cuencano, unas impactantes imágenes que reflejan la soledad y el vacío; la ausencia de contacto con el “otro”; y los rasgos culturales e identitarios de la comunidad de Saraguro.
Este volumen aglutina, además, visiones, reflexiones y soportes gráficos de otros espacios territoriales, como Tenerife, Málaga y Roma que nos proporcionan otras miradas desde otros contextos pero que en esencia nos presentan realidades comunes salvando las diferencias.
Evidentemente, este libro encierra y contiene muchos otros aspectos de especial interés, por ello, recomiendo efusivamente a adentrarse en su lectura, con el pleno convencimiento que el lector no se sentirá defraudado e indiferente, al tiempo, que se sentirá enormemente recompensado, pues, estos relatos nos acercan tanto a comprender al “otro”, a respetar la diversidad de contextos sociales pero sobre todo nos aporta un valioso conocimiento para actuar e intervenir en el intento por construir un mundo mejor en estos tiempos de cambio.
Por último, no quisiera concluir este sucinto esbozo sin antes agradecer a todos los participantes por sus generosas e interesantes contribuciones y la colaboración magnánima y comprometida de los miembros que han conformado el Jurado de este Concurso, Catalina Sojos y Eliécer Cárdenas. Además de mostrar mi gratitud a la compañera Genoveva Ponce, coordinadora de esta obra, por sus aportes en el cuidado de esta edición.
Y con el permiso de ustedes, los coordinadores de esta obra nos hemos atrevido a dedicar este libro a la amiga y compañera, la Dra. Gisela Quintero, quien formaba inicialmente parte de este equipo de trabajo pero que no pudo desempeñar su labor por culpa justamente del Covid-19. Nuestro mayor deseo en estos momentos es su pronta recuperación.
José Manuel Castellano
Ecuador, julio de 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario