La esplendorosa belleza de la sencillez. Foto: JMCaste. |
He bebido la vida a sorbos intensos
viajando por desconocidos universos,
viendo
las ausencias de las almas buenas,
que exhalan ráfagas de fragancias de convivencia,
encerradas
en frágiles burbujas de cristal.
Un día
frío de serena lluvia otoñal,
con sus ríos desbordados de quimeras,
me susurró
ocultas señales.
Ayer recorría cuerpos vacíos,
hoy esculpo pétalos de azucenas
con alisios de volcanadas violetas.
Esta noche, podría escribirte los versos más tiernos,
soñé que soñaba, que eras luz, sonrisa y vida,
cuánta esperanza esculpida en unos versos
libres,
mientras el atardecer se desvanecía
en pliegues descosidos de alforza
remendada,
y rebrotaban en hilachos de esperanzadora alborada,
sin cadenas que aten.
Me quedo con la sonrisa limpia,
verde que te quiero rojo.
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