Entrevista al Dr. Carlos Álvarez Pazos, autor de “Saramama - La cultura del maíz”
Por Mariela Barrera
Dr. Carlos Álvarez y Mariela Barrera |
La Editorial
Centro de Estudios Sociales de América Latina acaba de publicar la obra del Dr.
del Dr. Carlos Álvarez Pazos bajo el título “Saramama. La cultura del maíz”. El
Dr. Álvarez, es licenciado, diplomado en
Lingüística y cuenta con una maestría en Ciencias Sociales con especialización
en Antropología e Historia de los Andes. Ha ejercido la docencia durante
cuarenta años en la Facultad de Filosofía y en el Departamento de Idiomas como
profesor de Kichwa e investigador en el Instituto de Investigaciones Sociales
de la Universidad de Cuenca y es autor de diversas obras.
Las Naciones
Unidas han declarado al 2019 como el Año Internacional de las Lenguas
originarias
Esa
declaración es muy importante porque nos permitirá reflexionar sobre la
importancia de las lenguas ancestrales, que día a día se van perdiendo bajo una
situación de diglosia, entre el avance de la modernización y la resistencia de
la tradición de los mundos y culturales ancestrales. En nuestro contexto
nacional se van perdiendo algunas lenguas del Oriente, por lo que es importante
hacer una reflexión sobre las culturas, su hábitat y de la gente hablante. Es
una tríada que si se logrará conservar se podría rescatar y conservar las
lenguas pero el avance de la modernización, el capitalismo, la situación minera
y explotación del petróleo genera que se destruya la relación territorio-hombre
y, por ende, la cultura también.
¿Qué
opina del Ecuador como un país multilingüe?
Es uno de
los pocos países a nivel mundial y latinoamericano que, a pesar de ser un país
pequeño, es riquísimo en lenguas y culturas. Si nos pusiéramos en contacto con
estos pueblos y culturas, con sus saberes, prácticas, filosofías de vida y su
cosmovisión y si los gobiernos se preocuparan en canalizar la educación nos
enriqueceríamos. Lastimosamente estamos disparados a un mundo más monetario, que
provoca que perdamos la visión, el valor humano y, por ende, el valor cultural
que poseen nuestras nacionalidades.
¿Cuál es el estado actual de las lenguas ancestrales en Ecuador?
Nuestras
lenguas ancestrales están en relación asimétrica con la lengua dominante, que
tiene su contexto de dominio porque esta intrincada con el mundo del capitalismo
puro. No ven el valor de la cultura, que es otro tipo de riqueza. La primera
riqueza es de tipo universal, que es la de culturas y lenguas ancestrales. La
otra riqueza es que se ha mantenido por miles de años y nos transmite valores a
través de su cultura, por lo que todavía repercute en nuestra formación es el
Kichwa. Para darles un ejemplo, el Kichwa tiene tres mandamientos: Ama Sua (No seas ladrón), Ama Llulla (No seas mentiroso) y
Ama Quella (No seas ocioso). En cambio en nuestra religión cristiana
existen los diez mandamientos pero la sabiduría Kichwa tiene tres mandatos que
sintetizan los mandamientos cristianos. El Ama Sua representa el respeto a la
persona, al prójimo, a la propiedad e incluso a la propiedad intelectual; el
Ama Llulla es el principal mandato que ellos tienen, por lo que el indígena
tiene como principio no mentir, es decir, ser honrado; y el Ama Quella, el no
ser ocioso. El hombre andino, por lo general, es muy trabajador y madrugador
para obtener sustento día a día, esa es su visión.
¿La migración a los centros urbanos ha incidido la
pérdida de uso de las lenguas originarias?
Lamentablemente
influye en aspectos como la lengua. Daré un ejemplo con dos provincias que
están contiguas, Cañar y Azuay. El Cañar es una provincia en la que ventajosamente
el capitalismo y la urbanización han influido menos que en el Azuay. Además hay
otra razón fundamental en la conservación de la cultura Kichwa, ya que la
población indígena es más numerosa que en la ciudad. En la provincia del Azuay
hay enclaves pequeños que hablan Kechwa, en Cañar todavía se conserva la
familia amplia, y con ello el makiranti o
préstamo, que es el intercambio de manos para la chacra y agricultura, es decir,
la reciprocidad en la que comparten obligaciones. Si se mantiene la familia o
el ayllu también se mantienen los
lazos entre familia y la comunidad, con base a una organización en el que
existe un calendario para la agricultura y para las celebraciones. Para la
siembra del maíz existen los cuatros Raymis: empezando desde septiembre que es
el Kuya raymi, que es la preparación
del terreno denominado Allichina en
kicwha, el agricultor cuida y alimenta a la chacra pero no es como cualquier
agricultor campesino porque en este predomina una conciencia ecológica;
seguidamente viene el Kapak raymi en
diciembre, que coincide con la navidad pero son diferentes festividades de
acuerdo a la visión egocéntrica que se da en el campo; luego viene Pawkar raymi en marzo, que es el mes
del florecimiento; y finalmente viene el Inti
raymi, que es la fiesta principal desde la cosecha mayor y que coincide con el Corpus Christi. En
el mundo occidental la fiesta de Corpus Christi celebra a Jesús de la custodia,
que es como una especie de sol y es por ello que nuestros indígenas
aparentemente adoraban a la custodia porque parecía el sol.
¿Qué acciones cree que deben tomarse para preservar nuestras
lenguas y, sobre todo, para potenciarlas?
Vamos por la Kichwa, que es la más
importante, al menos en la Sierra y en el Oriente. El Shuar es la segunda
lengua y las otras lenguas lamentablemente están reducidas y más aun la que
investigó la Dra. Moya. Para salvaguardar las lenguas en este caso el Kichwa y
las lenguas del Oriente primero debe existir una buena concientización en los
maestros a todo nivel (escuela, colegio y universidad). Se debe enseñar la
lengua motivando la cultura. Cuando era maestro llevaba a mis alumnos al campo
y les enseñaba la lengua a través del contacto directo con la cultura, eso en
un primer momento para la conservación de las lenguas; en un segundo aspecto,
que yo lo veo utópico pero que podría ser trascendental, sería el político, los
gobiernos deben preocuparse de las lenguas ancestrales y de las culturas, pero
lastimosamente más se preocupan del capital. Ventajosamente existe una situación
que los indígenas saben utilizar como es el ECUARUNARI que está entrado en la
política y en el gobierno ya sea en un mando medio y no en la presidencia, pero
alcaldes y prefectos ya están surgiendo en varias provincias, ellos a nivel
político pueden hacer algo por nuestras lenguas y culturas. Un tercer elemento
sería que “si la semilla cae en tierra fértil, es decir, la juventud, entonces
los jóvenes son la gente indicada para seguir luchando para que se respeten las
lenguas y las culturas ancestrales”.
¿Cuál es la relación de las lenguas ancestrales con la
educación?
Existen
materias que puede abordar al Kichwa en la educación, como la literatura
narrativa, poética, de carácter filosófico que se puede enseñar desde las
escuelas a los niños. Últimamente una escritora cuencana, Susana Moreno, me
obsequió un folleto de cuentos en el que se rescata la mitología, mitos y
leyendas de la cultura de nuestros ancestros. Entonces a los niños les agrada
los cuentos y esa es una forma de llegar a ellos, incluso los canticos son
otros medios. En el colegio sería bueno enseñarles formas de vida, como la
cementera que la llaman chacra, es decir, enseñar a través del vocabulario y en
la universidad, que es una visión más madura, sería interesante estudiar la
filosofía andina. Es importante mejorar las políticas de gobierno y la prensa.
¿Qué nos puede decir de la lengua kichwa, como se escribe y como se dice,
porque se utiliza distintas formas?
La escritura del Kichwa es única a nivel
de lo que era antes el tawantinsuyo, actualmente está formando por el sur
de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y en la parte norte de Chile. En
Perú es quechua porque en Ecuador existía la influencia de otras lenguas como
la Cañarí y Panzaleo, etc. teníamos básicamente un triángulo vocálico (a, i, u)
en cambio en el Perú tiene las cinco vocales por influencia de las lenguas
precolombinas. Antes de la conquista hubo un pueblo llamado los chichas, dedicado al comercio y
trajeron su lengua, cuando llegó Huayna Capac y Tupac Yupanqi se encontraron
con la novedad de que hablaban este idioma. Las distintas formas se dan por la
influencia de lenguas precolombinas.
¿Cómo
surge esta obra y qué ofrece al lector?
Intenté integrar la lengua con sus componentes (léxico,
fonética, morfología y sintaxis) y enfatizar sobre el léxico, porque a través
de este se va conociendo más la cultura. Hay una relación lengua y cultura. Fue
así como traté de hacer una muestra de todo lo que es la cultura del maíz en
Azuay y Cañar, este último todavía se está resistiendo a los embates de la
modernización. La cultura del maíz a pesar de la invasión de la modernización,
los pasos que está dando otra fisonomía a nuestros campos dedicados a la
ganadería, existe una implicación muy estrecha entre el hombre, la chacra y el
pedazo de terreno, siendo el maíz el cultivo más importante.
¿Qué papel
tiene el maíz en la cultura?
En este momento el maíz es el eje de nuestra
cultura, de las raíces andinas en el sentido indo-mestizo, pero más entroncado
en las comunidades y provincias donde se habla más el Kichwa como Otavalo,
Chimborazo y en el Azuay. La investigación que he realizado en las provincias de
Azuay y Cañar, con un tiempo de cinco años, el maíz se convierte en eje de las
relaciones de trabajo y subsistencia, es decir, es el centro de saberes,
prácticas, tecnologías y de las celebraciones en el mundo ritual que ellos
tienen, con el dominio español el maíz se difundió a través del mestizaje. En el trabajo de campo se ven las mingas, el sistema
de compadrazgo, reciprocidad y sobre todo la gastronomía, empezando desde
sopas, coladas, envueltos, la chicha que se manifiesta en la vida cotidiana en
las fiestas de ciclo vital como el bautizo, matrimonio y muerte, también en la
grandes fiestas de los raymis y a través de todo este conglomerado (ritual,
social y cultural). Nos ha generado una fuerte idiosincrasia, ya que al hablar
de maíz es hablar de nuestras raíces, “el maíz se identifica con nosotros y
nosotros con el maíz”
¿Cuál
es el estado actual de la labor agrícola?
La vida del campesino es vida de pobres y la chacra
nos da solamente para la sobrevivencia, a más de eso la chacra ya no es ni
minifundio. Actualmente son parcelas pequeñas, se volvió al sistema antiguo de
cultivar la chacra con lo que es la tula, taklla o chakitaklla son instrumentos muy rudimentarios que utilizaban
antes de la venida de los incas, para hacer los huecos en donde se sembraba el
maíz y el frejol. En la época de la modernización vino la máquina, pero el
tractor se usa en grandes extensiones de terreno y cuando se tiene más
posibilidades se usa la yunta que en Cañar no se alquila pero se da el
intercambio a través del sistema de reciprocidad simétrica.
¿Qué
aspectos puede destacar de su libro?
El aspecto principal es la interrelación entre el
lenguaje y la cultura. La gente que lea el libro va conociendo no solamente
palabras sueltas como castellano, kichwa o hibridas, sino que a través de la
palabra exista un acercamiento con nuestra cultura para que sea un estímulo en
las jóvenes generaciones a partir de una pequeña muestra, esa es mi mayor
contribución para las generaciones que vienen contrastar ambas culturas la
indígena y mestiza. El enriquecimiento debe darse en dos momentos “un pie en
nuestras raíces y el otro pie en la cultura occidental moderna, es decir se
debe pisar primero nuestro propio terreno”
¿Cómo
se relaciona el maíz con la historia y la literatura?
Desde la
época precolombina, colombina y andina ya entrando a nuestra época el maíz ha
estado presente en esos momento y también ahora. El maíz es el shungo, el corazón de nuestra cultura.
Es el shungo de la chacra, tomando en cuenta que la chacra es el espacio
sagrado para el indígena, es la herencia de todo tipo de relación. Tiene una
influencia gastronómica, medicinal y, sobre todo, literaria acompañada de
poesía y novelas, como es el “Huasipungo”
de Jorge Icaza que representa al indígena que dio la vida por ese huasipungo,
que es la voz de concientización sobre lo nuestro.
¿Qué nos puede decir del maíz como medicina
alternativa?
Hay un
sabio llamado Plutarco Naranjo, botánico, que estudió los beneficios del maíz en
determinadas enfermedades: vías urinarias (el pelo choclo es excelente para
este problema); la chicha ya como bebida es para infecciones intestinales; el
mote como proteína es menor al poroto pero en hidratos de carbono tiene más el
maíz, es por ello que recomiendo el mote casado (mote con poroto), una colada de
maíz sirve para dormir bien.
¿Qué
papel juega Ruth Moya en esta obra?
Ella es la
prologuista del libro. Nos conocimos hace unos 20 años. Para mí ella es la
mayor investigadora que tiene el país de lenguas ancestrales (kichwa, Shuar y
Zápara) e impulsora de varios trabajos de investigación y formadora de
investigadores a nivel nacional. Pero también es una excelente maestra con una
extraordinaria calidez humana.
Y para finalizar, podría lanzar un mensaje a los jóvenes
investigadores
Que cuando lleguen a ser alguien importante en la vida, sean
sencillos. La sencillez es un valor que nos abre las puertas.
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