Por: Fernando Uyaguari
Lcdo. en Educación (Ecuador)
Lcdo. en Educación (Ecuador)
Leí tu carta de despedida el
domingo (01/10/2023) con un sentimiento de desconsuelo. La noticia de tu
regreso a tu tierra significa el cierre de una etapa inconmensurable en nuestro
país. Recuerdo con mucha alegría la primera vez que nos encontramos en las aulas
de la universidad, por tu inusual acento supe que venías del viejo continente.
En nuestra primera clase recuerdo que nos enseñaste un avance de tu proyecto
sobre las casas flotantes, una investigación que me impactó por cómo abordaste
la temática y tu elocuente expresividad.
En esa sesión, no te mentiré,
despertaste mi gusto por la investigación. No me cansaré de expresar y, aunque
no es de tu agrado escucharlo, anhelo seguir tus pasos. Luchaste por dejar una
huella en tus estudiantes, amigos(as) y, sobre todo, en la historia académica y
cultural de Ecuador. Seguramente en estos momentos atiendes a un llamado
personal, entregas un cúmulo de recuerdos que estará por siempre y que podremos
contar a las nuevas generaciones. Por ejemplo, la Editorial CES-AL, que empezó
como un sueño de aula y que de apoco se convirtió en un potente referente de
biografía y literatura ecuatoriana; La Clave, espacio para noveles escritores
como yo que lo usábamos para ejercitar la escritura y el pensamiento crítico;
los congresos que tuvieron su impacto a nivel local e internacional; las
publicaciones en espacios virtuales; las tertulias y las reuniones que quedarán
en la mente de todos nosotros; incluso, las conversaciones mediadas con un café
del Seminario San Luis.
Amigo, discúlpame por abusar de
tu confianza y llamarte así. Eres y serás mi mentor, mi profesor y mi
acompañante en mi formación profesional y personal. Te agradezco infinitamente
por confiar ciegamente en mí y ver algo que hasta ahora no logro descubrirlo.
Hoy soy un maestro con muchas ilusiones, vocación y armas gracias a ti, me
abriste la puerta de la Editorial muy joven y ahora que la evoco ha sido mi
escuela de preparación para el mundo real.
Para finalizar esta corta
carta, retomaré tu mítica frase y que ha sido mi inspiración desde el día que
te conocí: “cada logro es el inicio de otro y lo que hoy hacemos es nada a lo
que realmente tenemos que hacer”. Estoy seguro que regresarás, puesto que
siempre estarás conectado a esta parcela que necesita de ti.
Con mucho amor y cariño, tu eterno amigo Nando.
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